El heraldo de la Destrucción dejó inmerso en tinieblas a un antiguo y casi olvidado Reino, siendo el esfuerzo de una joven Pokémon el único capaz de ponerle fin a semejante Infierno. El Mítico Guardián fue llamado a ayudar y tan pronto como su labor...
La tarde había sido de lo más tranquila durante mis rondas de vigilancia por la Capital, aunque cuento con el cargo de Caballero, últimamente no he sido requerido. Digo, sé que es una buena señal cuando no se necesita de mis servicios pero, el día de hoy era especialmente tranquilo... se sentía como la calma antes de la tormenta.
Regresé al Palacio después de las 8pm, cené con mis compañeros y pasé un rato por la Biblioteca, sabiendo de antemano, que cierto Lucario estaría ahí.
Abrí las puertas con delicadeza y las cerré detrás mío al entrar, caminé por los largos pasillos buscando con la mirada algún indicio de vida. Para mi suerte, aquel montón de velas encendidas en el centro de todo fue la señal que necesitaba.
𑁋Veo que la bibliotecaria nuevamente te dejo las llaves 𑁋. Dije con diversión al llegar, observando el objeto que se encontraba al lado izquierdo de la mesa.
𑁋Me dijo que podía quedármelas siempre y cuando me asegurara de dejar las puertas con seguro al irme 𑁋.Contestó con sinceridad.
𑁋Mmm... parece ser que Briana confía mucho en ti 𑁋comenté con cierta insinuación𑁋. Siempre que vienes a entregar libros con demora, ella solo te sonríe y hace como si nada.
𑁋De-deja de bromear con eso, lo haces sonar como si yo le gustara 𑁋y así es como mi mejor amigo me dio la respuesta sin que fuera necesario preguntar.
𑁋¿Y qué tendría de malo si así fuera? 𑁋.Cuestioné.
Un sonrojo se hizo presente en sus mejillas mientras apretaba ligeramente el libro que sostenía. No dijo nada, solo se quedó en silencio continuando su lectura.
Leer las reacciones de Arlen se volvió uno de mis pasatiempos favoritos, no había nada que no supiera de él. Además, el comportamiento tan raro que comenzó a adoptar cada vez que veía la sonrisa de la bibliotecaria, hizo más fácil mi tarea de descubrir cuán enamorado estaba.
En fin, continué gastándole bromas un rato más, hasta que el aburrimiento se apoderó de mí. Caminé nuevamente por los pasillos, tomé un libro al azar y comencé a leer.
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𑁋¡Eamon, hey Eamon despierta!
Una vozrepetía constantemente mi nombre con cierto toque de... ¿preocupación?
Abrí mis ojos rápidamente, ignorando por completo en qué momento decidí caer rendido en los brazos de Jirachi. Cuando desperté por completo, noté la prisa reflejada en los ojos del Lucario frente mío.
𑁋Arlen, ¿qué pasa?, ¿qué horas son? 𑁋. Pregunté incorporándome en la silla.
𑁋Son la 1:03 de la mañana y parece ser que nos necesitan en la muralla Principal cuanto antes 𑁋me explicó poniéndose de pie y comenzando a guardar los libros𑁋. Será mejor que te adelantes, luego te alcanzo.
Solo asentí en respuesta y me retiré lo antes posible.
A medida que avanzaba por los pasillos del Palacio me era más nítido el sonido de la armonía que los Chatots cantaban, algo no andaba bien. Tomé la piedra que colgaba de mi cuello, aumentando la velocidad en mi andar.
Destellos de diferentes colores emergieron del colgante, envolviéndome con su cálida luz. El poder emanaba por todo mi cuerpo mientras la transformación llegaba a su punto final. Con esa nueva forma, las dudas y los miedos desaparecían, permitiendo que los 3 Pilares de mi ser; cuerpo, mente y espíritu se fundieran en uno solo.
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