Lo que nunca nos dijimos

580 49 78
                                    

Disclaimer: Black Clover y sus personajes pertenecen a Yūki Tabata.

«Porque sin buscarte te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Porque sin buscarte te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos.» — Julio Cortázar.

Charlotte echó a correr

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Charlotte echó a correr. Todo lo que sus piernas podían era poco comparado con las ganas que tenía de llegar a su destino. Estaba herida, estaba agotada, estaba asustada, pero le daba igual. Solo quería ver a Yami. Simplemente verlo y que él pudiera observar la persona en la que se había convertido con su esfuerzo y dedicación. Quería materializar de una vez por todas lo que sentía, quería volar libre junto a él y no esconderse nunca más. Quería estar con él para siempre a partir de ese momento.

Sin embargo, todos sus anhelos y esperanzas se desmoronaron en cuanto lo vio. Con la Tríada Oscura ya derrotada y la amenaza de los demonios resuelta, Charlotte pensó que su camino se allanaría por fin y podría confesar todo el amor que sentía por Yami de una vez por todas, porque era tan grande a esas alturas que ya no le cabía en el pecho, pero no fue así.

Lo vio tumbado en el suelo desde la lejanía y, aunque lo creía imposible, consiguió correr aún más rápido. El corazón le latía desbocado en el pecho, pero lo sentía haciendo presión incluso en su garganta. Sus manos ensangrentadas sudaban por el esfuerzo y los nervios, pero no se detendría por nada del mundo. No ahora que estaba tan cerca de liberarse de las cadenas que ella misma se había impuesto.

Por fin llegó a su lado. Se agachó y le tomó la muñeca para comprobar su pulso. Suspiró aliviada: era sumamente débil, pero podía sentirlo, así que Yami seguía vivo.

Charlotte no recordaba con claridad la última vez que había llorado, ya que no era alguien que acostumbrara a hacerlo, pero en esa ocasión, las lágrimas se escurrieron por sus mejillas de forma involuntaria y no hizo nada para apartarlas.

Yami comenzó a abrir los ojos lentamente, pero se podía percibir con claridad que le costaba mucho. Tosió en repetidas ocasiones, así que Charlotte lo sujetó por la cabeza para incorporarlo un poco. De sus labios salió algo de sangre y, con las pupilas dilatadas, empezó a mover sus párpados en repetidas ocasiones, tratando así de enfocar su vista.

Lo que nunca nos dijimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora