[{|•| }] Por esa sonrisa sádica [{|•|}] Aizawa x ...(Oc)...

1. Tus ojos abismales.

Se sentó en la barandilla del edificio más alto que pudo encontrar; Estaba agotado y su vista empezaba una vez más a escocer, señal de que necesitaba sus gotas; saco de su bolsillo aquel frasquito pequeño escuchando un leve clip al abrirlo. Su vista volvió a parecer nítida tras las gotas. El héroe se preguntó hasta cuando podía seguir así con aquellas noches de insomnio. No era un secreto entre su entorno que le costaba conciliar el sueño pero últimamente ni siguiera podía dormir dos horas seguidas.

Se le entumecía las manos, le dolían las rodillas, le palpitaba la cabeza y le costaba respirar. A este paso tendría que decirle a Recovery Girl que le ayudará.

De su bolsillo derecho sacó una pitillera metalizada, lo había dejado, no había vuelto aprobar el tabaco desde que se lo prometió a Joker, pero hoy lo había visto desde su mesilla junto al gran vacío de su cama, brillando a la luz ámbar de la farola que se colaba por su ventana y juró que la pitillera le estaba llamando.

Se preguntó, si ya que habían roto del todo ¿También sus promesas se habían desvanecido? Acarició el pitillo de papel con su índice, recordando aquellos momentos dulces con su ahora ex-novia, se colocó el cigarro en sus secos labios, y prendió su extremo con el encendedor.

El humo casi le hace toser, al inspirar con tanta ansia. Un picor se adueña de su pituitaria haciendo que unas pequeñas lágrimas se escapen de sus irritados ojos, debido a la falta de costumbre.

El héroe sube la mirada y observa la luna, casi no se ve debido a toda la contaminación lumínica y detesta a la humanidad por quitarle tan melancólico paisaje.

Sus entrenados oídos perciben la estridente sirena, quitándose esa nube de asperezas que tiende a rodearse, reincorpora su cuerpo a la verticalidad, mientras coloca sus anteojos amarillos que le caracterizan como Eraser Head. —Quizás dos manzanas, quizás tres — Piensa, y agarra con firmeza su arma capturadora. Sus grandes manos, ya experimentada con el venir de los años, atan su cuerpo, para que cuando salte de aquel edificio no se desparrame contra el suelo, acabando con su vida.

Reconoce que le gusta la sensación de su arma en la mano, ocupando el vacío en ellas que antes estaban llenas de caricias y ternura , presionando su piel con un dulce dolor.

Retrocede un par de pasos, y salta lo mas lejos posible, sus vendas se agarran a los salientes del edificio de enfrente, mientras que enreda su tonificada pierna oculta en aquel ancho pantalón, desacelera la caída y comienza a desplazarse, con sorprendente facilidad atravesar de los edificios.

La sirena ensordece sus oídos, y la imagen de Present mic aparece en su fatigada mente, produciendo un pesado suspiro de frustración, la voz de su amigo es igual de molesta.

Aterriza en un callejón cercano y estudia el entorno, es un pequeña caja de ahorros, parece una sucursal vieja ya que sus letreros están desgastados.

La alarma suena y las luces de emergencia están encendidas en tonos ámbar y rojo dan un aspecto bastante terrorífico pero ni rastro de los asaltantes

El héroe se pregunta si se trata de un corte de luz pero el cristal de la puerta esta roto y esparcido por el suelo.

—¿Un atraco? —Aburrido. Es el siguiente pensamiento que se le cuela.

Avanza un paso, con aquellas pesadas botas, pero un grito ahogado y un cuerpo volando atraviesa la cristalera, le hace retroceder.

El hombre con las gafas amarillas ve como junto con el cuerpo hay una bolsa abierta y los billetes vuelan a merced de la brisa nocturna imitando la zozobra de una lluvia, una lluvia verde.