chapter 6

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¿Algún remordimiento por matar a mi familia y comermelos? No la verdad es ninguno, aquí os dejo un poema que le escribí a unas de mis víctimas.

Con tu pelo siento que me puedo quemar,
Tu sientes que yo te puedo amar,
Yo solo siento una cosa al verte
Al sentir tu cuerpo deseo comerte,
Con este cuchillo deseo tu sabor,
Y tu tez pálida es un punto a favor.

Fue bastante vendido a decir verdad, porque a la gente le gusta algo que para ellos es terrorífico y tétrico si luego se quejan si es verdad?

Lástima que mis víctimas no puedan leer sus poemas, me gustaba ganarme la vida con mis poemas aunque la gente no entendieran el mensaje que quería dar, que todo eso era real.

Matar por las noches siempre se me hizo divertido al principio sí que era para comer pero una vez que matas es una droga.

No podía dormir sin matar, necesitaba dormirme acordándome de los gritos de mi víctima, raro no?.

Aunque algo seguía cabreandome el sabor de mi madre, porque no encontraba ese excitante sabor?

Mmm, nunca lo entendería…

Ojalá Lucky, mi conejo, hubiera probado ese sabor, pero aún así era precioso guardar sus pieles.

Una vez el cadáver estaba en el suelo yo me ponía encima de ese frío cuerpo, mi cuchillo cortaba sus caras dejando un rostro sin piel.

Después de eso tomaba un café, daba igual la hora que fuera.

El momento precioso para matar era los días lluviosos, mientras las gotas recorrian mi espalda y mi cara mi cuchillo se enterraban en sus pechos mientras la lluvia lo limpiaba.


















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