Capítulo 21

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Tras severos incidentes durante un mes, con la breve desaparición Takebayashi de la clase E, pruebas arduas junto con Koro-sensei y la reaparición del espécimen de capa blanca que __ repudiaba con todo su ser, no pudieron derrochar el jubiló que la fémina había adquirido tras ser consciente del enfrentamiento al que se someterían la clase A y la clase E. Como usualmente, no tenía conciencia de la razón de aquello, mas tras disculparse con su clase y retomar su altivo humor, había adquirido su antigua posición en el grupo. Rememoraba como, debido al avance con sus compañeros, había abrazado a Gakushuu, quien mantuvo un gesto confuso hasta que __ lo doblegó con un golpe en el abdomen.

__ fue invadida por Kayano, que se afianzó a su brazo y pidió que observara el partido. Según había entendido de las apresuradas palabras de Okuda, el partido que llevarían a cabo sería de boutaushi, aunque la muchacha desconocía de que deporte se trataba. Después de contemplar el campo, ojeando los postes en cada rincón de él, elevó una ceja, desconcertada, mientras oía como las chicas de su clase aclamaban a Isogai. Sin embargo, ella caminó hasta la otra punta del campo, donde la clase A reposaba, sosegada ante su falsa idea de victoria, y, sorteando a las muchachas que adoraban a los jugadores, alcanzó a Asano.

-Apuesto a que perdéis.

-No vamos a perder contra unos mezquinos carecientes de inteligencia, __ -aclaró Gakushuu con una inédita seguridad, sin interceptar la mirada de la joven-. Tengo que prepararme, pero gracias por la motivación, creo.

Cuando Gakushuu comenzó a alejarse de ella, retomando su posición en el campo como líder de la clase A, alzó el brazo y vociferó:

-¡Si pierdes me vas a comprar un escorpión dorado!

El estallido que daba comienzo al partido opacó la voz de __, quien se encaminó junto a sus compañeros para contemplar el partido. Las reglas, aunque estrictas, eran simples -las que conocía, claro-: debían derribar el poste ajeno. Con completo desconocimiento sobre las posiciones, normas o penalizaciones, __ comenzó a ver el partido.

El comando de Asano, aunque furtivo, era inquebrantable. No sabía como había conseguido alumnos occidentales para otorgar fortaleza a su equipo, o como había sabido distribuir los roles con aquella firmeza, mas parecía que la clase A abarcaría todo el campo si continuaban al mandato de Gakushuu. Aunque __ sintió ganas de alavar su codicia, recordó que si su clase perdía, conllevarías consecuencias que preferiría evadir, puesto que ella, aún inconsciente de todo, se vería involucrada.

No sabría definir donde el rumbo nítido del partido se tornó un campo de batalla, abierto y encadenado, donde ambas clases monopolizaban la victoria. __ sentía indecisión sobre a que equipo otorgar su apoyo, así optó por acudir a la clase que se encontrase desfallecida en ese momento, y para su infortuito desconcierto, cuando lo decidió, el poste de la clase A se encontraba tambaleándose. Se mantuvo sepulcral a lo que sucedía, expectante en demasía, arrugando sus cejas al tratar de comprender lo que sucedía.

-¿La clase A va a perder? -interrogó a Kayano, sumida en la sensación de alivio que se alojó en su pecho.

-¡Sí! -exclamó con entusiasmo la peliverde-. ¡Vamos, Isogai!

Finalmente, y como la clase E ansiaba, el poste del equipo A fue derribado, y Gakushuu, humillado.

Gakushuu tuvo que despojarse de la realidad unos segundos para tomar conciencia de la realidad. ¿Habían perdido? En efecto. ¿Contra quiénes? Contra alguien inferior a él. ¿Le habían humillado? Sentía que ese era el único propósito del partido. ¿La parte que más arduamente tuvo que confrontar? El resultado del partido le sería comunicado a sus padres.

La furia le palpitaba en la cabeza, sentía como las venas se le marcaban con nitidez y como sus cejas se fruncían al punto de opacar su vista. Encolerizado, con la ira latente en sus facciones, se deshizo del equipamiento, y lo arrojó con fervor hacia los banquillos. Todos vislumbraron, estupefactos o jubilosos, como Gakushuu, con los puños crispados y el enojo brotando de su cuerpo, se retiraba del partido.

__, aunque tentada a seguirle, prefirió objetar junto con su clase los puntos débiles que habían mantenido la clase A en el partido. Entre la bruma del jubiló de la situación, con sus compañeros borbotando dicha y con los estruendosos sonidos que provocaban sus carcajadas, esbozó una sonrisa.

Aunque la expresión que conformaba su rostro no podría definirse como feliz.


Habían pasado alrededor de dos horas desde que habían sido derrocados por una clase inferior. El enfado, aún latente en Gakushuu, se iba aminorando, mas él se encontraba consciente de que no desaparecería por completo hasta que, finalmente, pudiese abatir a la clase E. Aquello, aunque ridículo, era una prioridad casi enfermiza para él, tan sumido en su ambición que sus movimientos se volvieron inconscientes, mecánicos.

Debido a eso, cuando sus violáceos orbes se toparon con la aglomeración que generaban la clase E en el pasillo, impidiendo su tránsito, en vez de mostrar enfado, mostró resignación y sorpresa. Sabía que, aunque tratase de evadirlo, los comentarios ofensivos o sarcásticos arribarían, y prefería confrontarlos en ese momento.

-¿Qué sucede, Asano-san? -aunque lo tratase con formalidad, el tono sardónico que empleó Karma avivó su cólera-. ¿Disgustado porque no pudiste derrotar a unos idiotas, como la clase E simbolizamos? ¿Te duele el orgullo, naranjito?

Aunque trató de reprimir la ira mordiendo sus labios, presionando con fiereza sus uñas en la palma de su mano o evadiendo su mirada, no lo soportó más. El primer golpe fue dirigido hacia Karma, con obviedad, no evadido ni replicado. Cuando comenzaba a alzar el otro brazo para golpearlo con reiteración, la mirada ingenua de __ lo azotó.

Ella vislumbraba la escena en completo silencio, bifurcada en el medio de ambas clases, con una expresión tan neutral que Gakushuu caviló si incorporarse o continuar con la lucha. Sin embargo, al ver como __ le extendía la mano, la tomó, y dirigiendo una última, feroz y altiva, mirada a la clase E, se marchó con ella de la mano.

Por el enfado que mantenía a su cuerpo adormecido, no percibió la intensidad del agarre de su mano.

Hola, de nuevo, mucho tiempo sin verles. ¿Qué tal Gakushuu y __? Su relación, por así decirlo, se ha restaurado, de algún modo, aunque por razones difusas. Creo, como escritora, que como personas rencorosos que son, jamás volverán a tener la relación interesada que tenían antes, y no sé que sucederá -irónico, ¿verdad?- con ellos en el futuro, pero pase lo que pase, no me va a gustar.

Bueno, al caso. ¿Habéis visto cuantos votos tiene ya el fanfic? No sé si abrazaros, regalaros una casa con Gakushuu incluido o si armar una fiesta todos juntxs. Gracias, realmente, me hace feliz qué a tanta gente le guste y siga leyendo este fanfic. Así que mis más sinceras gracias a todos los seguidores de la historia. No os amo (modo tsundere activo), adiós



No soy perfecta, ¿sabes?  Asano Gakushuu y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora