Capítulo 28

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Dos días después de la entrevista, me dirigí muy temprano con dirección hacia las oficinas de Nuevos Talentos. Tenía una reunión con los abogados y ya tenía planeado que pensaba decirles.

Una vez que llegué pase de frente al área Legal.

—Cristel. Me sorprende verte de nuevo —comentó mi abogada.

—Siento irme del juicio sin avisarte —respondí.

—Tampoco fue demasiado grave.

—Cristel —dijo el abogado que estaba a mi izquierda—. Michael me dijo que querías que la sesión final sea aquí ¿Verdad? 

—Sí.

—Bueno, lo haremos —contestó—. Complicará un poco ciertas cosas, pero es posible.

—Michael además dijo que tenías un plan en mente —dijo mi abogada—. ¿Es cierto?

—Tengo uno. No sé que tan legal y moral sea.

Luego de salir de la oficina, caminé hacia el auto que estaba esperándome. Había quedado con los chicos en almorzar, así que me dirigí al restaurante. Mientras, en el camino, revisé mis redes sociales. Tenía muchos comentarios ahora que había vuelto a subir videos. En su mayoría eran positivos, llenos de felicidad por mi regreso. Mientras que otros, decían que le pidiera perdón a Natalia y que dejará las redes sociales.

Respondí a los mensajes positivos agradeciéndoles su cariño y constante aprecio. A su vez, aproveché para subir algunas historias a mi Instagram.

—Llegamos —comentó el chofer.

—Gracias.

Al bajar observé como el chofer me miraba vigilante, casi como si quisiera percatarse de algo. Extrañada, salí sin despedirme.

Algunos de los chicos ya habían llegado, entre ellos estaba Thomas, quien me vio acercarme y apartó la mirada de inmediato. Sí, las cosas no estaban bien entre nosotros. Después de nuestra última conversación, no habíamos vuelto a hablar.

No iba a negar que aún sentía de todo por él, pero tampoco iba a dejar que eso tomara control. Lo escondía, y aunque eso no evitara que continuará sintiéndose, ayudaba en algo.

—¿Cómo están? —pregunté en general. 

Abigail había llegado junto con Andrew y estaban tomando una soda compartida, mientras que Thomas tenía una botella de agua en su mano.

—Pues bien, supongo —contestó—. Las redes no son lo mío —se sinceró—. Pero a mis videos de maquillaje parecen ir bien.

—Es maravillosa —afirmó Andrew, para luego voltear hacia mí emocionado—. ¿Has visto sus maquillajes?

—Sí —respondí—. Son asombrosos en verdad.

Abigaíl negó con la cabeza.

—Están exagerando.

—Claro que no —comentó de pronto Thomas interesado en la conversación—. Tienes un gran talento —afirmó—. Recuerdo cuando en Halloween nos ... —dijo, pero al instante se retractó—. Me maquillaste —terminó de decir cambiando su expresión por completo—. Lo hiciste muy bien ese día.

Abigaíl lo miró en silencio para luego asentir. La tensión en el ambiente se podía  saborear. Estaba claro que estaban hablando de algo en lo que yo no estaba ni un poco relacionada.Pero tampoco era mi asunto, así que lo dejé pasar.

El resto del desayuno se pasó en una conversación amena.

—¿Esta semana es el juicio? —preguntó Andrew.

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora