"Cállate y baila conmigo"
La noche después de que Mau y yo discutimos, él me acompañó a casa, se disculpó por haberme gritado y yo hice lo mismo, después de eso, ambos concordamos que era mejor olvidar lo que acababa de suceder y nos dimos un abrazo para sellar nuestra amistad, sólo eso. Al día siguiente, me dirigí a casa de Aidan para darle la sorpresa que le había preparado desde antes de regresar de Roma. Cuando llegué a casa de Aidan, pude ver a Mau afuera de la suya y nos saludamos como siempre, como si no hubiese pasado la noche anterior, creo que después de todo, ambos estábamos tranquilos.
–Hey! -saludó Aidan sonriendo cuando me abrió la puerta-
–Hola -sonreí- ¿Cómo sigue tu golpe?
–Uh, ya no me duele
–Me alegro. ¿Estás listo? -pregunté sonriendo-
–¿Para qué?
–Para la sorpresa que te tengo -dije aún sonriendo-
–¿Sorpresa? No es mi cumpleaños -dijo mostrándose confundido-
–No tiene que ser tu cumpleaños para que te dé una sorpresa
–¿Ajá? -frunció el ceño- ¿Qué te sucede hoy?
–¿Qué?
–Esto es raro. Tú no eres así -dijo con confusión y yo reí-
–No entiendo porqué te parece raro, tú siempre te quejas de que no soy detallista, y hoy que me digné a darte una sorpresa, ¿te parece raro? ¿En serio? No deberías cuestionarlo y deberías aprovecharlo
–No sé, es raro -dijo de nuevo y yo volví a reír-
–Ok, sí es raro -admití yo también- Pero es lindo, ¿no crees? -sonreí-
–¿Supongo? -fingió-
–¡Oye! Claro que es lindo -dije con indignación-
–Ok, lo es -dijo riendo-
–Bien, entonces vamos -dije y tomé su mano para empezar a caminar- Oh, espera -nos detuvimos- ¿Sigues conservando a Eva?
–Tu pregunta me ofende. ¡Por supuesto que sí!
–Entonces tráela -ordené-
–¿Para qué? -preguntó confundido-
–Sólo tráela y tu guitarra también -volví a ordenar-
Aidan sólo me veía confundido.
–Por favor -pedí-
–Ok -dijo aún confundido y regresó a su casa por lo que le pedí-
Mientras Aidan iba a su casa, Mau quien seguí afuera de la suya, se acercó a mí montado en su patineta.
–¿Sorpresa para Aidan? ¿Es lo que yo sé o hay algo más? -preguntó Mau-
Mucho antes de lo sucedido entre nosotros, le había contado a Mau la sorpresa que tenía para Aidan.
–Es lo que tú sabes -sonreí-
–¿Jull...?
–Shh -lo interrumpí- Cállate, ahí viene
–Ok, entonces me voy -dijo sonriendo y luego se fue en su patineta-
–Aquí están -dijo Aidan mostrándome a Eva y la guitarra-
–Ok, vamos -sonreí-
–¿Puedo saber exactamente a dónde vamos? -preguntó cuando empezamos a caminar-
–Ya lo verás -volví a sonreír-
Después de unos minutos de camino y de escuchar a Aidan rogar para que al menos le dijera un poco de que se trataba todo eso, por fin llegamos a la que solía ser la casa de mis abuelos, y desde hace mucho tiempo, un lugar muy especial para Aidan y para mí, nuestra madriguera del conejo.
–¿Estás listo para entrar? -pregunté sonriendo-
–¿Esta es la sorpresa? -preguntó observando la casa-
–Es parte de la sorpresa, sí
–Para mí esto ya es bastante sorpresa
–Entremos -sonreí y caminé hacia la puerta-
–¡Espera!
–¿Qué? Por favor no hagas un drama como el que hiciste cuando regresaste al Starbucks -supliqué-
–Tranquila, no lo haré -sonrió- Es sólo que olvidaste tomar mi mano -dijo y me extendió su mano-
–Cursi -dije entrelazando mi mano con la suya-
Entramos y subimos a la azotea, después de todo, la azotea de casa de mis abuelos era exactamente nuestra madriguera del conejo.
–¿Tiro al blanco? -preguntó Aidan sonriendo-
Hace semanas había preparado aquella sorpresa para Aidan, pero no sabía exactamente cómo decirle, así que la noche anterior, cuando apostamos a que Mau y Roby se besarían, me hizo recordar la apuesta que hicimos hace años cuando fuimos juntos a la feria, y entonces supe como debía darle aquella sorpresa; montando un tiro al blanco de globos en nuestra madriguera del conejo.
–¡Ajá! -sonreí- Como en la feria, ¿recuerdas? Yo recuerdo que tu puntería es pésima, veamos si hoy la mejoras
–¿Vamos a competir? ¿Y qué apostaremos?
–Oye tranquilo, ludópata
–¿Ludo qué?
–En realidad no vamos a competir, ni apostaremos nada. Sólo tú reventarás esos globos. Verás, dentro de esos globos hay una sorpresa; una nota que indica lo que tú y yo haremos algún día -expliqué-
–¿Algún día?
–Sí, son cosas que haremos cuando tengamos la oportunidad. Ya sea hoy, mañana, en tres meses o en 268 días, no importa cuándo, lo importante es que las haremos
–Entiendo, las haremos en el transcurso de nuestra vida
–Sí, de nuestra vida juntos -dije y ambos sonreímos- Bien, ¿estás listo para reventar los globos?
–Sí, pero antes, tengo algunas dudas
–Pregunta -dije mientras preparaba los dardos-
–¿Por qué todos los globos son del mismo color excepto uno?
–Porque el que es de color diferente tienes prohibido reventarlo, podrás hacerlo después de que hayas terminado con los otros globos
–¿Y si intento reventar los otros globos, pero mi puntería falla y termino reventando ese globo antes de tiempo? -dijo esbozando una sonrisa lobuna-
–No te atreverías -advertí-
–¿Qué hay en ese globo? -preguntó ansioso-
–Una sorpresa, como en todos los demás
–La mejor sorpresa -dije en mi mente-
–Por favor, déjame reventar ese globo primero -rogó-
–No -dije tajante- Oye, ¿nos has escuchado la frase de "lo mejor hasta el final"?
–¿O sea que en ese globo está la mejor sorpresa? -preguntó sonriendo-
–Sí, la que más vas a amar -sonreí- Oye, ya he dicho mucho. Ten -le entregué los dardos- Revienta los globos ya
–Está bien -se rindió- Pero aún tengo dudas
–Pues habla -dije un poco alterada-
–Bien. ¿Por qué trajimos a Eva?
–Oh -dije y saqué a Wall•E del bolsillo de mi buzo, luego los coloqué a ambos a un lado del tablero de tiro al blanco- Creí que sería lindo que Wall•E y Eva estuvieran aquí, al fin y al cabo ellos son parte de este lugar; ellos son parte de nuestra madriguera del conejo
Aidan y yo sonreímos.
–¿Y la guitarra? -preguntó denotando confusión-
–Uh... ¿Qué? ¿Hoy no quieres cantarme? -sonreí-
–Por supuesto -sonrió-
–Bien, entonces revienta los globos
–Son como 268, ¿en serio hay algo dentro de todos?
–Uh, en realidad no. Algunos no tienen nada, lo que significa que cuando revientes un globo así, tú tendrás el derecho a elegir lo que haremos algún día -expliqué-
–Oh, me gusta eso -sonrió-
Aidan reventó el primer globo, recogió la nota del piso y la leyó.
–"Ir a un concierto" -leyó-
–Al que tú quieras
Aidan continuó haciendo lo mismo-
–"Brincar en trampolín" -leyó y rio-
–Será divertido
[...]
–"Practicar un deporte extremo"
–Tú decides también. No sé, paracaidismo, parapente, rafting, alpinismo, rápel, paintball -propuse-
–Todos -respondió-
–Podría ser -dije encogiendo los hombros-
[...]
–"Recrear escenas de Eleanor y Park" -leyó sonriendo-
–¡Sí! -sonreí-
–Excepto la escena donde Eleanor se marcha -advirtió-
–De acuerdo, esa y otras escenas tristes, están prohibidas
[...]
Aidan reventó otro globo, pero este no tenía nada dentro.
–No hay nada
–Tú eliges
–Bien. Tú quieres recrear escenas de Eleanor y Park, ¿cierto?
–Sí
–Pues yo quiero que recreemos nuestra primera cita -sonrió-
–¿Un picnic en la cancha pública de baloncesto?
–¡Por favor!
–¡Sí, me encanta!
[...]
Aidan siguió reventando globos.
–"Construir castillos de arena y enterrarnos bajo la arena en la playa" -leyó- Me encanta esa idea
[...]
–Nada otra vez
–¿Y bien?
–¿Te gustan los caballos? Porque montaremos a caballo
–Uh, prefiero los unicornios
–Lástima, los unicornios no existen
–¿Tú qué sabes de mitología griega?
–¿Y tú?
–Gracias a Mau, mucho -dije y sonreí-
A Mau le fascinaba la mitología griega, cada que podía hablaba sobre eso, y creo que su Dios favorito era Morfeo, siempre lo mencionaba también.
–Como sea. Igual realizaremos una cabalgata
–Ok, ok, ok. Usted gana, señor Gallagher -dije riendo ligeramente-
Aidan reventó otro globo.
–¿"Tomar clases de baile"? -sonrió-
–Oh sí, ¿no te parece un gran idea? ¡Por fin bailaremos con habilidad! -dije sonriendo-
–No pudiste tener una idea mejor -dijo sonriendo-
[...]
–"Armar un rompecabezas"
–Sí, el más grande que encontremos
[...]
–"Viajar juntos"
–Quiero viajar por todo el mundo contigo -sonreí-
–Cursi -se burló-
–La próxima vez que me llames así, cancelaré los viajes que aún no planeo, pero que planearé contigo, quedas advertido
[...]
–"Jugar con pistolas de agua"
–Con agua fría, y, en invierno
–Mejor en verano, no quiero resfriarme
–No decías eso hace unos días cuando bailamos bajo la lluvia, o mejor dicho, cuando estuvimos empapándonos bajo una intensa tormenta
Reímos.
[...]
Aidan reventó un globo más, pero no había nada.
–Quiero que cocinemos juntos
–Pero yo no sé cocinar
–Por eso, yo te enseñaré -sonrió-
[...]
–Quedan pocos globos
–Sí. Felicidades, tu puntería mejoró -lo aplaudí-
Reventó otro globo.
–"Adoptar una mascosta" -leyó- Que sea un gato, pero que no tenga nombre de ardilla, por favor
–Ok -dije riendo-
[...]
–"Dedicarnos canciones en la radio" -leyó sonriendo-
–Sí, de vez en cuando llamaremos a estaciones de radio y nos dedicaremos canciones -dije sonriendo-
–Por favor no canceles los viajes juntos, pero, ¡cursi! -dijo sonriendo y yo rodé los ojos-
[...]
–Este no tenía nada
–Tú sabes lo que significa
–Ok. Visitaremos el Museo Batman
–Disculpa, ¿el qué?
Aidan se carcajeó.
–No, yo paso. Prefiero hacer otra cosa. No pienso ir al museo de un tipo que todo lo que hace es levantar una ceja y decir "soy Batman" -dije y Aidan volvió a reír.
–Lo siento, tú pusiste las reglas; globo que no tuviera nada dentro, globo en el que yo decidía qué hacer y ya decidí -dijo esbozando una sonrisa lobuna- Soy Batman -dijo imitándolo-
Después de un rato, Aidan ya había reventado todos los globos leyendo cosas como "construir un fuerte de almohadas y sábanas y dormir dentro", "jugar juegos de mesa", "escalar una montaña", "visitar todas las librerías que podamos en un día", "acampar en la playa", "ahora tú me leerás a mí" y eligiendo otras como "ir a un auto-cinema", "colarnos en algún evento", "dormir al aire libre", etc. Sólo restaba un libro por reventar y Aidan no podía con la emoción de saber por fin qué había en es globo de color diferente.
–Sólo queda uno -dijo Aidan sonriendo-
–¿En serio, señor obviedad?
–¿Ya puedo? -dijo con emoción-
–Adelante -sonreí-
Aidan se apresuró a reventar el último globo, rápidamente levantó la nota del piso y la leyó.
–¿"Audicionar para Julliard"? -preguntó con sorpresa-
–Sí, tú harás tu audición y yo estaré acompañándote -sonreí y del bolsillo de mi buzo saqué un sobre de papel y lo abrí- Esta es la solicitud de admisión, y esta es una carta de recomendación de tu profesor de música en Roma -dije mostrándole los documentos- Las audiciones son en enero -volví a sonreír-
Aidan estaba atónito y todo lo que hizo fue abrazarme con efusividad. Susurró un "gracias" en mi oído mientras me abrazaba.
–Tu audición para Julliard, esa es la verdadera sorpresa -dije sonriendo cuando nos separamos del abrazo-
–No... No tengo palabras -dijo sonriendo y con los ojos cristalizados por la emoción-
–No tienes que decir nada -sonreí y volvimos abrazarnos-
–Espera -dijo separándose del abrazo- ¿Qué pasa si me aceptan? Yo estaré en Nueva York y tú en Roma. Yo no podría estar lejos de ti
–¡Claro que te aceptarán! -sonreí- Y no te preocupes, mis padres accedieron a pagarme una universidad en Nueva York -expliqué- Cuando tú empieces a estudiar en Julliard, yo dejaré de estudiar en la Tor Vergata, y así estaríamos juntos en Nueva York -volví a sonreír- Bueno, en universidades diferentes, pero juntos igual
–De verdad no sé qué decir. Es que estudiar en Julliard es un sueño, y que ú vayas a estar conmigo en Nueva York aún más
–Es un sueño que se está haciendo realidad -sonreí-
–Gracias, de verdad, gracias -dijo y me abrazó otra vez, después me besó en la frente- También tengo que agradecerle a Roby
–¿Por qué?
–Porque gracias a ella descubrí mi pasión por la música y... -suspiró sonriendo- Si ella nunca me hubiese regalado una guitarra...
–Nunca habrías descubierto tu talento oculto -lo interrumpí- Yo también tengo que agradecerle a Roby, si no fuera por ella y su guitarra, tú nunca me habrías cantado una canción y nunca me hubieses pedido que fuera tu novia
–No, sí lo habría hecho, pero fue mejor hacerlo con una canción después de que aprendí a tocar la guitarra -dijo y ambos sonreímos-
–Hablando de guitarras y canciones, te tengo otra sorpresa, la última -sonreí-
–Hace un rato, cuando dijiste "te tengo una sorpresa", debiste decir "te tengo 268 sorpresas" -dijo y yo reí ligeramente-
–No exageres, ni siquiera son tantas
–¿En serio te parecen pocas?
–No importa la cantidad, lo importante es que te gustaron -sonreí-
–¡Me encantaron! Oye, gracias, de verdad -dijo sonriendo-
–Entonces, ¿listo para tu última sorpresa?
–No sé qué más podrías tener preparado, pero sí, estoy listo -sonrió-
–Bien, ¿recuerdas en Venecia cuando prometiste escribir una canción para mí?
–Sí
–¿Ya la escribiste?
–Uh...
Reí.
–Te estoy jodiendo -dije aún riendo- Yo te dije que no lo prometieras y tú dijiste que sería mejor que escribiéramos una canción juntos, dijiste: "escribiremos nuestra canción", y yo accedí, aunque, espero que no te moleste que yo haya escrito nuestra canción sin tu ayuda
–¿Qué? -dijo con sorpresa-
–Bueno, en realidad sí me ayudarás; para eso te hice traer tu guitarra -confesé-
–¿Entonces la guitarra no es para que yo te cante, sino para que tú me cantes a mí? -dijo sonriendo-
–Pues sí -admití sonriendo-
Aidan se apresuró a tomar su guitarra mientras sonreía.
–Yo sólo compuse la letra -expliqué- Así que, empezaré a cantar a capella y tú me seguirás dándole melodía con tu guitarra -sonreí- ¿Estás listo?
–Deja de preguntar si estoy listo y canta ya -dijo ansioso-
–Ya voy, ya voy -dije riendo ligeramente-
Con el corazón en la garganta por la emoción que sentía, comencé a cantar la canción que había escrito para Aidan y él le dio melodía con su guitarra.
ESTÁS LEYENDO
Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]
Fiksi PenggemarTodavía hay una promesa por cumplir y 268 aventuras más por vivir.