Capítulo 5: Asaltacunas

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-Ok, escúpelo- dijo Sarah, la compañera de cuarto de Angela, mientras se alistaban para ir a clase. Sin darse cuenta, Angela había estado de un alarmante buen humor y muy sonriente desde que se reencontró con E.J.

-No sé de que hablas- respondió Angela de forma poco convincente. Sarah, con su cabello castaño claro y sus ojos color esmeralda, y toda su presencia femenina, se plantó ante su compañera.

-No sabes mentir, Angela Martins. Escupe la sopa- exigió Sarah. Angela suspiró, sabiendo que no tenía escapatoria. Se sentaron en las camas, una frente a la otra y Sarah la observó con emoción.

-La semana pasada, conocí a este chico, y...no sé. Me gustó lo que vi- dijo Angela. No veía necesario decir que el chico era el niño que cuidaba como niñera, ni que era como cinco años menor que ella.

-Wow, ¿tú enamorándote a primera vista? Eso sí que es nuevo- respondió Sarah al escuchar el relato de su amiga.

-Bueno, yo no lo llamaría "amor"...sólo me agradó, es todo-respondió Angela. Hubo un momento de silencio, el cuál fue roto por Sarah que antes había barrido a su compañera con la mirada.

-Hay algo que estás ocultando, se te nota en la mirada- observó Sarah. Comenzó a listar un sin fin de cosas que podría estar ocultando "estaba rellenito", "era feo", entre muchas otras cosas, pero Sarah no se convenció con ninguna, hasta que mencionó "es menor que tú". En ese momento, Angela desvió la mirada y se sonrojó. -Oh, por Dios. Pero, sólo es uno o dos años menor, ¿no? -preguntó Sarah.

-Algo así...sólo unos cinco años...-comentó Angela casi en voz baja. Cuando volvió a hacer contacto con su compañera, Sarah la estaba observando con una cara de sorpresa total y con una frase en su cabeza que se moría por soltar. -¿Es tan malo? -preguntó Angela.

-Angela Martins, te tengo una mala noticia- respondió Sarah, haciendo una pausa dramática. -Tú, mi querida amiga, eres una asaltacunas - afirmó Sarah. ¿Asaltacunas? Es decir, había escuchado el término antes, pero no creía que fuera para tanto.

-Pero, ¿no tiene nada de malo o sí? -preguntó Angela dudosa. Sabía que debía guardarse el cómo se conocían. Miró su reloj y se dio cuenta de que se les hacía tarde. -Tenemos que irnos. Ya casi es hora.

Salieron rumbo al edificio de humanidades, pero en la entrada de este, estaba uno de los jugadores del equipo de futbol americano, un sujeto llamado Josh Willis. Supuestamente era un super atleta, pero a ojos de Angela, era un super imbécil. Era un cliché andante. Por ser fuerte y deportista creía que tenía el mundo a sus pies.

-Hola, hermosa. ¿Cómo estuvo tu fin de semana? -preguntó Josh de forma acosadora hacia Angela. Ella lo miró con repulsión. -Iremos a tomar algo este viernes, ¿verdad? Me quedé esperando y no llegaste la semana pasada- dijo como si fuesen novios.

-Vete al infierno, imbécil- dijo Sarah poniéndose entre él y su amiga.

-Tú no te metas, chismosa- respondió Josh de forma grosera. -Ven, preciosa, te daré algo que no olvidarás- dijo de forma asquerosa. Sarah y Angela estaban casi indefensas.

-¿Algún problema aquí? -preguntó Luke, un muy buen amigo de Sarah y Angela apareciendo casi de la nada. Él también era atleta, pero jugaba en el equipo de baloncesto. Y a diferencia de Josh, él si era un buen muchacho. Llevaba su cabello negro algo largo por el centro y corto por los lados. Al verlo, Josh retrocedió.

-Ninguno- respondió Josh para luego irse a seguir tonteando con sus amigos. Angela y Sarah suspiraron de alivio.

- ¿Están, bien chicas? -preguntó Luke a sus amigas una vez que se fue aquel idiota.

-Gracias a Dios que llegaste, Lukey- dijo Sarah en cuanto estuvieron solos los tres.

-En serio, Angy. ¿Por qué no sólo le das una buena patada en las bolas? Con eso seguro lo pones en su sitio- comentó Luke cruzándose de brazos.

-No es necesario. No teniendo amigos como tú, larguirucho- bromeó Angela dándole un leve golpe en el brazo. Los tres rieron y entraron a su clase.

Asalta cunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora