Mijaíl estaba cansado de ese par de críos y debía poner final a toda esa situación o esos dos por ellos mismos no harían una soberana mierda. Andó con tranquilidad hacia los dos hermanos mientras los hombres de ambos bandos al verle, paraban de matarse como si su sola presencia fuera un maldito hechizo. De algo tenia servir haber sido el más antiguo y letal de los patriarcas antaño. Resoplando mientras intentaba que no se notara que a esas alturas estaba bastante oxidado y cuando tuvo a ese par cerca, separándoles de un solo golpe para que tanto Sergey, como Yacob se quedaran mirándolo de forma incrédula.
"Esto termina aquí chicos." Mijaíl apuntando a cada uno de ellos con una arma, degustó la ventaja de que esos dos animales al final hubiesen preferido matarse con sus propias manos.
"No te metas Mijaíl. ¿Qué coño haces aquí?" Yacob recuperando el aliento mientras se mantenía quieto, miró los ojos envejecidos de su patriarca. Esa advertencia no era una jodida broma y ambos hermanos Sokolov lo sabían: si Mijaíl les apuntaba, era porque si desobedecían, les mataría sin miramientos.
"Todo esto en parte fue mi culpa... así que empezaremos por lo más fácil." Mijaíl dirigiendo su mirada a todo ese batallón de hombres que se mantenían en guardia, pegó un disparo al aire para volver a apuntar de nuevo a Sergey. "¡Esta maldita riña de hermanos terminará ahora! ¡Los que quieran morir, que sigan matándose entre ellos por dos incompetentes que han llevado sus asuntos personales a la hermandad! ¡Los que quieran vivir que se retiren ahora mismo! ¡Los hombres de Yacob Sokolov conmigo y los se Sergey, o bien lo mismo o acabarán en las mismas condiciones que su jefe!"
"Tú y tus malditas preferencias viejo." Sergey pasándose las manos por el cabello, pudo localizar con su mirada a Lev. Maldiciendo internamente cuando pudo verlo de rodillas ante el peor verdugo que podía existir: Dimitri. "¿Vas a acabar tú solo con todo esto?"
"Si. Y me vas a dejar hablar por los años que te crié." Mijaíl mordaz, pudo ver como en ese hombre de cabello oscuros quedaba algún resquicio de respeto, ya que evitó su mirada y le obedeció parcialmente. No sin antes obviamente blasfemar. "Toda esta mierda ha sido en parte culpa mía. A ti Sergey, te dejé vivir pese a todo lo sucedido y formar tu propia hermandad con Lev como moneda de cambio. Y a ti Yacob, te he dado más poder del que podías soportar. Había un pacto y se ha quebrantado y aunque me gustaría pensar que una vez os matéis quedará solventado... en mi consciencia sé que no, así que propondré yo la solución."
"Eso quiere decir que deberemos obedecer. ¿No?" Yacob sentándose en el suelo miró al de cabellos grises que sonrió torcidamente. "Bien Mijaíl, ilumíname y dime que mierda harás para que él no vuelva en su puta vida y yo me mantenga al margen. Porque no querrás matarle es como un hijo para ti... uno bastardo e hijo de puta pero lo es."
"¿Hablas de ti mismo querido?" Mijaíl con saña, escarmentó al rubio que chasqueó la lengua mientras que el hermano mayor, imitando al pequeño se sentaba en el suelo riéndose. "Dimitri, trae a Lev."
Dimitri al otro lado obedeció en silencio, agarrando por la cabellera a ese maníaco y arrastrándolo hacia la posición de ese trío tan imponente y a la vez cómico. Se estaba conteniendo para no volarle la tapa de los sesos a ese jodido idiota pero ante todo confiaba en Mijaíl. Y aunque Yacob era su jefe, en esos momentos no quería, ni podía obedecerle tras el mero hecho de dejarle atrás en esa jodida venganza.
"Las cosas van a ir así y no pienso entrar en detalles para aburrir al público. Lev originó toda esta mierda pero la responsabilidad era de su dueño... Sergey. A partir de allí todo se ha ido de madre así que empezaremos y acabaremos con el problema de una sola tajada y de forma que todos estemos contentos." Mijaíl dejando de apuntar a esos dos ahora que los tenía calmados, suspiró con tranquilidad, esperando que su plan funcionara. "Dimitri se encargará de ocasionarle las mismas heridas que Sergey le hizo a Clay, si se ensaña, no le juzguéis."
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Eternal.
RomanceAiden un camarero de un club exclusivo llamado Eternal que se cruzará con su perdición: Yacob, un mafioso que no será capaz de soltarle. Llevando a ambos a una espiral de pasión, perversión y sexo. Aflorando todas las inquietudes, miedos y deseos. ✨...