Capítulo 6 -El torneo-

38 3 2
                                    


Cuando llegamos a Hogwarts había un ambiente extraño, pero no en el mal sentido, sino de emoción y alegría. Se notaba que algo iba a pasar, pero nadie sabía que era.El banquete de bienvenida empezó como siempre, la canción del sombrero, la selección de nuevos alumnos, y por fin el discurso de Dumbledore, a ver qué gilipollez va a a decir este año.

El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonriendo a los nuevos alumnos, con los brazos abiertos en señal de bienvenida. —Tengo sólo dos palabras que deciros —dijo, y su profunda voz resonó en el Gran Comedor—: ¡A comer!

Anda pero que anticlimático el de este año. Tampoco es que me esperase mucho de este señor 

-Cada año me decepcionan más sus discursos.-dije a Hermione.

-Bueno tampoco seas tan dura con él- Me respondió Hermione.

—¡Obedecemos! —dijeron Harry y Ron en voz alta, cuando por arte de magia las fuentes vacías de repente aparecieron llenas ante sus ojos. Nick Casi Decapitado observó con tristeza como llenábamos nuestros platos de comida.

—¡Ah, «esdo esdá me’or»! —dijo Ron con la boca llena de puré de patata.Que asco da este chico a veces.

—Tenéis suerte de que haya banquete esta noche, ¿sabéis? —comentó Nick Casi Decapitado—. Antes ha habido problemas en las cocinas.

—¿«Po’ gué»? ¿«Gué ha sudedido»? —dijo Harry, con la boca llena con un buen pedazo de carne. Si es que tal para cual.

—Peeves, por supuesto —explicó Nick Casi Decapitado, moviendo la cabeza, que se tambaleó peligrosamente. Se subió la gorguera un poco más—. Lo de siempre, ya sabéis. Quería asistir al banquete. Bueno, eso está completamente fuera de cuestión, porque ya lo conocéis: es un salvaje; no puede ver un plato de comida y resistir el impulso de tirárselo a alguien. Celebramos una reunión de fantasmas al respecto. El Fraile Gordo estaba a favor de darle una oportunidad, pero el Barón Sanguinario... más prudentemente, a mí parecer... se mantuvo en sus trece.

El Barón Sanguinario era el fantasma de Slytherin, un espectro adusto y mudo cubierto de manchas de sangre de color plateado. Era el único en Hogwarts que realmente podía controlar a Peeves.

—Sí, ya nos pareció que Peeves estaba enfadado por algo —Dije entendiendo —. ¿Qué hizo en las cocinas?

—¡Oh, lo normal! —respondió Nick Casi Decapitado, encogiéndose de  hombros—. Alborotó y rompió cosas. Tiró cazuelas y sartenes. Lo encontraron nadando en la sopa. A los elfos domésticos los sacó de sus casillas...

¡Paf! Hermione acababa de golpear su copa de oro. El zumo de calabaza se extendió rápidamente por el mantel, manchando de color naranja una amplia superficie de tela blanca, pero Hermione no se inmutó por ello. Ya la hemos cagado, Hermione y su iniciativa para liberar a los elfos domésticos, aún sigue con ello. P.E.D.D.O o algo así se llamaba. Bueno la cosa es que la hemos armado buena.

—¿Aquí hay elfos domésticos? —preguntó, clavando los ojos en Nick Casi Decapitado, con expresión horrorizada—. ¿Aquí, en Hogwarts?

—Claro que sí —respondió Nick Casi Decapitado, sorprendido de la reacción de Hermione—. Más que en ninguna otra morada de Gran Bretaña, según creo. Más de un centenar.

—¡Si nunca he visto a ninguno! —exclamó  Hermione.

—Bueno, apenas abandonan las cocinas durante el día —explicó Nick Casi Decapitado—. Salen de noche para hacer un poco de limpieza... atender los fuegos y esas cosas... Se supone que no hay que verlos. Eso es lo que distingue a un buen elfo doméstico, que nadie sabe que está ahí.

Hermione lo miró fijamente. —Pero ¿les pagan? —preguntó—. Tendrán vacaciones, ¿no? Y... y baja por enfermedad, pensiones y todo eso...

Nick Casi Decapitado se rió con tantas ganas que la gorguera se le bajó y la cabeza se le cayó y quedó colgando del fantasmal trocito de piel y músculo que todavía la mantenía unida al cuello. No quiero oír como sigue est conversación, ya la aguanté durante el segundo y el tercer año con sus charlas sobre los derechos de los elfos y todo eso, asi que me puse a hablar con los nuevos estudiantes de Gryffindor, no me suelo sentarse en la mesa de Slytherin , no caigo bien en general, Y bueno el sentimiento es mutuo. La verdad es que no entiendo porque el sombrero me puso en slytherin, hubiera preferido cualquier otra casa a esta. Todo el mundo nos odia, la verdad es que no le faltan razones, pero me ha sido muy difícil hacer amigos por ese hecho. La voz de Dumbledore me sacó de mis pensamientos.

—¡Bien! —dijo Dumbledore, sonriéndonos  —Ahora que todos estamos bien comidos —Hermione lanzó un gruñido—, debo una vez más rogar vuestra atención mientras os comunico algunas noticias: »El señor Filch, el Conserje, me ha pedido que os comunique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa comprende  ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.

La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras. Luego prosiguió:

—Como cada año, quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes,  como su propio nombre indica. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para todos los alumnos de primero y de segundo. » Es también mi doloroso deber informaros de que La Copa de quidditch no se celebrará este curso. Un silencio estremecedor envolvió al gran comedor.

—¿Qué?— Dije exaltada, no es posible, mira que no me gusta el quidditch, pero no pueden quitar la copa. Miré a los gemelos y a Harry, a ellos sí que les debe de haber afectado, ya que están en el equipo de Gryffindor. Era una imagen muy graciosa, el trío tenía los ojos abiertos como platos y los gemelos estaban tan blancos como Nick  Casi Decapitado. Dado el silencio, Dumbledore decidió continuar:

— Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando gran parte del tiempo y la energía de los profesores… pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar de que este año en Hogwarts…—

Pero en aquel momento las puertas del gran comedor se abrieron de par en par, revelando a un hombre, el cual se apoyaba en un largo basto. Y se cubría con una capa larga de viaje. No os voy a mentir, este hombre no me da buena espina, no sé porqué pero algo raro pasa con este señor. Todas las cabezas de el Gran Comedor se giraron para ver a aquella extraña figura. La cual siguió andando como si nada en dirección a la mesa de los profesores. Cuando un rayo iluminó el Gran Comedor, por fin se le pudo ver la cara a este individuo. Es Ojoloco, uno de los mejores, si no el mejor Auror que haya existido. Es una inspiración, personalmente, se que suena ñoño, pero de mayor quiero llegar a ser tan respetable y conocida como él.

— ¿Quién es ese?— preguntó Harry, antes de que pudiera abrir la boca Hermione le respondió:

—Es Ojoloco, uno de los mejores Aurores que han existido— Hermione miró a Ojoloco con curiosidad— Él es el responsable de la mitad de los presos que hay en Azkaban— finalizó.

—¿Ese es el señor al que tu padre ha ido a ayudar esta mañana Ron?—pregunté con curiosidad.

—Eh, creo que sí— dijo Ron dubitativo, antes de que nadie pudiese decir nada Dumbledore habló:

—Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras — dijo animadamente Dumbledore, ante el silencio de la sala—: el profesor Moody.

Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibidos con saludos y aplausos, pero nadie aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y Dumbledore.

—Como iba diciendo —siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody—, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informaros de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.

Vaya, tiene pinta de que este año tampoco va a ser tranquilo.

Vaya, tiene pinta de que este año tampoco va a ser tranquilo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dobby y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora