Una Coartada Válida

Parte II

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–¡Rei Salazar!– Abrí los ojos pesadamente.

–‘Buenos días, mamá...’– Giré sobre mi cama quedando boca-arriba. –‘... ¿Por qué tanto escándalo?’– Noté algo en su mano.

–¿Qué significa esto?– Era una foto. Aunque mi rostro no era visible, la complexión y el color de cabello daban pistas suficientes.

–Eso...– Ajusté mis ojos a la cantidad exorbitante de luz en la habitación e identifiqué el momento exacto en que eso ocurrió. La vista era desde arriba, yo en cuatro, con el pecho presionado en la cama y el perfecto "William Afton" aún sangrante en mi espalda. –... No puede ser... ¿De donde lo sacaste?– Se horrorizó.

–¿Es real? ¡¿Eres tú?!– No respondí. –Dáte la vuelta.– Obedecí. No le importó cortar la ropa que tenía puesta, reveló la misma herida que en esa fotografía. –¡Por los Dioses, Rei! ¿Cómo pudiste?– Mi padre entró.

–No importa, cerrará y desaparecerá, igual que todas mis cicatrices.– Ella comenzó a llorar y abrazó a papá.

–¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¿No te importa mansillar el recuerdo de tu hermana?– Eso me enojó.

–¡Mírame bien, mujer! Yo no soy ella. Acepta de una vez que Kris murió, no puedes aferrarte a su recuerdo siempre y esperar a que de algún modo regrese...– Me levanté de la cama tomando un vestido limpio de mi armario. –... Iré a darme una ducha, tengo que salir.– Busqué ropa interior y corrí hasta el final del pasillo. –Mierda, si fue él, se pasó ésta vez.– El agua fría me ayudó a entrar en razón.

Yo comencé a vestirme de chica poco antes de que mi hermana muriera, era, en su mayoría por juegos de "rescata a la princesa", pero no pensaron que eso me gustaría, usaba más vestidos, faldas, blusas, tacones... Ese fue el límite de mis padres. Me compraron entonces lo que ellos pensaban adecuado y yo comencé a trabajar para comprarme lo que quería. Pasó lo de mi hermana y se olvidaron por completo de mí. Guardaron un año completo de luto, desde el 20 de septiembre del '85 al '86, pero no volvieron a tratarme igual.

Viví mucho tiempo con mis abuelos debido a los largos descuidos de mis padres para conmigo. Cuando volví, mi abuela me advirtió de no dar problemas y por eso conseguí varios trabajos de medio tiempo, camarero, lava copas, limpiar casas... Sacaba dinero por mi cuenta, quizás no era mucho, pero era suficiente para mí. Me enredaba con personas de vez en cuando para sacar la frustración de ser eternamente comparado con mi hermana y ellos, mis padres, no se enteraban nunca. Pero si William tuvo el descaro de hacer esto, voy a tener que charlar seriamente con él, pedirle explicaciones y sólo tal vez, amenazarlo.

Suspiré. Salí del cuarto de baño vestido y busqué algo de calzado en mi habitación. Justo en la puerta de salida estaba papá.

–Ten mucho cuidado. Nosotros nos preocupamos por tí, puede que no lo parezca, pero nos importas mucho.– Pasé por su lado, no con intensión de ser grosero, sólo para demostrarle que seguía molesto. Antes de que pudiera cerrar la puerta me tendió la fotografía. –Arregla esto, por favor.– La tomé con manos temblorosas.

–‘M-me voy...’–

–‘Que te vaya bien.’– Paré en la acera prestando más atención al trozo de papel que arruinó mi mañana. Tenía fecha y hora: 08-07-'87 3:22 AM.*

Mi primera parada fue en un café del centro para desayunar. Pasé por una farmacia para comprar un par de analgésicos y tomé rumbo a la pizzería.

Entré y apenas llegar al pasillo, escuché gritos. No entendía nada, pero supe hoy sería un día jodido sólo con eso.

–Freddy, ya déjalo, no lo vale.– Fred apretó más su agarre sobre la camisa de Will.