El día no podía ser más perfecto, el viento otoñal soplaba mientras tiraba todas las hojas naranjas que se encontraban en los árboles y el sol daba su último adiós antes de irse y darle paso a la oscuridad.Los señores Moretti se preparaban para ir al prestigiado hospital donde se llevaría acabó el nacimiento de sus futuros herederos.
La mayoría de la familia ansiaba conocer a los chiquillos que habían esperado no sólo por nueve meses, si no por cinco años, siendo el señor Dali el único hijo de la familia más rica de Italia, esperaban un heredero y que mejor que tres.
10 de Agosto un día que marcaría a la familia durante mucho tiempo.
El hospital era silencioso, un poco oscuro pero exclusivo para ellos.
A pesar de la gran seguridad, un hombre encapuchado había logrado entrar, haciéndose pasar por un doctor.
Uno de los tantos hombres que esperaban el gran día del nacimiento ¿Cuánto dinero podría dar Dali por el secuestro de uno de sus hijo? Uno de los hijos que tanto había esperado, exacto, millones.
12:00 a.m.
El primer trillizo había nacido, con unas pequeñas pecas en la cara, ojos grandes y encantadores, definitivamente sería aquel bebé de revista.
Kassian Moretti había nacido.
12:05 a.m.
El segundo trillizo había nacido, a pesar de ser un bebé tenía bastante cabello, cabello rizo a diferencia de Kassian, un bebé digno de admirar.
Killian Moretti había nacido.
12:10 a.m.
El tercer trillizo había nacido, es más pequeño y débil que sus hermanos y tiene que ser llevado a la incubadora, un niño precioso que es llevado a una sala especial.
Kenneth Moretti había nacido.
Kenneth esta siendo llevado, no por un doctor, no por una enfermera, esta siendo llevado por el encapuchado.
Uno de los trillizos ha sido secuestrado a minutos de nacer.
10 de Agosto, día de alegría y desgracia para la familia Moretti.
22 años después.
Kassian Moretti.
Mire de nuevo a Killian, se encontraba completamente concentrado en la puerta gigante que teníamos enfrente.
Las cámaras ya habían sido desactivadas por mi hermano gemelo, al igual que toda alarma posible, me quedé pensando más de lo que debía, una picazón iba desde mi cuello, hasta mis manos.
Odiaba hacer esto.
—Kass tienes 5 minutos, andando— Miro de reojo a mi hermano mientras pone el tiempo en su reloj, entonces mi cuerpo me obliga a hacer lo que debo.
Entro a la casa y trato de memorizar cada cosa, estuvimos analizando los planos y cámaras de seguridad por una semana entera, sabía perfectamente dónde estaba parado y hacia donde ir.
Llegué a mi objetivo y sin más, hice aquel trabajo por el cual me pagaban, pero que siempre me dejaba un sabor de boca asqueroso.
—Andando— Dije al salir de aquella casa, mi hermano ya estaba listo para partir y como los malditos intrusos que éramos, tuvimos que salir disparados y sin dejar ni una sola huella.
El camino fue completamente silencioso, siempre era así después de cada trabajo.
—¿Por cuánto tiempo más, Killian?— No aparte mi vista de la carretera, apreté un poco más el volante al escuchar el suspiro de mi hermano.
—¿Por qué siempre tiene que ser lo mismo? Siempre que terminamos un trabajo haces esa pregunta Kass a la cual ya sabes perfectamente la respuesta— No digo nada, solo estacionó la camioneta. —¿Vendrás conmigo?— Killian abre la puerta.
Claro que iré, no lo dejaría ir solo y menos cuando va con ese infeliz.
Salgo del auto y nos adentramos a aquel callejón sucio y con olor a humedad. Al llegar al final de el, Killian le da 5 golpes seguidos y uno al pasar un dos segundos a la puerta oxidada.
La puerta se abre y nos damos paso, pero no sin antes dar una mirada rápida afuera, quería asegurarme que nadie nos seguía.
El ruido de la música, el olor a cigarro con humedad, simplemente me revolvían el estómago, caminamos con total seguridad a la última mesa donde estaba él.
Al vernos, su sonrisa creció aún más y dejo su puro en el cenicero.
Que asco.
—Pero si mis chicos favoritos han llegado— Levanto sus manos y las chicas exuberantes a lado de él aplaudieron, me esforcé en no rodar los ojos. —Adelante, siéntense ¿Quieren algo?— Su voz era una puta molestia, bueno, todo él.
Comenzó a servir una copas para las chicas, mientras las pegaba más a su asqueroso cuerpo.Mi hermano acomodo sus gafas un poco incómodo, así que interviene.
—No venimos a tomar un trago contigo, sabes a lo que venimos así que no nos hagas perder el tiempo— tense la mandíbula queriendo molerlo a golpes.
Sonrío y sacudió la cabeza, saco un fajo de billetes y los dejo encima de la mesa.
Killian se acercó a tomarlo.
—Espero que lo usen bien, niños— Noté aquel sarcasmo en su voz, me tense aún más, no quería escucharlo ni un segundo más, Killian comenzó a caminar hacia la salida y yo tras de él.
—Y ellos, mis preciosas nenas, son los K— Hice puños mis manos y acelere el paso, al subir a la camioneta solo pude azotar la puerta y soltar un golpe al volante.
Mi hermano guardo el dinero y se dejó caer el el asiento del copiloto soltando un gran suspiro, parece que había estado aguantando la respiración todo este tiempo.
—Tenemos el dinero de la renta y las colegiaturas Kass, solo piensa en eso— Acomodo sus lentes mientras se sentaba recto en el asiento y miraba hacia enfrente.
— No quiero seguir ganandome la vida así— Cerré los ojos y dejé caer mi cabeza entre mis manos y el volante.
—Yo tampoco Kassian, pero no tenemos otra opción ¿O si? — Negué con la cabeza y prendí la camioneta, no quería seguir ni un segundo más ahí.
Llegamos a casa en total silencio, pero sus palabras seguían retumbando en mi cabeza "Ellos son los K" Todos nos conocían únicamente por eso, nadie sabía nada de nosotros, solamente éramos los solitarios y aislados hermanos K.
Y que mejor ¿No?

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Los K.
Teen FictionPeligrosos, aislados y antisociales. Dos hermanos mellizos contra el mundo, el cruel y duró mundo que la vida les regaló, dos chicos totalmente letales, dos hermanos con una sola misión, sobrevivir.