FOR A MINUTE, terence higgs

⠀⠀⠀⠀⠀000⠀ ▌the first time anthea and terence met

Terence Higgs había terminado uno de sus tantos entrenamientos de Quidditch, estaba agotado de entrenar hasta tarde, pero era necesario si querían ganarle a Gryffindor. Desde que Harry Potter había llegado a Hogwarts todos los partidos se volvieron lo mismo, en el triunfo de los imbéciles de la casa contraria. ¡Potter no llevaba ni un año como buscador! Era tan detestable ver como todos los esfuerzos que hacían, el desgaste físico y días saltándose comidas por más tiempo para entrenar no era suficiente porque al final del día, Gryffindor siempre ganaba.

Sí, Terence sabe de sobra que antes era Slytherin el ganador en todo y hubiese deseado que eso se mantuviera porque desde que dejaron de ser los primeros en todo, se autoexigieron más de la cuenta y ese era el principal problema. No eran suficiente ni para ellos mismos.

Anthea Weasley por su parte no está interesada en el Quidditch, ni siquiera es capaz de asistir a uno de los partidos sin temor a que la angustia se apodere de ella, llevaba tiempo sin tener un ataque de pánico grave que la llevara a escapar de su propia sala común. Anthea ni siquiera recuerda cómo comenzó todo, sabe que pudo haber una causa de esos ataques, pero no puede recordar cuál es exactamente la situación traumatizante que vivió para llegar a ese punto y eso la carcome cuando está a punto de irse a la cama.

── Mañana a la misma hora, no lo olvides ── le recordó Flint ──, lo has estado haciendo bien, me siento algo orgulloso.

── Gracias... ── pero Marcus le interrumpió.

── ¡No le digas a nadie que te he dicho eso! ── espetó y salió de allí. No eran amigos y pocas veces hablaban fuera del campo, pero Terence lo veía como un hermano mayor pese a estar en el mismo año.

Siempre admiró a Marcus, aunque no era el mejor ejemplo a seguir sabiendo que llevaba un año atrasado y que podría estar preparándose para su séptimo año y no para el sexto.

En otro lugar del castillo, Anthea probablemente esté pensando en uno de sus hermanos o en dos, Charlie tenía meses sin escribirle y Percy estaba intentando tener tiempo libre para estar con ella. Ambos eran su lugar seguro, los dos siempre fueron un gran ejemplo a seguir, si necesitaba consuelo podía acudir a ellos. Charlie y Percy eran una gran ayuda para ella, pero sus caminos se estaban diviendo con el pasar de los días, con cada segundo se iban separando más y más. La ausencia de las cartas de Charles eran un problema y el poco tiempo que tenía Percy ── y aunque quería tener más para su hermana ──, no ayudaba en lo absoluto.

Anthea se sentía perdida y el ritmo de su corazón le advertía cada vez que en cualquier momento, esa angustia volvería y no tendría a ninguno de los dos para ayudarla.

── Estaré bien ── se dijo con una voz que no reconoció como suya. No podía permitir que la angustia le ganara, no importaba cuán arrollador fuese el miedo, ella era más fuerte.

Terence no estaba tan lejos de Anthea, aunque sus caminos no se habían cruzado como tal. La pelirroja estaba haciendo su mayor esfuerzo, el rubio estaba intentado relajarse tras la dura práctica, no pensaba en detenerse hasta llegar a su sala común y dormir, porque era todo lo que necesitaba en ese momento. En cambio, Anthea no sabía por qué decidió salir de la sala común de Gryffindor a una hora no muy prudente donde probablemente fuese encontrada por Filch o Peeves. Eso sería muchísimo peor, porque ellos no entenderían lo que estaba pasando.

── ¿Weasley? ── y aunque el chico no quería, prefirió detenerse por un minuto ──. Mierda, no te haré la estúpida pregunta de si estás bien porque es obvio que no.

── No... sí estoy bien ── eso había sonado mejor en su cabeza, pero su voz decía todo lo contrario. Las taquicardias, el ritmo de su corazón, todo eso apuntaba que no estaba bien.

── Claro, tú estás bien y yo soy hijo de Lady Di ── murmuró y mandó su descanso a la mierda, Anthea era más importante que dormir, cualquier persona lo era en realidad, pero Terence no iba a decirlo ──. Supongo que McGonagall sabrá qué hacer con eso... creo.

Y aunque fue un encuentro tan... raro, fue el primero y eso Anthea no lo iba a olvidar, porque pudo seguir su camino como cualquier otra persona, aún más siendo un Slytherin como lo era él, pero no, se detuvo sin importar nada. Si todos nos detuviéramos por tan solo un minuto, veríamos que no somos los únicos protagonistas del momento y ese es el problema, la gente no es capaz de parar ni por un misero segundo.