Cuando hacían redadas siempre se encontraban con cosas peculiares, desde un animal extraído ilegalmente de su hábitat, venenos prohibidos por el ministerio, hasta pociones de dudosa procedencia y varitas presuntamente hechas de forma legal y correcta.
Cualquier cosa podía esperarse...o casi cualquier cosa.Lo que Harry Potter no esperaba encontrar esa noche era al mismísimo Draco Malfoy en el sótano del edificio que acababan de desmantelar, semidesnudo y con claros indicios de maltrato y tortura.
Hacía tiempo que no sabía nada de él, la última vez que lo había visto fue cuando le regresó su varita en el Ministerio, dos días después de haber declarado a su favor ante el Wizengamot para que los Malfoy fuesen absueltos de los cargos que tenían en su contra. Luego de aquello, la familia había decidido desaparecer y mantener un perfil bajo ya que su reputación en esos momentos no era la mejor.
-Jefe, ¿qué hacemos con ese?- preguntó el miembro más joven del escuadrón con desdén.
Harry J. Potter, por su parte a sus 27 años se había convertido en un gran auror, llegando a ser el Jefe de Seguridad Mágica más joven de la historia. Puesto que había aceptado con la condición de que su papeleo fuese hecho por otra persona más competente para eso -porque admitámoslo, Harry no era una persona muy ordenada- y que no lo sacaran del campo de acción ya que un trabajo de escritorio no era lo suyo.
-¿Jefe?-repitió el joven sacándo a Harry de su ensoñación.
- Yo me encargo, Frank. Dile a los demás que revisen bien el área en caso de que existan más víctimas- el chico asintió no muy seguro y con una última mirada cargada con algo de desprecio dirigida a Malfoy se alejó de ahi.
Se acercó despacio hasta el joven rubio que se encontraba inmóvil en su sitio -quizá por las cadenas que lo mantenían atado a la pared- con la mirada perdida y un semblante deprimente. El corazón de Harry sintió un vuelco al ver al que, en algún momento, fue el engreído y desagradable Draco Malfoy en ese estado.
Tenía unas heridas horribles por todo el torso, hematomas en el rostro y brazos, tal vez en todo el cuerpo. Su cabello, antes púlcramente ordenado y sedoso, ahora hecho un desastre y completamente sucio. Unas enormes ojeras adornaban sus ojos -o lo que se alcanzaba a ver de ellos pues los tenía hinchados- y si de por sí el chico siempre fue de complexión delgada, ahora se encontraba en los huesos.
-¿Malfoy? - con cuidado se agachó hasta su altura sacándo la varita para liberarlo de sus ataduras. Los brazos de este cayeron inertes, quedándose asi aún después de haber golpeado el suelo con fuerza. El rubio ni siquiera hizo algún gesto que indicara dolor. Harry frunció el ceño y se preocupó aún más.
-Malfoy soy Harry, ¿me recuerdas?- la única respuesta que obtuvo fue una solitaria lágrima que resbaló por su inexpresivo rostro.
•
- Ya le dije que no podemos atenderlo aquí - Harry estaba que se trepaba por las paredes, era ridículo. Aquella situación era ridícula.
- ¿Por qué no? Se supone que este es un hospital y ese es su trabajo- ese sanador estaba acabando con su paciencia y vaya que él era muy pero que muy paciente.
- Los demás pacientes podrían sentirse intimidados, además ¿si sabe de quién se trata?- la voz del medimago en turno era desdeñosa- Escuche señor Potter, si fuera cualquier otra persona, sin duda alguna ya estaría en las mejores manos...pero- Harry apretó la mandíbula y comenzó a contar mentalmente, tratando de controlarse.
-¿Pero?
- Después de la guerra nos reservamos el derecho de atender a mortífagos y renegados.
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Lo Peor De Mi [DRARRY]
Fanfiction|| Drarry || ONE SHOT Diez años han pasado luego de la caída de Voldemort. Draco piensa que la mejor manera de redimirse es morir en manos de aquellos que lastimó. Harry no está de acuerdo con eso.