Riki había pensado hablar con Jungwon una vez se encontraran mañana en el instituto, pero no fue así, pues Yang faltó ese día, y el día después de ese, y el siguiente a ese. Jungwon tampoco respondía sus mensajes ni sus llamadas, era como si él había dejado de existir en su vida, y eso a Riki lo volvió loco en algún sentido, pero que a Sunwoo le agradó demasiado.
Pero Riki no podía estar tranquilo hasta saber cómo estaba Jungwon.
Y es por eso que ahora estaba en la mansión Yang, el portero lo dejó ingresar porque lo había reconocido de otras ocasiones y el señor Kim no se veía por ninguna parte, así que Riki tuvo suerte de cierta forma. Él se acercó sin vacilación y tocó insistentemente la gran puerta de la entrada, esta se abrió poco después, dejando a la vista dos figuras demasiado conocidas.
—Hyungs —Riki sonrió con nostalgia al ver el rostro de sus mayores después de tanto tiempo, pero esa sonrisa no fue para nada correspondida.
Sin embargo, Riki no le tomó mucha importancia a ello y simplemente decidió enfocarse en su tarea inicial.
—¿Jungwon está en casa? No ha ido a clases y estoy preocupado por él —aceptó un pelín nervioso, sus manos jugando con los hilillos desflecados por los puños de su chaqueta negra de denim.
—¿En serio tienes tan poca moral como para aparecerte aquí después de lo que hiciste? —Jay le preguntó, dando un paso al frente y encarándolo firmemente.
Riki se sorprendió ante sus directas palabras y supo de inmediato que estaban enterados de lo que había sucedido aquel día en que Jungwon lo sorprendió con Sunwoo.—Es todo un malentendido —Riki esclareció, no queriendo dar muchos detalles ahora, porque él necesitaba hablar con Jungwon, necesitaba saber que estaba bien, y por supuesto, necesitaba saber que no había revelado nada sobre su relación con Kim.
—¿Malentendido? —Jay repitió en un chasquido que era una mezcla de sarcasmo y rabia, excesiva rabia—. Realmente debes de ser muy idiota o muy cínico como para decir algo así —rremetió severamente contra el japonés, quien se sentía cada vez más intimidado por la mirada de ultratumba que Park le profesaba, era como si intentara hacerle un orifico imaginario a su cara.
—Es la verdad —Riki dijo por su parte, carraspeando solo un poco y manteniéndose firme a sus ideales—. Jungwon vio algo que no debía ver y vine a explicárselo —asintió, bastante seguro de sus intenciones.
—Todo es tu jodida culpa —Jay maldijo inesperadamente, sus pies avanzaron un poco más próximo a Riki, quien retrocedió por mero acto de reflejo—. ¿Tenías que mandar esos jodidos mensajes? ¿Era necesario ilusionarlo de esa manera y luego romperlo? Eres una persona asquerosa —Jay disertó en una mueca de labios repugnante y hostil hacia la persona que antes consideraba su amigo.
Riki se quedó callado y muy consternado, y no era por los insultos hacia su persona, sino porque no entendía de lo que hablaba Jay. ¿A qué se refería con eso de los “mensajes”?
—Jay, cálmate —Heeseung habló por primera vez, moviéndose hacia los dos chicos, y colocándose a un lado de su pareja.
—¿De qué mensajes estás hablando? —Riki le preguntó abiertamente sus dudas, su frente se arrugó desde el momento en que su lengua pronunció la interrogante.
—No te atrevas a negarlo en mi cara —Jay lo señaló con su dedo índice, realmente irritado al ser tomado como un tonto—. Heeseung y yo estuvimos presentes cuando le dijiste que fuera a tu apartamento para hablar sobre ustedes.
Riki abrió sus ojos con notoriedad, sus orbes desenfocados observaron al suelo por un segundo mientras trataba de encontrar alguna pizca de lógica, pero no había, todo estaba incierto y meramente oscuro por donde sea que mirara. De acuerdo. Él estaba realmente confundido, no entendía absolutamente nada, porque él no recordaba haber hecho tal cosa. Nada tenía sentido, y eso era cada vez más sospechoso.
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𝚢𝚘𝚞'𝚛𝚎 𝚜𝚘 𝚏𝚞𝚌𝚔𝚒𝚗𝚐 𝚏𝚊𝚔𝚎 || 𝚜𝚞𝚗𝚔𝚒
Fanfiction❝Kim Sunwoo era perfecto en todos los sentidos, su apariencia, sus modales, su familia y su círculo de amigos. Sunwoo era perfecto ante los ojos de todos, siempre jugando a ser un perfecto Ken y comportándose como un auténtico príncipe de los cuento...