Capítulo Dos

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Capítulo Dos – ¿Que hace él aquí?

Tienes que aprender las reglas del juego y después jugar mejor que nadie.

Albert Einstein.

—Dormirás aquí—agarró mi mochila en un movimiento brusco y la lanzó en la cama.

—¡Bruto! ¡¿Cuándo te di esa confianza?!

—Uhm—se hizo el pensativo—Creo, que en el momento en el que accediste a dormir en la habitación de un chico, añadiendo que es un total desconocido para ti, pero teniendo en cuenta que eres tú, no se porque te importa—dijo sin cuidado.

—Mira niño, estás pasando la raya y mis límites—amenacé.

—Disculpa—alzó la manos hacia arriba haciéndose el arrepentido.

Suspiré—¿Sabes qué? Tú tienes razón, no se dónde quedó mi neurona de razonamiento, ¿como pudo dejarme venir aquí? No sé que hago aquí, y contigo...—le dije en un tono ofendido.

—Pues, has venido a dormir ¿cierto?—dijo en un tono sutil mientras se acercaba a mi.

—¿Se puede saber que mierda estás haciendo?—pregunté por su acercamiento, igualmente yo sabría que hacer ante cualquier acción.

—¿Qué crees?—susurró.

Voltee mis ojos en una acción de superioridad—Se las tácticas que ustedes usan, llevo mucho tiempo en esto James y no tendré nada contigo, ¿no te quedó claro que habías perdido tu oportunidad? ¡Oh, espera! Creo que ni siquiera la tenías—comenté en burla.

Él rió ladino—Toma tu sábana bonita,—la lanzó en mi cara—estás balbuceando estupideces creo que debes dormir ya—caminó hacia su cama—Por cierto, mi nombre en tus labios suena jodidamente bien—se acostó.

—¡Hey!—reaccioné tardíamente a sus acciones.

—Ya cállate y duerme o te dejaré afuera—le hice burla a sus palabra con mi boca y recibí un almohadazo como respuesta.

—Que bipolar eres...—susurré.

—Tendrás que acostúmbrate a eso—dijo cerrando la conversación, acomodó su sábana hasta que tapase incluso su cabeza y se giró de espaldas a mi.

Resoplé, me trajo hasta aquí y está quejándose, por mi que se vaya bien a la mierda, mañana trataré de ver a la directora para que me cambie de habitación y no tener que depender de este mocoso.

Me recosté en la cama, dormir no estaba siendo fácil, ya que dormí antes y además mis pesadillas no eran algo que alentara a querer dormir, jodida noche en la que me vida se volvió un martirio.

#

Mi alarma sonó como de costumbre y no tuve problema en apagarla, ya yo había despertado hace unos minutos, ni siquiera sé porque la tenía puesta, ya era costumbre para mi levantar temprano, hice que sucediera hace años. El idiota seguía durmiendo y era una molestia tener que despertarlo, su compañero de cuarto ni siquiera se había aparecido y eso me parecía bastante raro, así que tenía que hacerlo de cualquier modo, no quería causar un momento incómodo estando demás por aquí.

—James—le llamé en un susurro cerca de su oído—James—moví su hombro—¡Despierta idiota!—grité esta vez.

—¡Ah!—se levantó de golpe y yo me hice hacia atrás evitando su cercanía.

—¿Solo te levantas si te digo idiota? ¡Amo esa táctica!

Él resopló—¿Le sigues diciendo idiota a la persona que te acogió?—preguntó incrédulo.

Nuestro Amor Sangriento (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora