DESAPARECIDA
Mujer, 1. 63 M, 55 KG, Largo cabello castaño, Ojos claros, Piel morena.
Seña particular: una verruga en el mentón.
Ayúdanos a localizarla.
Por favor
Si tiene información, llámenos a este número:
(55...)
"Resulta difícil imaginar como de este estado enfermizo puede surgir algo tan vital, ese canto de amor a la vida que son las palabras del Zaratustra".
Nietzsche.Ha pasado. Ha ocurrido, así como una y otra y otra vez desde el primer día de mi secuestro, de mi despertar en este sitio. Lo hizo. Lo ha hecho, otra vez, lo ha hecho. Ese lunático lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a mí, me ha sometido, encadenado, dejándome como a él le gusta que esté una chica: indefensa.
Se las ingenió para que regresara a su cama, para dominarme, para que subiera a su habitación y, lo esperara, obediente, desnuda, metida entre sus sábanas, abierta de piernas, con la mirada perdida y la cabeza apoyada en la almohada.
Cuando él entró a la habitación, no tardó en desnudarse y arrancarme la sábana que usé para cubrir mi cuerpo y pechos. Quedé expuesta en cuestión de segundos. Volvió a ignorar mis plegarias y, la rabia e impotencia que sentí cuando él se encimó en mí fue...
—Estas muy mojada, pajarito —me dijo, mientras su lengua entraba y salía de mí.
Se encargó de recordarme, una vez más, quien tiene el control. Y, obviamente, jamás lo tuve yo.
—¿Lo disfrutas? ¿Lo disfrutas, pajarito mío? —me preguntó, cuando finalmente entró en mi húmedo y necesitado de su carne, mi coño—. Eres tan hermosa cuando te quedas callada durante el sexo.
Estaba ahí, podía verme, podía sentirme como la única chica en su vida que lo veía como realmente es y será siempre. Mi vida fue hecha para estar unida al caos y a la inestabilidad que alimenta su obsesión.
Fue demasiado rápido y brusco conmigo.
La única vez en la que fue lento, amable, tierno y considerado, fue cuando le entregué mi virginidad. Después de eso él sólo se dedicó a marcarme, penetrarme con toda la fuerza que le cabía en el cuerpo y, a ser rudo y despiadado con mis deseos.
Lo odiaba, pero también lo amaba. Odiaba el modo en cómo me hacía sentir, lo que me hace sentir cuando entra en mí, cuando está conmigo, piel con piel, sin el molesto látex envolviendo su gran miembro y, privándome de ese maravilloso y embriagador toque de su punta; porque cuando se esmera, la siento más profunda, más adentro de lo normal. Es muy adictivo. No me juzgues por creer que el sexo es la base de cualquier relación.
Lastimó mi cuerpo sin piedad, sin moral, sin ninguna muestra de respeto por lo que alguna vez tuvimos.
Me hizo daño. Pero también me amó. Creo que sólo quería demostrar algo, un punto en concreto que disgusta a su mismo creador; al final no sé si la lección fue para mí, o terminó siendo para él. Es como si estuviera practicando, para sabrá Dios quién, sus técnicas enfermizas de posesión. Probablemente, su oscuro estilo de amor se deba a esa chica de la que tanto me habla cuando termina de consumirme. Incluso me llama por su nombre algunas veces.
Sólo escucho: «Eres tú», «Eres tú», «Eres tú», una y otra vez cuando se desploma sobre mi pecho sudado y maltratado por sus manos.
La obsesión tiene nombre para esta mente perturbada. No sé si agradecer que no sea yo su musa, o, que le guste lo suficiente para mantenerme con vida en su extraño juego de retorcidos instrumentos.
Fui suya. Fui suya, otra vez. Se unió a mí, lo hizo para demostrar un punto, para dejarme en claro que, ahora, ésta es mi nueva vida; una de la que nunca podré escapar por mucho que me esfuerce en idear un plan.
Y...
Aunque escapar es una opción, de todos modos, jamás podré hacerlo de él. Jamás podré escapar de lo que él me ha hecho, me ha obligado a hacer, a ver, y menos a sufrir.
Sí..., mi vida le pertenecía, por mucho que intentara negarlo u ocultarlo, mi vida nunca regresaría a ser mía, no sin el constante recordatorio de lo que tuve que pasar para poder superarlo del todo. Esa sensación de placer y odio, de saber que estaba siendo violada, pero también saciada de esa dulzura envuelta en oscuridad, me provocaba una colérica guerra en mi estómago que sólo podía controlarse con ligeras náuseas y arcadas.
Estaba enferma. Me gustaba demasiado como para querer matarlo, como para intentar huir o encontrar una solución a esta maldita pesadilla que, en cierto punto, tenía matices del preciado paraíso.
Matar lo que teníamos, aunque yo sabía que no era correcto, me destrozaba. Quitarlo para siempre de mi vida, eso casi me matará. Si sigo aquí me matará, pero si no hago nada también me matará. No sé cuál lado de este infierno es mejor; si el que me une de por vida a su cama, o el que me sonríe sin poder evitar un revoloteo de mariposas en mi barriga.
Sí..., en definitiva, el segundo. Es peor amar aun sabiendo que la duda de morir no te asuste.
Lo amo, por eso sigo a su lado.
Sí..., moriré aquí. Moriré en esta cama, en estas noches en las que hemos pasado buenos y malos ratos. El recuerdo se irá, se desvanecerá como todo a mi alrededor. Mi vida no es mía. Ésta es mi sentencia. Soy una maldición, todos hablarán de mí a partir de ahora. Seré una leyenda que, con el tiempo, nadie recordará.
Seré un cuento para poner a las muchachitas a dormir.
Ese pensamiento me ha sostenido como un imán al refrigerador. Soy una pieza adherida a su plan. Soy desechable para él. Soy una chica a la que podría desaparecer si así lo deseara.
No soy nadie.
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Capítulo extra 😁😁😁
Perdón por no actualizar antes. Se me bajó la presión, y no tuve oportunidad de escribir ✍🏻
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¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]
Teen FictionLa joven adulta, abogada y devota religiosa Lilith de veintiún años, despierta su sexualidad descubriendo emociones ocultas y avivando la llama de la inocencia que los hermanastros Bianchi Soto despiertan en ella, haciéndole una tentadora oferta que...