Me levanto temprano. Normalmente en las vacas me despierto tarde pero hoy tengo que ir a recibir a Ntog, un viejo amigo que se mudó para el centro de Cuba, y yo aquí en La Habana ansioso por verlo nuevamente. Aunque ambos tenemos 18 años él siempre pareció más grande que yo. Su forma de pensar es seria y sabia, aunque a veces suele ser muy infantil, mientras que yo soy más juguetón y alocado.Salgo de mi casa y me dirijo a la terminal donde me encontraría con él. Que ganas tengo de ver a ese hombre; ver su pelo negro azabache, ojos marrones, sonrisa elegante, cuerpo delgado pero musculoso. Que ganas de sentir su aroma, sentir sus manos tocarme. Ufff, esas palabras no salían de mi cabeza mientras caminaba por aquella acera que me llevaba a mi destino. Cabe destacar que él es el hombre de mi vida, desde pequeño siempre me gustó, y él también está enamorado de mí, pero por cuestiones de la vida nunca pudimos estar.
Mientras caminaba escuchaba el sonido de los carros que pasaban a mi derecha, el murmuro de la gente que caminaban por las calles de La Habana, sentía como el viento chocaba mi cara, como mi cuerpo deseaba su presencia.
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Tengo que apresurarme, ya son las diez de la mañana, su ómnibus debe haber llegado. Entre a La Terminal de Ómnibus y mientras mi corazón latía con fuerza por la emoción de verlo me doy cuenta que su ómnibus aún no había llegado, así que me senté en un banco a esperarlo. Me pongo los audífonos y empiezo a escuchar música para tratar de calmar mi corazón y relajarme.
De pronto mi corazón se para por un momento. Alguien me tapó los ojos con las manos.
-Quién soy? - me pregunto mientras yo sentía su aroma.
-La persona que más quiero en este mundo- respondí mientras le quitaba las manos
Sonrió y me abrazo con deseos. Nuestros cuerpos se unieron de una forma increíble, es como si estuviésemos hecho del uno para el otro.
-Cuanto tiempo sin verte- me dijo mientras miraba mis brillantes ojos negros.
-Sí, te extrañé mucho- le dije mientras mi cuerpo se volvía loco de la alegría.
-Yo también. Te tengo una buena noticia- me dijo mientras me agarraba las manos y sonreía.
-Cuál? - pregunte emocionado y ansioso.
-Me vengo a vivir para La Habana- me dijo cuándo mi cuerpo aún no había asimilado bien su presencia y con esa noticia mi cuerpo solo atinó a abrazarlo. Mientras lo abrazaba sentí como esos labios que me volvían loco besaban mi cuello. Una nube de electricidad recorrió mi cuerpo, desde mi cuello hasta mis pies. Esa sensación de excitación y placer nunca iba a ser olvidada. Al momento mis pómulos se pusieron rojizos.
-Y tus maletas? - le pregunte pensando que las había dejado.
-Mi papá me las trajo cuando vino hace unos días, para que yo no tuviese que estar con esa preocupación. Más tarde tengo que pasar por su casa a buscarlas, mientras te voy a enseñar mi nueva casa- me dijo, me guiño un ojo, me agarró de la mano y nos fuimos de la terminal. Paró un taxi y nos montamos.
Miro por la ventanilla mientras el carro se mueve y siento que Ntog me agarra mi mano izquierda. Miro mi mano, luego lo miro directamente a los ojos.
-Ya no puedo esperar más- me dijo mientras se acercó a mis labios y me besó. Le agarré del cuello y él de mis mejillas. Nuestros labios se juntaban de una manera placentera y amorosa.
-Te amo, desde pequeños siempre me gustaste, lo que mis padres no sabían que soy bisexual y tenía miedo. Después, me fui para el Centro de Cuba y me sentía mal porque en todo ese tiempo que estaba en La Habana no tuve el valor suficiente para besarte, y ahora que soy mayor de edad no voy a desaprovechar esa oportunidad, no voy a tener miedo en expresar lo que siento por ti y ahora que te acaricio me doy cuenta que he estado toda mi vida con las manos vacías. Mell, te amo - me dijo mientras me tocaba el rostro y me besaba.