CAPÍTULO 10

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Leila Miller

Golpeo más fuerte el costal; los nudillos me arden, estoy hiperventilando y hecha un desastre, llena de sudor. A pesar de que mis músculos arden, no me detengo. La necesidad de matar es inmensa, y en específico a una persona.

Dejé a mi hermana en la seguridad de su hogar y, claramente, me enfrenté a James por haberla expuesto de esa manera. Mi hermana no estaba para nada tranquila cuando llegamos y menos cuando la dejé. Me rogó que me quedara, pero con la presencia de mis padres allí, sería muy difícil. No bastó con pelearme con mi padre; en el momento en que Karla entró y vio a su hija hecha un mar de lágrimas, enloqueció y arremetió contra mí.

Sonreí al recordar cómo no me quedé callada y le conté todo. Si antes estaba furiosa, se puso mil veces peor y se fue directamente contra James. Fue mi momento de alejarme de ahí, a pesar de que quería con todas mis ganas ver cómo se peleaban.

El rostro lleno de pavor de mi hermana me hizo desear quedarme, pero no sería lo más prudente, y menos después de haberme peleado con sus padres.

Golpeó mil veces mas hasta que pierdo la noción del tiempo, la puerta se abre y me detengo, el coraje que ya estaba pasando vuelve a incrementar al ver a Dante.

Está vestido igual que como lo vi hace un rato. Había una frialdad en sus ojos azules, nada comparado con la calidez que tenían cada vez que nos veíamos. Tenían un destello helado que hacía que cualquiera que los mirara sintiera un escalofrío, uno que me recordaba a su padre, que por algo era un ejecutor de sangre fría con una reputación temible.

Mi corazón se hunde cuando entra Dimitri, el hombre que, a pesar de no tener ningún vínculo de sangre, se convirtió en una figura paterna para mí. Recurrí a él después de ser descubierta, pero el pensar que me mintió en ese momento me enferma. No podía imaginar que ellos pudieran traicionarme ni mucho menos herirme a propósito, pero creo que me equivoqué.

—¿Por qué no me dijiste que la persona a la que planeaba matar era alguien importante en tu vida?

Traga, sus ojos llenos de amor que ahora dudo que sea dirigido a mí se llenan de lágrimas no derramadas, cualquiera se sorprendería al ver un asesino aguantar las ganas de llorar.

—No lo sabía, te lo juro, mi niña.— se acerca pero yo retrocedo, un destello de dolor cruza sus ojos.

—Lo creo, o sino no te hubieras ofrecido a matarlo.— No sé cómo logro que mi voz no me tiemble.

—Leila, mi padre ni yo sabíamos que se conocían o habían coincidido, Jacob nunca mencionó sobre la orden que le dio su padre o de que trabajo iba a hacer después de la reunión de los DeSantis.

La solo mención de ese apellido me pone mal y Dimitri lo nota, se acerca tomando mis hombros, sus ojos me ven con preocupación. Dante cae en cuenta de lo que dijo y murmura una maldición.

—Mierda, ni sabía que estabas aquí para empezar, jamás se me cruzó por la cabeza que pudieras ser tú.

—Eso ya no importa, lo que me importa ahora es saber si él es tan importante para ustedes.— dijo afligida.

Pensar que podría lastimarlos de manera inconsciente me lastima, lastimar a ellos sería como lastimarme a mi misma y lo último que quisiera es ser la persona que los dañe.

Dante me ve, por su mirada pasan mil emociones, hay un gran conflicto en ellos y se que se está debatiendo y me odio por ponerlos en esta posición.

—Si, mucho.— su voz sale apagada.

Volteo a ver a su padre y obtengo las mismas emociones pero peor, sus cejas están fruncidas levemente, sus labios fruncidos y la mandíbula apretada, se que no me quiere herir pero no hay manera de que no lo haga ahora.

Volveré A Verte [#1] NUEVA VERSIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora