La hija del bastardo

4 0 0
                                    


Y justo cuando pensé que mi padre no podía ser un mayor hijo de puta.

Hola, mi nombre no es importante ahora mismo, me pueden llamar la hija del bastardo. Ahora mismo estoy corriendo intentando de escapar de una mafia, todo a mi al rededor se resume en carros, jadeos, gritos y mis pies chocando contra el suelo mientras el carro de ellos sigue tras mío, se preguntará cómo termine en esta situación esa respuesta se puede responder fácilmente. Por mi padre 

El era alguien adicto a las drogas, era alguien de hacer lo que fuera para conseguir un poco de drogas incluso si era endeudarse, gastar todo el dinero de los ahorros que grabarían servido para la medicina de mi madre y para por lo menos lograr meterme en la universidad, en pagar esa deuda luego endeudarse otra vez con esos hombres. Y no solo con ellos si no también con su esposa e hija, luego de que la dejó morir y el fue asesinado ahora le tocó a la hija pagar por la deuda de su padre.

Ahora, todo iba terminar de una forma u otra lo más seguro sería la muerte, pero como era alguien terco seguí corriendo para salvarme, para seguir existiendo y para que no me alcanzaran. Aunque no parecía que todo lo que estaba haciendo iba a funcionar, el carro parecía acercarse más y más, al frente de mi unas paredes se formaban con las cueles inevitablemente choque, intente correr, rompería, escalarla pero nada sucedía solo pude observar con horror el carro de esos hombres acercarse hacia a mi, me asfixiaba el miedo, lo único que me quedaba era cerrar los ojos esperar por mi fin.


Drip drip 

Estaba escuchando las gotas caer de mi cara hacia el suelo, estaba caminando cabizbaja, tratando de ignorar mi dolor, el hecho de que la gente me miraba con asco o con compasión mientras caminaba hacia el infierno que llamaba hogar. El líquido rojo carmesí siguió bajando por mi nariz hacia el suelo con cada segundo que pasaba y el dolor parecía ya no querer irse..mi vida es tan miserable

Aunque por lo menos tengo una esperanza

El camino de autobús a casa se sintió rápido, podía entender perfectamente lo que dicen sobre el tiempo solo vuela rápido cuando lo disfrutas pero siempre e odiado vivirlo, camine a esta esta esa casa que tanto odiaba y abrí la puerta de forma lenta esperando no tener una paliza al entrar. Oh..lo que me esperaba al llegar fue peor que eso

Fue el cuerpo dañado y muerto de mi madre, mi única esperanza frente a mi

Caí de rodillas, y sin poder más grite, grite tan fuerte como pude y lloré sin importar la reglas de papa. Seguí llorando acostada en el piso de ese infierno cuando escuché las pisadas pesadas de mi padre y su odiosa voz tan enojada. Lo más seguro estaba regañándome diciéndome como rompí la regla y esa era la única y última advertencia que me daría pero ya no me importaba nada ya si ella, no me importaba cuánto ese hombre me pateaba al ver que no le respondía, o cuantas veces me golpeó y me corto, ya no importaba el dolor ni el color carmesí que disminuyó poco a poco hasta que todo se sintió frío y se vio en negro.

...

Ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo había estado en este lugar en este cuarto, todo era hermoso aquí pero nunca se me tenía permitido salir escuché de esas mujeres rosas con uniforme que no podía salir hasta que me curara totalmente, cada que escuchaba eso me daba ganas de gritarles y decirles que no era verdad que estaba totalmente sana quería salir de ese lugar pero nunca lo dije por miedo de que es lo que podría pasar.

Me levante de la cama y camine hacia la puerta, la mujeres rosadas siempre pasaban una cajita de pastillas blancas siempre las debía tomar por alguna razón ellas decían que era por que quería que me sanara más rápido. Siempre pensé que era mentira pero nunca lo cuestioné porque quería poder sanarme como decían ellas para salir de esta habitación por primera vez

Cuando una de las mujeres pasó la bandeja que tenía la caja de pastillas, la toma y saque una de ellas, la mire por unos momentos y le agradecí por ayudarme a salir de este lugar luego la tomé y puse el resto de las pastillas en mi mesita de noche. Ya era hora de dormir, me acoste en la cama y mire por la ventana era siempre bonito afuera todo era tan pacifico como siempre lo era, con la excepción de que esta vez vi algo fuera de lo común, mientras mis ojos se estaban cerrando pesados por el cansancio vi a alguien que pensé no ver nunca mas era mi padre, llevaba algo con el no logré verlo ya que mis ojos se rindieron y empecé a entrar en un sueño uno en donde todo olía a quemado y yo era una de esas cosas quemándose.

Beep beep

La máquina sonaba dando la señal de que la hija del bastardo estaba viva, el padre el mismo hombre que la había dejado en ese estado estaba llorando abrazado a su camilla mientras seguía repitiendo esas mismas palabras que rogaban perdón una otra vez. El hombre sabía que no iba tener el perdón que tanto quería y más aún sabiendo que los doctores le dijeron ella nunca abriría sus ojos otra vez, más sabiendo lo que iba a hacer.

-oh hija..perdóname..perdóname por todo lo que te hice..-

El hombre se levantó y se dirigió a la maquina que la mantenía con vida, luego procedió a desenchufarla y así a matarla una vez más. 


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora