La parte dramática de no tener cuidado con lo que deseas

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Peter frotó sus manos, escurriendo un nerviosismo latente que no quería que fuera muy evidente. Los cambios siempre lo ponían ansioso, y aunque sabía que todo saldría bien, lo dado a la incertidumbre hervía en su estómago como un caldero.

Revisó que el número de la oficina fuese el correcto, no quería hacer el ridículo después de todo entrando al laboratorio incorrecto.

Revisó ligeramente su ropa con un vistazo de arriba a abajo, si venía de trabajar con el dueño Tony Stark tenía que aparentarlo ¿No? Dar buena imagen.

Tocó la puerta, era de un cristal ligero y opaco, y aunque delgado, siendo de Stark Industries, suponía que bastante resistente.

Vio la sombra de un hombre comiendo el cristal de las puertas, unos segundos más tarde, engrandeciéndose cada palmo que se acercaba. La tensión aumento un minuto, sus palmas sudaron, antes de que el cristal se abriera.

En la puerta, había un hombre ferozmente atractivo según la opinión de Peter, no era cualquier humano promedio, tenía cejas pobladas, pecho ancho y dos enormes ojos azules, además de una mirada afilada y naturalmente coqueta y a Peter se le fueron los ojos mientras se encogía.

Las cejas del hombre se curaron un momento, cuando Peter desperdició algunos segundos contemplándolo, no lo conocía obviamente, inspeccionando su apariencia y si tenía puesto algún gafete que le diera alguna información.

— Uhm, ¿Usted es Quentin...Quentin Beck? — tartajeó lento, trastabillando en su propias palabras.

— Si, y ¿Tú eres?

Peter carraspeó.

— Parker, Peter — dijo erróneamente, y Quentin río suave — Es decir Peter Parker — soltó una risilla, extendiendo su brazo violentamente para saludarlo algo más cordial.

— Uhm, lindo nombre — Beck enganchó sus dedos a los de Peter, su mano era gruesa y firme, y dio un endeble apretón, antes de retirarse, ingresando al laboratorio — ¿Y estás aquí porque...?

Peter se apresuró a entrar con él, examinando el lindo laboratorio, casi tan grande como el de Tony.

— Bueno, no se si sabías, supongo que sí — él era el principal afectado en todo, claro que lo sabría, tonto — es decir, claro que sabes — trató de arreglarlo — hubo un cambio en mi pasantía y bueno, me reasignaron contigo

Quentin lo miró profundamente un segundo y Peter se sintió nervioso.

— Ohh, ¿Así que tú eres el chico estrella de Tony?

La cara de Peter se calentó, maldiciéndose porque es un ridículo que obviaba todo. Sospechaba que Quentin había notado su reacción ¿Quien no lo haría? Pero era una persona lo suficientemente buena para no atormentarlo con ello.

— Uhm, si

— ¿Y porque te reasignaron conmigo?

Peter inhaló por algún tiempo, Beck estaba trabajando en algo, así que quizá no estuvo al tanto de que lo pensó más de lo debido.

¿Que diría? No lo había pensado, creyó que sacar una excusa tonta sería más sencillo, pero no, solo era una masa temblorosa en sus propios jugos.

Esos días habían sido un borrón confuso, había hablado con MJ una noche, y a la siguiente, resignado y triste salando un pote de helado con sus lágrimas, Peter escuchó tronar su puerta, y detrás de ellas había un Tony Stark algo desgastado, tenía marcas ligeramente violáceas, y una vena en la frente que lo saludaba con orgullo.

— Oh, abriste, ¿A qué se debe el honor? — dijo Tony a manera de saludo, sarcástico y amargo, no con su encanto irónico, sino irritado.

— ¿Estás...enojado?

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2021 ⏰

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