La brisa marina, que arrastra consigo los lamentos de las profundidades, acompañados de un persistente olor a... marisco.
Su cara se contrajo en una mueca de desagrado al notar el inoportuno aroma.
Suspiró alejándose de la cubierta para ir hacia el extremo opuesto del barco. Mirando el pedazo de tierra que se volvía a cada segundo más pequeño, su mente comenzó a divagar.
De lo único que se arrepentía en la vida era de haberlo dejado marchar, de insistir en quedarse en esa ciudad que ya no lo necesitaba. Quizás así no hubiesen tenido que pasar tanto tiempo separados. Pero estaba listo para arreglar eso. El propósito de su viaje, era ir al país natal de Ajax y acompañarlo. No quedaba nada para el si no estaba a su lado.
Observando las turbulentas aguas del mar, se preguntó si Osial descansaría en el fondo, se preguntó si el también tenía arrepentimientos.
Sacudiendo la cabeza con pesar, se dispuso a ingresar a la parte techada del lugar; en el horizonte se podían apreciar nubes oscuras, se acercaba una tormenta.
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Tal y como lo había previsto, una precipitación que rozaba lo torrencial se cernía sobre la embarcación. Dedujo que no habría problema ya que no había escatimado en gastos para el viaje, unos días antes de irse, Ajax le había dejado una bolsa repleta de mora.
Cuando le preguntó el porqué, simplemente respondió con una sonrisa despreocupada , "Para que la gastes en lo que te haga feliz. Aunque si me dejas sugerirte algo, un viaje en barco sería una buena inversión" Le había dicho, dedicándole un guiño, procediendo a darse vuelta como si nada y seguir caminando.
Era lo único que había llevado en el bolsillo durante mucho tiempo, no había podido despegarse de esa bolsa desde su partida, ni había podido invertirla en algo que no fuera eso. Cada vez que se olvidaba su mora para pagar, simplemente actuaba como que no tenía, aunque el peso de la misma se sintiera claramente en su bolsillo derecho.
—Señor, ¿puedo ofrecerle algo de comer o beber? —Preguntó amablemente una de las personas de la tripulación.
Declinó su oferta con cortesía, deberían de faltar unas horas para llegar al próximo puerto a cargar provisiones. En momentos como ese, en una especie de calma dentro de la tormenta, recordar el pasado no parecía tan malo.
"—Zhongli, ¿Qué te parece ir a comer a algún lugar?—Preguntó el joven que caminaba a su lado.
—Estaría encantado, pero por favor, esta vez pagaré yo.
—Si, claro —respondió sonriendo de oreja a oreja, al tiempo que se apresuraba hacia uno de los múltiples locales esparcidos por la calle principal.
Desde que había entregado su Gnosis a uno de Los Once cumpliendo las cláusulas de un contrato, se dedicaba a brindar asesoría a quien lo necesitaba y a su trabajo en la funeraria. Pero sobre todo, salía con Tartaglia a diferentes lugares de Liyue, enseñándole sobre la cultura del lugar, sus costumbres y hechos históricos que él parecía absorber como una esponja.
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Contrato Especial (One Shot Tartali)
FanfictionLuego de mucho tiempo, Zhongli emprende un viaje desde Liyue para visitar a la persona que ama. Había pasado tanto tiempo desde que había acariciado su pelo, besado sus labios, tocado su cuerpo. La distancia dolía y había destinos peores que la mu...