"Unicornios y algodón de azúcar"
Tiempo después.
El último mes ha sido el peor para todos, sobre todo para Mau. Su sistema inmune está totalmente debilitado a causa del sida. Su cuerpo cambió, se encontraba en un estado de atrofia muscular, por lo tanto, él ya no podía presumir sobre sus músculos como antes porque los había perdido. Mau entró a la última fase del sida, la fase sintomática; la etapa donde su sistema inmunológico se encontraba inmunosuprimido, lo que significa que él ya no tenía defensas en su organismo. Su sistema inmunitario ya no podía protegerlo, por ende, Mau adquiría cualquier tipo de infección; sudores, escalofríos, pérdida de apetito y fiebre, eran sus síntomas más recurrentes, pero también sufría de diarrea crónica y erupciones cutáneas, todo eso sin mencionar su evidente pérdida de peso y su debilidad. Aún en un hospital, Mau no perdía su sentido del humor y siempre dijo que si diarrea era el karma causado por la vez que se burló de Daniela y Franco, diciendo que ella tenía diarrea explosiva. Y también bromeaba con que ni aún al haber perdido todos sus músculos, mis "brazos de espagueti" superaban su fuerza. Mau también había adquirido Sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer desarrollado por el sida, por ello recibía radioterapias, y con estas, perdió su cabello completamente. Él seguía usando gorritos y ahora su favorito era uno que Aidan y yo le regalamos en navidad, cuando todos tuvimos que celebrar esa fecha junto a él en el hospital, un gorrito que tenía forma de cactus. El frío del invierno y la inmunosupresión, hicieron que Mau también contrajera bronconeumonía, lo cual hizo que permaneciera en el hospital justo cuando creyó que podía salir de ahí y celebrar año nuevo en casa. Todos pasamos víspera de año nuevo en el jodido hospital. El reloj marcaba las 8:26 pm en el último mes de diciembre, y desde el pasillo del hospital, podíamos escuchar a Mau toser estruendosamente y desde ese entonces, sus padres permanecieron con él en su habitación de hospital. Poco antes de que el reloj marcara las 00:00 y el año nuevo entrara, supimos que Mau estaba en el fin de su agonía cuando sus padres salieron de la habitación y dijeron que Mau nos había perdido ver a Aidan y a mí... Para despedirse
Cuando entramos a aquella habitación de hospital, me acerqué a a la cama de Mau y tomé su mano apretándola suavemente, Aidan a mi lado, a su vez tomaba ambas manos, la mía y la de Mau. Mau se esforzaba por sonreír.
–Ustedes saben lo que va a pasar en cualquier momento, ¿cierto? -dijo Mau en agonía mientras posaba su mirada en el monitor de signos vitales-
A esas alturas ya nadie podía contener el llanto, si alguien lo hacía, sería inhumano. Tanto Mau, como Aidan y yo, derramábamos lágrimas.
–El momento de mi muerte ha llegado -dijo Mau, tosiendo sangre- Por eso seré breve, en realidad no tengo mucho que decir, sólo: ¿recuerdan la escena en la que Bob Esponja y Patricio casi mueren disecados en ciudad almeja?
Aidan y yo asentimos con la cabeza. Mau volvió a toser sangre, ahora lo hacia cada vez que hablaba.
–Pues... -continuó Mau- Cuando muera nuestras lágrimas no me van a revivir como a Bob y a Pat la suyas, pero igual cantaremos "soy un cacahuate"
Para muchos sería una "infantilidad" y una completa idiotez, pero para Mau era grandioso poder cantar "soy un cacahuate" en su lecho de muerte, y para todos los que lo conocíamos, era la muestra de que aún en su muerte, Mau nunca perdió su esencia, su pureza y todo lo que lo caracterizaba.
–Mau... -traté de negarme-
–Por favor -pidió Mau esbozando una ligera sonrisa-
Con lágrimas en los ojos, con un nudo en la garganta y entre sollozos, cantamos la icónica canción de Bob Esponja.Soy un cacahuate, sí
Eres un cacahuate, sí
Todos somos cacahuates, sí
Cacahuate, cacahuate, cacahuate, síDespués de cantar, Mau volvió a toser sangre y aún así, trató de decir algo más.
–Está bien, ya no tienes que decir nada -dije y apreté aún más su mano-
Mau negó con la cabeza.
–Si alguien pregunta cuáles fueron mis últimas palabras, digan: "unicornios y algodón de azúcar", invéntense algo mejor
Después de decir eso, Mau esbozó una leve sonrisa mientras cerraba los ojos y en ese momento el monitor de signos vitales indicó su muerte, dando pasó a mi negación; "no" gritaba una y otra vez desconsoladamente y abrazando el cuerpo de Mau. Al escuchar mis gritos, los padres de Mau entraron a la habitación e hicieron lo mismo que yo, se negaban a la muerte de su hijo y se aferraban a él. Los médicos acudieron a la escena separando a los padres del cuerpo de su hijo. Aidan hizo lo mismo conmigo, me separó del cuerpo de Mau y me abrazó intentando hacer que me tranquilizara. Pero no podía hacerlo, yo no iba a tranquilizarme, nadie podría lograr que lo hiciera. Nadie podría calmar mi dolor. Nadie iba a darme un nuevo corazón, uno que no estuviera roto y no sufriera de esa manera. Nadie iba a hacerlo, porque nunca nadie superaría la muerte de Mau, menos yo. Los médicos dieron la hora de muerte de Mau: "31 de diciembre a las 23:59", luego llevaron a sus padres a llenar los datos para expedir el certificado de defunción. Mau murió en víspera de año nuevo, mientras el resto del mundo celebraba, la familia y los amigos de Mau se lamentaban en su funeral, todos lo hacíamos, nunca nadie iba a dejar de hacerlo. El cuerpo de Mau fue incinerado y sus padres estuvieron de acuerdo en entregarnos la urna de cenizas a Aidan y a mí, porque Mau así lo había dispuesto. El llanto y la negación consumían a todos, sobre todo a mí, tanto que sólo quería estar sola en la que solía ser la desordenada habitación de Mau. Los recuerdos no dejaban de venir a mi mente; desde la primera vez que hablé directamente con él y sin poner condiciones aceptó ayudarme a darle celos a Aidan, o la vez que se molesto y quiso golpear una pared, pero terminó golpeando un árbol y por poco daña a la naturaleza, cuando estuvo de acuerdo en que Aidan me mataría por haberle mentido sobre su sexualidad a Roby y todo lo que hizo fue preguntarme qué tipo de flores quería en mi tumba, o cuando solía ser el diccionario Mau, explicando todo siempre con un "dícese", la vez que estuvo corriendo por toda la ciudad buscándome, la vez que se burló de mí porque me eligieron para dar el discurso de graduación, o cuando quiso usar vestido y tacones y lo hizo, cuando dramatizó que estábamos perdidos en Roma y también cuando hizo drama porque creyó que nos dejaríamos de ver, la vez que técnicamente me regaló una patineta, cuando llegó de sorpresa a mi departamento en Roma, cuando se lastimó usando tacones, o la vez que casi lo estrangula un tipo por regalar abrazos, también cuando talló en un árbol cosas lindas e importantes para nosotros, las veces que se molestaba porque alguien lo llamara "Mauro", todas las veces que me ayudó a estar bien con Aidan, y todas y cada una de sus bromas, aún en momentos delicados, sus confesiones, y su "tal vez en otra vida", hasta su última sonrisa. Yo le dije a Mau que él siempre me había hecho feliz y que lo seguiría haciendo aún después de su muerte, pero en ese momento me embargaba la tristeza y el dolor, claro que recordarlo me hacía feliz, pero aún me negaba a su muerte y deseaba tenerlo a mi lado, no sólo recordarlo. Jamás superaría la muerte de Mau, sólo la aceptaría y viviría con ese dolor, pero sus recuerdos me harían feliz, ese era mi consuelo. Mi consuelo también era saber que si existía otra vida, tal vez volvería a verlo.
–¡No! Ustedes no entienden. Ustedes prometieron estar conmigo siempre, pero nunca lo hicieron realmente, en cambio Mau siempre estuvo conmigo sin necesidad de prometerlo. ¡Si no estuvieron antes, no quiero que estén ahora! -grité a Aidan y a Daniela cuando se acercaron a mí y trataron de consolarme, pero después de ese reclame, salieron decepcionados de aquella habitación y me dejaron sola con las cenizas de Mau-
Era verdad, Mau nunca lo prometió, pero estuvo conmigo siempre, se lo pidiera o no. Mau siempre me animó, nunca me dejó sola y siempre me apoyó, siempre me hizo feliz y siempre me amó, tal y como yo lo hice y lo haría por él, lo amaría en esta y en 268 vidas más. Estaba molesta, estaba triste, estaba confundida, no sabía que hacer, sólo quería llorar hasta más no poder, y luego seguir recordando a Mau en completa felicidad. Sería nostálgico y seguiría doliendo, pero Mau siempre me haría feliz.
Días después de la muerte de Mau, yo seguía sola en su habitación y de pronto Aidan tocó la puerta y entró.
–Dije que quería estar sola -dije sollozando-
–Roby me dio esto -dijo mostrándome una carta- Mau escribió esta carta para nosotros y le pidió a Roby que nos la entregara -explicó-
Sin dudarlo, le arrebaté la carta, volví a sentarme en el piso y empecé a leer, en voz alta para que Aidan escuchara, él se sentó a mi lado.
"Si están leyendo esto es porque estoy muerto (ojalá haya sonado dramático, esperaba que fuera así). Escribí esta carta en el hospital cuando tuve que quedarme por la bronconeumonía y luego le pedí a Roby que cuando la señora de apariencia esquelética, vestida de negro y con una guadaña, me llevara, se las entregara. (Espero que sí se las entregue. Roby a veces era como T/N, no prestaba atención y olvidaba las cosas). Primero quisiera disculparme por mi terrible caligrafía, pero supongo que es comprensible, ya que cuando escribí esto, estaba en el hospital totalmente debilitado y restaban pocas horas para mi muerte. Bien, supongo que es momento de ser serio por primera vez en mi vida, o en mi muerte, pero no sé si pueda. Esto más que una carta de despedida (esta carta no tiene sentido), es una carta de revelación de identidad (espero que se note que es broma lo de "revelación de identidad). Y es que no me llamo... ¿O me llamaba? Pausa; ¿debería seguir escribiendo en presente o en pasado? Porque digo, supongo que igual ya estoy muerto. Como sea. ¿Qué estaba diciendo? Lo olvidé. ¡Ah, sí! Decía que no me llamo "Mauro", sino "Mauricio", pero no me gusta ninguno de los dos, así que les agradecería que me siguieran llamando "Mau" (saben que en estos momentos estoy delirando, y por lo tanto no sé lo que digo, o lo que escribo, ¿cierto?). De todos modos, quiero que sepan que no soy, o era, el idiota que todos creían; sí sé de geografía, de historia, también de ciencias e incluso de matemáticas, sólo fingía que no para no tener que pasarte las tareas de esa asignatura, T/N. Sí me gusta leer, de hecho soy un lector en secreto, he leído más libros que tú, T/N, sólo me gustaba fingir que odiaba los libros porque me gusta joder. También tengo buena ortografía y sé que "Mauricio" es con "c", no con "s", pero en caso de que sí exista alguien llamado así, pues, saludos a Maurisio, con "s" Y ya, no sé, sólo quería dejar claro que no soy un idiota, al contrario, soy bastante inteligente, un genio superdotado, de hecho, mi IQ es 268, sólo que nunca lo decía porque, ustedes saben, no me gusta presumir, además me gustaba fingir que era un completo bobo para hacerlos reír. Me gustaba hacer bromas y hacer reír a las personas, creo que eso se me daba bien, creo que era mi talento, el único. Si les soy sincero, nunca me gustó trabajar en el Starbucks, sólo trabaja ahí porque tú, Aidan, me obligaste, aunque, nah, creo que sí me gustaba ese empleo, sobre todo porque yo era quien se comía la crema batida, el caramelo, el chocolate, las galletas, la vainilla, y prácticamente todos los ingredientes y toda la comida que había ahí; no Aidan, no había ratones ni cucarachas como les hice creer a tus padres y a ti. Tampoco me gustaba la universidad en Italia, "Tor Vergata" es un nombre del que no debemos confiarnos, por eso quise graffitearla. Pero sí me gustaba Roma, aunque conocer al Papa era broma, esperen, Roma-broma, hice un verso sin esfuerzo, en realidad sí fue con esfuerzo, no saben lo que me está costando escribir esta carta, ni siquiera puedo empuñar bien el lápiz. Pero sí, conocer al Papa era broma (en realidad no), de hecho, me gustaría saber exactamente quién es el señor ese, ¿qué hace? ¿O qué? En otros temas, mi vida fue increíble, ¿saben? Fue mejor de lo que imaginé, aún con sida. Pude hacer prácticamente todo lo que quería, puede amar y ser feliz, para mí eso era todo lo que importaba; amar y ser feliz. Hice de mi vida lo mejor que pude, y lo hice bastante bien para ser un idiota. De hecho, lo hice tan bien que moriré igual que mi ídolo, morí a causa de bronconeumonía complicada por el sida, igual que Freddie Mercury, sólo que a mí no me contagió un peluquero, sino una chica de la cual ni siquiera sé su nombre. De todas formas, griten conmigo: EEEEOOOO. Me gustaría seguir diciendo más cosas, pero estoy a punto de morir y mis fuerzas se acaban, nah, en realidad no sé qué más decir. Sólo espero que por favor terminen las cosas que quedaron pendientes en mi lista, también espero que cuiden de mi patineta, y que por favor, por favor, por favor, depositen parte de mis cenizas en el árbol que tallamos juntos, y el resto pónganlo en el cactus que compré hace tiempo y cuiden de él. Por favor cuídense ustedes y cuiden de su amor. No les pido que se cuiden usando protección porque sé que tú, T/N, eres asexual y ahora tú también, Aidan. Es todo. Espero que no haya olvida decir nada, en caso de que sea así, no se preocupen, lo que sea que haya olvidado decir, cuando lo recuerde, se los diré a través de sus sueños con ayuda de Morfeo, y también podré decírselos en 268 más, cuando nos volvamos a ver en el cielo, o en el infierno, que yo espero que sea en el cielo, y también espero ser el ángel favorito de Dios, y si alguna vez pierdo mis alas, ojalá tú, T/N, seas mi vasalla nefilim, no, no es cierto, Aidan; es broma, es broma. Sin más que decir, queda de ustedes muy atentamente, el buena onda y guapísimo, Mau. Oh no, ¡esperen! Sí tengo algo más que decir y es: ¡gracias! (recuerden siempre finalizar con agradecimientos). Gracias por su amistad, gracias por todo lo que hicieron por mí, gracias por su apoyo y su amor, gracias por todo. Los amo hoy y lo amaré siempre, ¡los amo! Y recuerden, si la vida les da limones, asegúrense de que sean reales ;)
P.D: en realidad no hay posdata
P.D 2.0: ¡esperen! Sí hay posdata y es que, si pueden, sólo si pueden, díganle a Dani que en realidad nunca la odié, y que incluso alguna vez llegó a gustarme. A Roby también díganle que me gustó y que me perdone por haberla besado después de que bailáramos bajo la luna. A Franco díganle lo mismo, él también me gustó, de hecho, soy hetero, y no me explicó cómo pudo gustarme un hombre (vaya hombre), pero lo hizo. A Ricitos de Oro, también díganle que me gustó un poquito, no, no es cierto, a ella no le digan nada, por favor. Y a Andrik, el ex de Daniela, pues, me lo saludan. Y T/N, tú también me gustaste, y lo sabes. Y Aidan, ¡por supuesto que tú también me gustaste! ¿Y es que quién puede resistirse a tu bello rostro y atu escultural cuerpo? ¡Eres un Dios griego! (De nada por elevar tu ego)
Ahora sí, ¡adiós, mundo cruel!"
Esas eran todas las palabras que contenía la carta de Mau, y durante toda la lectura de esta, no podía dejar de llorar y menos de reír. Una vez le dije a Mau que no sabía si reír o llorar y él respondió "puedes hacer ambos", así que eso es lo que haría siempre que lo recordara; reír y llorar, ambos.
–Amar y ser feliz -dijo Aidan sonriendo ligeramente, segundos después que terminamos de leer la carta-
–Eso es todo lo importante -dije y esbocé una sonrisa atenuada, después abracé a Aidan-
En ese momento, el recuerdo de Mau esbozando su última sonrisa me hizo entender que ahora todo estaba bien, que Mau por fin había dejado de sufrir. Y también me hizo ver que a pesar de todo, él siempre fue feliz, porque amó y fue amado y eso era todo lo que importaba. Todos lo recordaríamos y seríamos felices con su recuerdo, yo me encargaría de eso. Mau era sencillamente la mejor persona que conocí y la persona a la que más amaba. Mau era más que mi amigo, más que mi hermano, más que mi compañero de aventuras, más que mi apoyo, más que mi alma gemela, más que mi perfecto complemento, más que la segunda y última persona que me atrajo en toda mi vida, más que mi roomie, más que la persona que siempre estuvo conmigo, era mucho más que todo en este mundo y lo sería siempre, porque aún no existe una palabra que describa todo lo que Mau fue, es y sería para mí. Gracias por todo, Mau.
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Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]
FanfictionTodavía hay una promesa por cumplir y 268 aventuras más por vivir.