Manipulaciones y planes
Damien
Pensar con la cabeza fría para obtener mis objetivos es lo que debo hacer pero tengo claro que por más que quiera cumplir ciertos planes jamás voy a pasar por encima de lo que quiero.
Henrik está llevando el juego de mi falsa relación con Melanie demasiado lejos pero no tiene en cuenta que está intentando jugar con un jugador que ha estado en ligas mayores así que por ende va a perder. Por otro lado Melanie está mal de la cabeza creyéndose cuentos estúpidos que en algún momento le van a caer como un balde de agua fría solo para darse cuenta que nada es como cree, y que yo no soy como supone.
Va a llorar y se va arrepentir por intentar ponerme condiciones porque si algo sé es que a mí nadie me limita de ningún modo. No acato órdenes, no sigo reglas, no dejo que nadie se me imponga, las cosas las hago a mi manera y me da igual quién esté de acuerdo y quién no.
Debo tomarme un par de tragos para poder meterme en mi estúpido papel para cumplir dichos objetivos, obtener lo que requiero y mandar a la mierda lo demás exceptuando una cosa.
Inspiro hondo metiendo las manos en los bolsillos del pantalón y espero a que la persona que menos quiero ver en estos momentos entre a mi oficina.
Desgraciadamente lo hace con una puntualidad que me molesta.
—No voy a firmarte nada —es lo primero que digo cuando toma asiento frente a mí.
—Querido, no...
—Pronto nos vamos a casar, y solo quiero que tu patrimonio esté bien cuidado, justo como lo querría tu padre —me asquea decir esas palabras—. Todo lo que ha pasado no volverá a suceder.
La cara se le ilumina de alegría, y no puede ser más hipócrita. Es una mujer desquiciada, sin un poco de criterio propio y demasiado falsa para mi gusto. Me reclama cosas que ella también ha hecho y viene a darse golpes de pecho haciéndose la víctima.
Una parte muy grande de mí quiere mandar al demonio el plan que tengo desde hace un año, quiero desistir de cumplir mi objetivo de tener la empresa en Alemania y por ende tener más poder, quiero mandar al carajo a Henrik y a Melanie para así poder enfocarme en lo que realmente me importa, en lo que verdaderamente quiero.
Soy consciente que para recuperar a Anastasia no debo poner mis objetivos por encima de ella, y no lo haré, jamás lo haría.
Quiero la empresa, quiero tener más poder, pero la quiero a ella por sobre todas las cosas y me prometo a mí mismo abandonar el maldito plan cuando las cosas comiencen a salirse de control. No la voy a lastimar y voy a poner todo de mí para recuperarla.
—¿Lo prometes?
—¿Acaso no confías en mí?
Asiente poniéndose de pie para abrazarme pero la detengo antes de que pueda tocarme.
—No lo olvides, Melanie —la aparto fingiendo amabilidad—. No me toques, nada de demostraciones de afecto en público y dirigite a mí como lo que soy: tu jefe.
—Tienes razón, querido —se disculpa con una sonrisa y no hay nada que odie más.
Detesto a las mujeres sumisas. Solo me gusta que sean así en términos de cama.
Supongo que algún día habrá alguien que quiera a Melanie pero ese alguien jamás seré yo. No me gustan las personas que carecen de criterio propio, justo como ella y me hace pensar en Chad Callahan y en lo parecidos y aburridos que son.
Melanie solo se atreve a hablar cuando está en su modo desquiciado, aunque dice puras estupideces es la única manera de que tenga un poquito de criterio personal porque fuera de ahí no lo tiene. Si yo le digo que el cielo es rosa, el cielo es rosa simplemente porque yo lo digo y es una completa idiotez.
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Secretos y mentiras
AléatoireAnastasia regresa después de dos años a Londres. Las cosas, por supuesto, no son ni remotamente parecidas a lo que eran antes de marcharse. Las cosas en la central han cambiado, y está luchando consigo misma por no toparse con el más grande fantasma...