V - Misterio

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Finalmente un gran camión con una especie de jaula enorme en la parte trasera llegó, además de un par de coches con trabajadores de la organización de Updyke.

El cabeza de nube caminó hacia ellos dándoles las indicaciones de cómo y dónde llevar a ambos hombres lobo.
Los hombres acataron las órdenes y se dispusieron a cargar ambos licántropos a la camioneta para irse de ese lugar.

Mientras los hombres subían a las bestias Updyke volteó a mirar hacia el sitio donde estaba la cazadora notando que la misma estaba mirando a un lugar en específico.
Una iglesia.

La mirada de la femenina era fría y seria, como si estuviera mirando a un ladrón asaltar a alguien.

Su bello cabello se movía gracias al aire que llegaba desde las zonas abiertas dándole un toque de misticismo que, junto a sus puntas rojas le daban un toque de magia encantador.

Ciertamente era algo raro.

- Hey. - llamó el masculino. - ¿Qué miras? -
- ... una iglesia. - respondió la chica.

____ se dió la vuelta mientras suspiraba bajando levemente la mirada para ver al masculino a los ojos.
Ambos se quedaron mirando unos segundos uno al otro, hasta que la pelinegra levantó la cabeza viendo a los sujetos trabajar.

- Oh, ya habían llegado. Venga, vámonos. - dijo con frialdad.

Esas palabras eran como puñales atravesando una fina red de socialización.

Eran tan cortantes, tan frías, tan dolorosas que a cualquiera le darían nervios hablar con ella de nuevo.
Parece que la iglesia la puso algo "agresiva"; ni siquiera durante la cacería la femenina había hablado de esa forma tan descorazonada.

Updyke sintió un leve escalofrío por lo tétrico y tenso del momento, pero aún así se dirigió a su grupo de hombres, quienes tranquilamente le informaron que ambos licántropos estaban listos para ser transportados a la corporación.
Updyke agradeció y se dispuso a subir a uno de los coches que habían llegado.

Giró su cabeza para esperar a la femenina y subir con ella, pero la cazadora tenía otros planes en mente.

Ahora mismo la misma estaba sentada sobre la jaula donde se encontraba el licántropo, esperando a que arrancaran.

Los hombres intentaron bajarla de ahí, sin éxito alguno.

Podría estar bajo el cargo del presidente de los Estados Unidos, pero ella SIEMPRE haría lo que quisiera.

La libertad no tenía límites para ella.

Suspirando, Updyke entró al coche y ordenó a que comenzaran el viaje de vuelta a la base de su corporación.

Los autos arrancaron de repente, algo que asustó un poco al de traje blanco ya que pensó que la cazadora se había caído de donde estaba.
Por eso mismo se fijó por la ventana si es que ella había caído, pero no era así.
La cazadora estaba sentada tranquilamente en la jaula viendo la ciudad pasar en lo que se mueven.

Su cabello y ropa se movían al son del viento, y el brillo del próximo atardecer acentuaba todas las heridas, raspaduras y moretones que tenía en todo su cuerpo.

⭔O.M.C.A. (Updyke × Reader)⭔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora