Trigger Warning: Este capítulo tiene contenido sensible sobre TCA y situaciones de machismo, que puede incomodar a algunos lectores. Por favor leer con precaución.
Raven no podía creer lo que acaba de oír. Se quedó paralizada, mirando a Domynic incrédula.
-He visto lo nerviosa e insegura que te pones -el muchacho dio un paso hacia ella. Esperaba que ella retrocediera, pero sólo se quedó fija en el mismo sitio, dejando que se acortara la distancia entre ellos-. Sólo quiero entender porqué.
Él la miró expectante, mientras Raven seguía dudando. No quería revivir todo eso, pero la mirada sincera de Domynic la invitaba a abrirse con él. Sólo quiere ayudarme, pensó.
-está bien, te mostraré -la muchacha se removió insegura. Miraba hacia los lados en busca de una piedra o algún otro objeto con el que hacerse el corte. Recogió una piedra con un borde filoso y se la enseñó al muchacho que asintió.
La tomó de la mano y la condujo al centro de la cueva. Se sentaron uno frente al otro. Raven observaba el piso considerando lo que estaba a punto de hacer. El muchacho puso su mano bajo el mentón de la chica para que lo mirara a los ojos. Al hacerlo, Raven sintió una renovada confianza; era una sensación fugaz, pero la sinceridad que escondían los ojos del joven vampiro le dio el último impulso que necesitaba para hacerse el corte en la palma de la mano. Presionó la piedra contra la piel con suficiente fuerza como para que sangre empezara a brotar de ella, y luego se la pasó a Domynic, quien la imitó. Se tomaron de las manos y el mundo real empezó a volverse borroso mientras se sumían en la conexión de almas. Antes de que todo se desvaneciera por completo, el muchacho le dio un apretón a la mano de Raven para inspirarle confianza. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo más, la imagen del alma fragmentada de su mitad perfecta se materializó delante de sus ojos. Le dio esperanzas ver que ahora, estaba partida en menos trozos, como si en todo el tiempo desde que la había conocido ella hubiera sanado algunas heridas. En cambio, el muchacho seguía viéndose tan oscuro como el primer día. Su alma seguía siendo, para Raven, una bruma oscura y poco transparente.
-Tuve mi primer novio a los dieciséis. Conocí a Samuel en una fiesta -empezó a relatar la joven al tiempo que una imagen se disparaba hacia Domynic para que pudiera ver el momento.
Una fiesta de disfraces se desplegó frente a sus ojos, con adolescentes bailando con vasos en la mano. Al vampiro le llamó la atención la mirada lasciva de muchos hombres sobre las mujeres, entre ellas, la de un chico pelinegro que se relamía los labios con la vista clavada en una chica que reía en una esquina. Incluso con su disfraz de policía, Raven era inconfundible para Domynic. Llevaba un enterizo largo pegado al cuerpo, de color azul oscuro, con un cinturón que tenían incorporadas una esposas y una placa de plástico. Sus ondas de cabello café estaban adornadas por un gorro acorde con el atuendo en general. El estómago de Domynic se revolvió al pensar que ese chico que la miraba de esa forma tan desagradable podría llegar a ser el primer novio de la muchacha. Cuando la chica con la que hablaba Raven se perdió entre la multitud y se quedó sola, el pelinegro se acercó a ella con una sonrisa torcida y un vaso en la mano.
-Al fin sola, bonita. ¿Quieres un trago?
-Estoy bien, gracias - Raven no era zonza. Sabía perfectamente lo que buscaba este sujeto con ella; debía salir de allí - iré a buscar a mi amiga... - intentó abrirse paso, pero el chico la agarró de las esposas de la cintura atrayéndola contra él para luego empujarla contra la pared. Raven tragó duro intentando conservar la calma.
-No necesitas a tu amiga. Acompáñame arriba, nos divertiremos... - la agarró de la muñeca obligándola a seguirlo entre la multitud, en dirección a las escaleras que llevaban a la primera planta. Al pie de las escaleras, se puso a sus espaldas aferrándose a la cadera de la chica inescrupulosamente mientras la empujaba para que subiera.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
VampirosPrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...