6. Tormenta

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Los años habían pasado tan rápido para Victor, que no tenía idea de cómo ni a dónde se habían ido. Solo sabía que había pasado días sentado frente al piano de cola en su departamento para poder tener la pieza que tanto le había costado crear. Agotado, con los músculos algo dolidos por la corrida de su casa hasta su lugar de entrenamiento se hallaba parado en medio de la pista con los ojos expectantes de Yakov muy cerca.

Los nervios aparecieron como hacía muchos años no lo habían hecho, por lo que tuvo que expulsar el aire que sus pulmones se negaban a soltar. Cerró los ojos para fijar toda su concentración en los siguientes cinco minutos y sus puños con fuerza, los agitó un par de veces en el aire hasta que sintió que ya no podía esperar más y asintió para que la pista empezara a sonar.  

Rutina de Victor - "Storm" (Tormenta)

Los toques lentos del piano alteraron el silencio que llenaba el enorme sitio de entrenamiento donde Yakov observaba a Victor en medio de la pista.La rutina comenzó grácil, con Víctor abrazado a su cuerpo. Luego abrió los ojos y miró por todos lados, observando todo lo que a su alrededor pasaba. Cuando pensaba en retrospectiva era su comienzo en el patinaje, todo nuevo y hermoso, todo lleno de esperanzas y de sueños. Abrió los brazos suavemente moviéndose por la superficie sin prisa, para luego girar con cuidado. Cada nota era una aventura nueva, un abrazo a la maravilla del patinaje. El piano emitía ese sonido dulce y a la vez triste que parecía hablar directamente desde su alma, un alma añorante de aquellos tiempos en los que todo lo que necesitaba para ser feliz eran luces, trajes y trofeos.

Poco a poco cogió velocidad y se acercó al lado derecho de la pista, deteniéndose cerca de la barrera para virar hacia la parte izquierda para elaborar su primer salto. Por un segundo el piano se detuvo y Victor se elevó consiguiendo un hermoso cuádruple Toeloop que lo llevó a la cima, la misma cima en la que estuvo por tanto tiempo. Tan pronto como aterrizó hizo un giro de medio Loop para coger más fuerza y seguir con un cuádruple Salchow que causó que Yakov se estremeciera desde la entrada de la pista. Impresionante. El Crescendo de las notas aceleró su marcha y empezó a hacer movimientos con las manos que parecían querer escaparse de pronto. No pasó mucho para que la música se detuviera nuevamente y las notas siguieran marcando el ritmo melancólico. Un giro de camello impecable fue ejecutado y todas las luces aparecieron ante sus ojos como pequeñas estrellas alumbrando su presentación. Los sonidos estridentes emitidos por las notas llegaron y con ellos Victor se movió de un extremo al otro de la pista con la rodilla derecha sobre el piso mientras su cuerpo parecía flotar. Su brazo derecho cubrió ambos ojos, como quien estuviera siendo obligado a avanzar a pesar de no saber hacia dónde iba. Era irónico pensar que así se había sentido los últimos años. Cada nota que salía se fusionaba con el cansancio y la tristeza que sentía de hacer lo mismo por tanto tiempo sin sentirse motivado. Poco después se levantó y ejecutó un juego de pasos durante el siguiente crescendo de la pieza que se podía escuchar. La música se fue extinguiendo de pronto y un triple axel se ejecutó también de forma inmaculada, dejando una estela de escarcha que caía a cámara lenta mientras Victor aterrizaba.

Otro crescendo trágico y las vueltas de Victor se hicieron eternas, sus manos elevadas a media altura como un ruego; una oración para dejar de sentir lo que sentía, para poder dejar atrás aquella máscara que se había obligado a ponerse todo ese tiempo, para conseguir brillar en su carrera.

El piano volvió a pausarse y otros saltos fueron apareciendo, cada uno más alto que el otro, cada uno más desesperado que el anterior. Un cuádruple flip llegó a mitad de la rutina y otro triple lutz marcó el ritmo acelerado nuevamente. Victor era un ave y volaba por encima de todos, pero era un ave herida que se desangraba con cada nota doliente que salía del parlante. Tanto tiempo había estado así que lo había considerado normal, tanto llanto escondido, tanta añoranza por alguien nuevo. Había pasado casi veinte años de su vida bailando sobre el amor y era justamente lo que no tenía.

Sigo siendo YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora