Mi pequeño|•| Taekook

𝑷𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒂

Esos bellos soles que iluminan tu hermoso rostro hace que que cualquier mortal caiga a tus pies, no sólo por esos luceros que tienes, si no por todo tu ser, eres una bella obra de arte hecha por el mismísimo Miguel Ángel, cada facción tuya es una belleza que sólo tú puedes llevar.

Es eso lo que pienso al verte, mi pequeño ángel que te paseas frente a mis ojos, regalándome una bella sonrisa tan linda y reluciente, la cual llena de calor mi corazón, me encanta verte recorrer el gran pastizal de aquellas multicolores flores lantana, cerca de nuestro pequeño hogar.

Con tu gran sombrero de paja, con aquella camisa transparente la primera navidad, aquella que sólo hace que mis ganas de ti nunca terminen, y tus pantalones caqui a tres cuartos.

Mi momento favorito de venir, es verte correr y saltar descalzo como un ciervo libre, lo único que hago es observarte, varias veces me has dicho "Ven, amor, seamos libres juntos" extendiendo tu mano tan tersa, la cual tomo para dar mi misma respuesta de siempre "No,amor, se libre cual ciervo, yo solo soy aquél cazador que observa detenidamente" te alejas confundido como siempre, y no te culpo, ¿quien no quisiera ser libre en este lugar?, sólo aquel que le encanta ver aquella figura ser iluminada por una hermosa estrella brillante.

Después de que entra el cansancio, vemos la abrazadora luz del sol que va ocultándose para así regalarnos la noche con la gran y bella luna llena inundando de obscuridad todo a su alrededor, noto que la admiras con gran anhelo y susurras "La belleza de la madre luna no se compara con nada, es simplemente perfecta" unos cuantos minutos nos quedamos en aquel silencio para nada incómodo, observándola, para después dirigirnos a nuestra morada de amor cerca de aquel pastizal, una pequeña pero acogedora cabaña construida de ladrillos que se encuentra al lado del río, decorada con un camino de flores que su alrededor estaba alumbrado por unas lámparas de piso color cafe, en las paredes laterales de la puertase podían divisar unas hermosas enredaderas de rosas blancas, regalo de la mamá de Jeon, y la puerta algo rústica de color marfil. Al entrar, el pequeño YeomTan se situó a los pies de Jeongguk ladeando la cola frenéticamente de derecha a izquierda; lo tomó en brazos acercándolo a su pecho para poder acariciarlo tranquilamente mientras se sentaba en el sillón, tanta era la tranquilidad en ese pequeño momento, que ahora el pequeño Gguk se encontraba sonriendo, no era una sonrisa de dientes, era una sonrisa ladina la cual dejaba ver su ternura.

Unos cuantos bostezos tuyos fueron los que me dijeron que tu energía necesitaba recargarse junto a la almohada en tu cabeza, haciendo que así termináramos en la habitación.

Cada noche a tu lado, siento tu cabello tan sedoso que se posa sobre mi pecho, tus ojos tan brillantes, me sonríes y me colocas en un fin sin despedida, sólo pensando un momento en tu figura, tan hermosa, y tu cara que parece miel que se escurre entre mis dedos y me deja libre de aquel tormento.

Y con un beso lleno de amor y dulzura termina nuestro día, ambos juntos y abrazados, cada vez enamorándonos más y más, aun durmiendo