𝐄𝐋 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐑𝐈𝐀𝐃𝐎 | ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ

VI

La habitación de Taehyung era bastante amplia a decir verdad, una cama de matrimonio situada en el centro de la misma con un armario a la derecha junto a la puerta que daba al baño. A la izquierda había un gran ventanal que dejaba la vista de toda la ciudad y se veía preciosa a esas horas de la madrugada.

Jungkook se tambaleó varias veces antes de caer de espaldas a la mullida cama, quería saber que tanto había bebido para sentir como todo su alrededor daba vueltas. La angustia llegó a su pecho junto a las tremendas ganas de vomitar pero se contuvo, cortando su respiración por un par de segundos.

Taehyung recostó su cuerpo en la puerta de madera, cruzando los brazos sobre su pecho mientras veía el desastroso aspecto del castaño.

— Eres tan inmaduro que no sabes ni comportarte en un maldito acto benéfico.

— ¿A eso lo llamas acto benéfico? —se carcajeó— parece más una fiesta, de esas que vas en tu primer año de universidad donde todos se emborrachan hasta llegar al coma o se drogan con polvos extraños.

— Wow, pensé que no serías capaz de articular más de una palabra sin atropellarte con tu propia lengua.

— Yo controlo —hipó— bueno, eso creo.

El castaño incorporó la mitad de su cuerpo, sosteniendo sus manos a las sábanas de seda. Sus ojos repararon la figura que le observaba y que ahora se estaba acercando hacia él.

— ¿Siempre te ves así?

— Define "así".

— Así de arrogante, odioso y sexy —bufó, abultando su labio inferior— detesto que mi cuerpo se altere cuando te tengo cerca.

— ¿Te pongo nervioso? —inquirió el pelinegro con una sonrisa en sus labios.

— No.

— Ajá.

Taehyung pasó sus manos suavemente por los hombros del contrario hasta llegar al lazo del vestido, desatándolo de un solo tirón.

La cremallera del mismo fue bajado hasta la mitad, porque jungkook le empujó antes de poder continuar con su tarea. Su piel se había erizado con el tacto de las frías manos del pelinegro.

— Que haces idiota, no quiero que me toques.

— Es obvio, te estoy desnudando.

— Deja de ser tan descarado —sus ojos conectaron y jungkook tragó saliva— si tu mujer no te satisface lo suficiente en la cama no es mi maldito problema.

— A veces me pregunto por qué acepté que trabajaras para mi —murmuró para si mismo taehyung— no te desvisto porque quiera acostarme contigo, idiota.

— Entonces para qué.

— Tu vestido está manchado de alcohol y de quien sabe que, solo trato de ser amable, te pido que no seas un jodido dolor de cabeza por esta noche.

Taehyung fue hasta su armario sacando una camisa y un pantalón viejo.

— Nunca eres amable conmigo —dijo balanceando las piernas— seguro que mañana me harás limpiar todo con un trapo y un cubo, como cenicienta.

— ¿Tan cruel crees que soy? —el asentimiento de cabeza del castaño le hizo reír— bueno, lo seré si no dejas que te ayude a quitarte el harapo que traes puesto.