Yuuji se dio cuenta que le gustaban los chicos, pero en casa no dijo nada debido a la vergüenza. Sin embargo, sus hermanos mayores lo notaron de inmediato. Sukuna; su hermano de en medio, no se lo tomo ni bien ni mal, simplemente siguió su vida, gimnasio, amistades, fiesta y trabajo. Choso, su hermano mayor, solo se quedó en silencio, la expresión de su cara le era indescifrable.
Yuuji no iba a mentir que no se sintió un poco decepcionado, pensando que lo odiaba o que pensaba que era algún tipo de mentira o confusión en su cabeza. Yuuji después de todo a penas tenia doce años. Aun le faltaba mucho que ver por delante en su vida.
De hecho, tan poco le importó su salida del armario que ni siquiera les dijo la noticia a sus padres y además continuó ejecutando sus costumbres, como ir en ropa interior por la casa o tocarse la entrepierna cuando arreglaba la incomodidad de esta constantemente. Incluso un par de veces y por error al salir a beber agua por las madrugadas y acostumbrado a la ausencia de papá y mamá, vio a Choso que solía masturbarse con la puerta de su habitación abierta y el volumen del porno un poco alto.
Yuuji piensa que fueron esos momentos de su niñez lo que lo convirtieron en lo que era. Qué bueno; no era un depravado, pero con el tiempo, comenzó a buscar algo parecido a su hermano de manera inconsciente.
Cuando comenzó a tener esos sueños extraños que no entendía, se dio cuenta de cómo se sentía teniendo la tentación de lo guapo que era su hermano y lo prohibido en su propia morada.
Así que; cuando les dijo a ambos hermanos mayores del cómo se sentía, no pudo identificar sobre cómo le sentaba Choso que su hermano pequeño gustara de los hombres.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un día, mientras cenaban, Choso hizo un comentario en el que llamaba joto a un compañero de su trabajo, Yuuji; sintiéndose un poco o más bien muy ofendido por la palabra le pregunto, armándose de valor, si estaba en contra da homosexualidad.
—¿Pero qué preguntas Yuuji? ¿Es porque te gustan los chicos? A mí eso me da igual— le respondió un poco mas serio —...Sabes que suelo llamar así a Goyo cuando me enojo—
—Pero Onii-san, usas mucho la maldita palabra "joto" a cada rato, no me gusta. Siento que me haces de menos—
—Si, eso es una expresión Yuuji, no es que te odie porque te gusta algo diferente. De ahora en adelante tendré en cuenta eso y cambiare mi forma de referirme a el o a cualquiera ¿Te parece? —
—Yo no soy diferente..., sólo tengo una peculiaridad— le dijo Yuuji, bajando un poco la cabeza
A pesar de la forma en la que estaba con la cabeza gacha, Yuuji pudo ver que su hermano mayor le miró desconcertado y de súbito se aproximó a su silla, agachándose a su lado, levantando su barbilla para que le viera a los ojos. Si una cosa le gustaba a Yuuji era el ébano del color del cabello de este, la forma en la que lo acomodaba atado en esas peculiares coletas. Pero también cuando lo dejaba suelto estando en la casa descansando, haciéndole ver como alguien oscuro y malo.
