1. Reencuentro

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Cuando Hinata lo obligó a aceptar ese trabajo creyó que sería uno más de los miles que había hecho. Que le estaba haciendo un favor a Shoyō más que nada. Tsukishima nunca imaginó que traería tanto caos a su vida, sin embargo no se arrepentía en lo más mínimo.

—Andaaa, acepta la sesión ocupo el dinero porque salgo el fin de semana. Además a ti te pagan más que a mí por cada sesión te estoy haciendo un favor Tsukishima-kun.

Por supuesto que le pagaban menos, Hinata era su ayudante en las sesiones no hacía más que decirle a las personas cómo sonreír o como posar, hacia donde mirar o qué cara poner. Tsukishima era el que se encargaba no sólo de tomar las fotos si no que supervisaba la iluminación, buscaba un buen ángulo, editaba, arreglaba los lentes de la cámara, se movía de un lado a otro. Se merecía esa paga extra.

—Si acepto ¿que me darás a cambio?

—¡¿A cambio?! ¿Qué mas necesitas? ¡La compañía te está pagando por tu trabajo!

—Pero no soy yo el que necesita el dinero de urgencia, puedo rechazar y alguien más cubriría las fotos.

—¡Pero Tsukishima! ¿Por qué eres el jefe tú? —refunfuñó Hinata —Yo debería ser el jefe.

—Porque me pagan más.

—¡Siempre humillando a los de trabajo humilde! Eres un grosero.

Tsukishima suspiró y continuó con su trabajo. Estaba editando unas fotos de su último cliente, un modelo famoso que había contratado a la agencia donde trabajaban él y Hinata: Lev Haiba.

Hinata le lanzó una bola de papel a la cabeza.

La agencia les había dado una oficina, tenía un par de sillas y dos escritorios de los que Tsukishima se había adueñado ya que Shoyō pasaba poco tiempo en el lugar y no tenía nada por editar ni que poner en su escritorio.

—¡Acepta el trabajo por favor! Te traeré cafés todas las mañanas, dijiste que te gustaban las galletas de almendras también te puedo traer de esas y—

—De nuez— corrigió Tsukishima—Soy alérgico a la almendra gracias por ofrecerte a matarme.

—Galletas de nuez entonces ¡Por favor Tsukishima! Yo siempre te hago favores.

—Nunca me has hecho un favor.

—¡Puedo empezar!

Después de mucho discutir y molestar, Kei finalmente aceptó el trabajo. Sería un miércoles muy temprano por la mañana pues su cliente quería unas fotos en el amanecer con los árboles de cerezo. Era un chico miembro de una boyband supuestamente famosa en el mundo de la música así que le traería buena fama tanto a él como fotógrafo como a la agencia.

Se quedaron de ver en el lugar a las cuatro de la mañana para arreglar todo, un poco desmañanado Tsukishima llegó para darse cuenta que ya había personas haciendo su trabajo. Quien sea que fuese ese idol al que iba a fotografiar tenía un buen equipo de trabajo. Mientras arreglaba unos detalles con el manager y el modelo era maquillado en algún camerino improvisado, Hinata llegó. Y para ser las cuatro de la mañana tenía energía. Cosa que molestó un poco al rubio.

—Comienza tu paga y tráeme un café.

—Primero que nada, buenos días para ti también Tsukishima-kun. Segundo ¿me ves cara de mandadero? Y tercero ¿donde voy a conseguir un café a las cuatro de la mañana?

—Ese es tu problema, anda y llega antes de que empiece la sesión o te voy a descontar tu paga.

Casi media hora después y a poco tiempo de iniciar alguien lo llamó.
—¿Tsukki-chan?

Verte otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora