CAPÍTULO 7

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CAPITULO 7

Habían pasado dos días desde que Erick habló con Nicolás, era domingo por la noche y aún no recibía alguna información, lo cual lo tenía nervioso, sobre todo porque al siguiente día Betty sería quien asistiría a la junta mensual de padres de familia en la escuela de Valentina, ya lo habían acordado desde hace tiempo y si de repente cambiaba de planes, ella le cuestionaría.

- ¿Estás bien? – preguntó Betty mirándolo con suspicacia.

- Sí, ¿Por qué? – contestó fingiendo normalidad.

- Te noto raro… - aún lo miraba detenidamente – Estuviste distraído en la cena y has revisado el celular más de lo usual… No me estarás engañando con otra ¿Verdad? – agregó con ironía,  aventándole inesperadamente una de las almohadas, antes de soltar una carcajada. Erick apenas logró esquivarla y se acercó a ella rodeándola por la cintura quedando muy cerca, frente a frente.

- ¿Quién podría competir contra ti, eh? – le murmuró muy cerca del oído, causándole un placentero hormigueo, ella sonrió de medio lado y rodeó su cuello con sus brazos.

- No sé, tú dime – le contestó en un tono coqueto y desafiante, también muy cerca de su oído acariciando con la nariz el lóbulo de su oreja, haciéndolo estremecer.

- Nunca, nadie. – fue todo lo que él respondió, antes de darle un apasionado beso que dejó sin aliento a ambos. Erick olvidó el asunto de Nicolás y Beatriz la curiosidad por saber qué se traía entre manos, había asuntos más importantes qué atender en ese momento.

Al siguiente día, el despertador no sonó. Estuvieron tan ocupados por la noche, que ninguno se preocupó por cerciorarse que la alarma estuviera activada, así que la mañana fue tan caótica que salieron con el tiempo justo para llegar al colegio. La preocupación por un posible encuentro con Ricardo, volvía a estar en la mente de Erick. Ya no había nada que hacer, aunque ¿Tampoco era seguro que ese encuentro tuviera lugar, o sí? Prefirió no pensar mucho en eso, y dejarlo todo al azar, si había que dar explicaciones, que fuera después.  Se despidieron antes de tomar cada quien su camino, Erick y Helena rumbo al jardín de niños y Betty y Valentina a la escuela primaria.

- Tal vez hoy puedas conocer por fin a Lucy mamá – puntualizó Vale unas cuadras antes de llegar.

- No creo cielo, con trabajos llegaremos a tiempo. Ve agarrando tus cosas, porque saldremos corriendo- contestó Betty mientras iba buscando un lugar vacío para estacionar. Seguro ya estaba lleno cerca del colegio.

- Ok... – contestó Vale resignada, sosteniendo fuertemente su mochila.

Tal como lo dijo Betty, corrieron las dos cuadras que las separaban de la escuela, ya llevaban cinco minutos de retraso, pero con suerte llegarían en el tiempo de tolerancia. El semáforo estaba en rojo, entonces podían pasar sin preocuparse, pero la insensatez de un conductor las paró en seco solo a unos centímetros de ser alcanzadas por el automovilista que se pasó el semáforo. Todo fue tan abrupto, que la mochila de Vale quedó tirada a media calle. Betty instintivamente abrazó a su hija, quien no captó exactamente lo que sucedió. Algunas personas alrededor, entre ellas padres de familia, se acercaron a ellas para auxiliarlas.

- ¡Si serás imbécil! – gritó un conductor que había quedado detenido en el semáforo y alcanzó a ver la escena, las cosas de Vale habían quedado justo frente a su auto, por lo que se bajó de él para recogerlas y entregarlas.

Al ver que nada malo les había pasado, la gente comenzó a retirarse, no sin antes ofrecer cualquier apoyo que pudiesen requerir. No pasó del susto.

- ¡Mi mochila! – Exclamó Vale cuando vio al hombre acercarse - ¡Señor Ricardo! – agregó al reconocerlo. Fue demasiado tarde para reaccionar. Ricardo estaba a escasos metros de Beatriz. Por la cantidad de gente, no se había dado cuenta del “pequeño” detalle de que la madre  e hija que casi habían sido atropelladas, eran ellas. – Mami, él es el papá de Lucy – dijo alegremente Vale, Beatriz apenas escuchó lo que dijo. Definitivamente el desconcierto fue mucho mayor para ella, pues de algún modo Ricardo se había mentalizado una situación así.

Betty en NY  Aquí está mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora