65. Plenitud

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La quimioterapia había resultado ser insuficiente, así que Namjoon había decidido dejarla, porque honestamente sentía que solo le drenaba lo poco de energías que le quedaban. Librarse de ella había sido liberador para él, pero para Seokjin había sido todo lo contrario. El mayor se había repetido mil veces que desear una vida con Namjoon traía consigo solo desilusiones y dolor, empero le había resultado imposible no hacerlo por lo menos unos momentos. Sin embargo, ello había sido suficiente para engañarse y que la decisión del moreno lo devolviese de golpe a la realidad.

– Seokjin.

Namjoon acuna el rostro del mayor, pero este rompe el contacto.

– Perdóname –se apresura a decir, mientras seca las lágrimas que comienzan a rodar por sus mejillas–. La idea de no tenerte me... lastima demasiado.

Namjoon asiente y deja algunos besos en su rostro–. Lo sé y lo lamento, mi vida.

Seokjin se obliga a recomponerse –. No tienes que disculparte. Yo puedo desear muchas cosas, pero lo principal y más importante para mí es que tú seas feliz y te sientas bien, a pesar de todo. Yo respeto todas tus decisiones y las entiendo, así que no tienes que pedir disculpas por nada.

– Gracias por todo, Seokjin.

Ambos se toman de las manos y permiten que el silencio los acompañe por unos minutos. Las palabras no eran necesarias, pues, de alguna forma, los dos habían conseguido encontrar tranquilidad en aquellos breves momentos en que simplemente se sentaban a escuchar música, autos pasar, pájaros cantar o el sonido de la lluvia al caer sobre Seúl.

– ¿Podemos encender la radio? –pregunta Namjoon, obteniendo una respuesta afirmativa de Seokjin.

Durante el tiempo que llevaban compartiendo juntos, Namjoon había dejado muchas claras sobre la mesa, entre ellas, la eutanasia

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Durante el tiempo que llevaban compartiendo juntos, Namjoon había dejado muchas claras sobre la mesa, entre ellas, la eutanasia. Su familia no lo había tomado bien al comienzo, pero tener a Seokjin a su lado había sido de mucha ayuda para mantener su estabilidad emocional. Deseaba poder encontrarse con él en otra vida, amarle sin sentirse corto de tiempo y darle todo lo demás que no podía en esta. Entonces, con la idea de que nada perdía intentándolo, a pesar de ser imposible por completo, Namjoon decide que era el momento adecuado para preguntarle al mayor aquello que tanto había anhelado.

– Seokjin, ¿te casarías conmigo?

El mayor pestañea un par de veces, todavía algo sobrecogido por la repentina propuesta. Toma las manos de Namjoon y, con nuevamente los ojos llenos de lágrimas, asiente.

– Es lo que más deseo en esta vida.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora