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-Jisoo-

Me hubiera gustado contar que mi padre no nos encontró besándonos, que nos separamos justo a tiempo, me hubiera gustado decir que él no se entero de esa forma tan bochornosa de mi relacion con Rosé, me gustaría decirles que cuando se enteró se lo tomó de la mejor manera, que nos sentamos los tres y lo platicamos, que nos escuchó pacientemente y aunque no entendió, comprendió qué yo era feliz, pero les estaría mintiendo, y me estaría mintiendo a mi misma.

Eso, desafortunadamente no ocurrió.

Dicen que el miedo natural que todo ser humano tiene, es defraudar a quienes ama, pero no te dicen que cuando el miedo se vuelve realidad el dolor es desgarrador. Sorpresa, desconcierto, confusión, enojo, todo eso pasaba por el rostro de mi padre, sus ojos mirándome directamente, tratando descubrir si era realmente su hija, y por primera vez sentí vergüenza en su escencia más pura, de qué? De todo, por mi padre, por la situación, pero, sobre todo, de lo que era y de lo que estaba haciendo.

Pero que estaba haciendo? Me estaba besando con la persona a la cual queria. No estaba siendo feliz hace unos pocos segundos? No había razón para avergonzarme.

Sin embargo, cuando nos preguntó sobre que estábamos haciendo, el primer impulso que tuve fue negarlo todo, decir que era un error, que había sucedido por un impulso, cualquier cosa que quitara la mirada de decepción en su rostro, pero sentí la mano de Rosé sujetar la mía, con la suficiente fuerza para demostrar su apoyo, era un "'estamos juntas en esto, no te dejare sola" Y no pude hacerlo. Negar a Rosé? Negar lo que sentía? Negar algo que ya no necesitaba ni siquiera ser ocultado? Nadie merece ser negado, y menos la persona que te hace feliz, además, Qué caso tenia? Mi padre ya lo sabía todo, su pregunta solo estaba de más.

Entonces, dentro de todas las emociones que me avergaron, encontré una pizca de valentía, porque la necesitaba infinitamente, necesitaba ser valiente, me quise reir de mi situación y lo absurda que todo me hacia sentir, casi me sentía como una chiquilla que había cometido una travesura y no tenia más remedio que confesarla a su padre. Solo que yo, ya no era una pequeña, y esto no era una travesura.

Esto era algo que me hacia feliz.

Le pedí a Rosé que nos dejara a solas, solo mi padre y yo, entendía que quería apoyarme y estar conmigo, pero esto era un asunto que quería tratarlo a solas con él, a mi manera, ella lo entendió.

No fue una platica tranquila, pero ambos nos abstuvimos a gritar porque eso no seria justo para mi hermana, mi padre se veia, perdido, decepcionado, casi devastado. Por qué? Si yo era feliz, le quise hacer comprender eso, le conté todo lo que me hacia sentir Rosé, cómo nos conocimos, cómo nos hicimos amigas, cómo una cosa llevó a la otra, pero para todo lo que le decía tenia una replica, estaba incapacitado para escuchar.

De pronto la situación se volvió más complicada, la voz aumentó, las palabras y argumentos comenzaron a surgir, estaba frustrada, pero también lo enterndía, supongo que para ningún padre es fácil, ni siquiera cuando una hija se enamora de un chico, verdad? Esta situación tendía a ser más difícil para él que para mi.

Pero llegó el ultimátum, tenía que dejar de verme con Rosé, pareció más una orden que una "sugerencia" como él dijo que era, esa amistad solo me estaba confundiendo, yo creo que más que confundirme, Rosé llegó a enseñarme cosas que en la vida pensé que sentiría. Asi que le dije que no, ese fue un gran error.

Me pidió que me fuera de la casa.

Todo estaba por encima de mi cabeza, la sentía tan pasada...como si de pronto todo el peso del mundo hubiera caído en mi, pero no, no era el peso del mundo, era la sensación de sentirme sola, era el saber que no podía contar con mi familia, pero tome una decisión y no iba a retroceder. Tal vez era demasiado terca, orgullosa o ambas, pero si mi padre me iba a querer, iba a quererme con mis decisiones y por todo lo que soy, no por todo lo que quería que yo fuera.

•°Sweet Love°• ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora