>Ramiro<
Intenté tranquilizarme, Evan podía llegar en cualquier momento y que él me viera así era lo menos que quería. Me sentía roto por dentro como si nada estuviera bien y en realidad nada lo estaba, yo iba a morir pronto y no sabía cómo decírselo a todos a mi alrededor.
—Soy un imbécil —Era mucho que asimilar y más cuando creí que todo iba bien conmigo, verme en los pequeños pedazos de espejo que quedaron pegados en la pared era muy patético.
Limpié mi mano con un poco de agua y me percaté de que estaba empapada de sangre y tal vez necesitaría sutura, aunque era lo que menos me importaba.
Estaba a nada de caer de nuevo en ese llanto incontrolable cuando me llegó un mensaje de Evan.
Te veo en el área neonatal, o sea área de bebés. Te amo.
7:37
Allá te veo, Te amo.
7:39
Su mensaje me hizo sonreír un poco, aunque ahora tenía otro miedo, principalmente a que él estuviera en la misma situación y que todo se fuera al carajo para ambos. No logré mantenerme bien por mucho tiempo y lloré de nuevo, en ese punto sentía que las lágrimas salían por si solas y que ya no tenía control de mi cuerpo.
—¡Tienes que ser fuerte, Ramiro! —Me repetí infinidad de veces hasta que deje de llorar, me sentía podrido por dentro, pero tenía que seguir si quería disfrutar lo que me quedaba.
Coloqué mi mejor cara y salí del cuarto, no sabía si decirle lo que pasaba o simplemente ocultarle la verdad. El pasillo hacia el elevador se me hizo eterno porque mi corazón parecía salirse de mi pecho.
Llegué al área neonatal arrastrando los pies esperando a que todo se disipara ante mis pies y que despertara en mi habitación con mi estúpido peluche de ballena arropado con mis sabanas azules.
Todo estaba pintado con colores pastel y flores muy bonitas, me sentía de nuevo ese niño pasando entre los pasillos de un hospital en silla de ruedas, solo que esta vez sin esperanzas de una larga vida.
El área de incubadoras era oscura, pero ahora los dibujos cambiaban a corazones en los colores del arcoíris. No entendía muy bien el porqué Evan me había mandado aquí, pero no tenía buen presentimiento.
Antes de abrir la puerta tomé un gran respiro. Al entrar no lo vi pegado al cristal como cualquier persona normal ante pequeños seres humanos.
—Es envidiable, ¿no? —Caminó hacia mí y me sostuvo de la mano entrelazando mis dedos con los suyos, ese pequeño acto hizo que mi garganta se cerrara impidiendo los sollozos que quería dejar salir.
—¿Qué? —No lo veía a los ojos porque sabía que me echaría a llorar de nuevo, que me quebraría en el piso sin que nadie pudiera unirme de nuevo.
—Su vida —Soltó una risa sin humor que terminó en un suspiro—. A cualquiera de esos bebés los pueden asesinar hoy mismo, y técnicamente no sufrirían... No lo digo por el dolor físico, sino que ninguno sentirá aquel miedo a dejar algo inconcluso.
—Evangeline...
—Su vida es una total joya, dormir y dormir hasta que se hacen más sanos y fuertes. Nosotros somos lo contrario a ellos, cuando dormimos perdemos horas mientras que nuestro cuerpo se descompone lentamente.
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HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO
Fiksi RemajaEl cáncer siempre fue un impedimento para amar, hoy es el que me lleva a conocerte y a tener momentos muy lindos a tu lado, momentos que terminan hasta el último suspiro. (TERMINADA) No se permiten adaptaciones.