La luz de las antorchas.

Hola a todxs🥰
Este es mi primer Lemon y me divertí mucho haciéndolo, pensando sobretodo en cómo sería Sesshoumaru sama. Les agradezco sus votos y comentarios, y les garantizo que si bien es un lemon totalmente, es uno también basto de romance. Espero les guste😘 nos leemos!!!

Somos un espectador espía en esta realidad del pasado. Viajamos en el viento nocturno, Reposamos en la húmeda hierva y en los troncos de los arboles, desde donde encontramos a un viejo yokai del inframundo, fiel vasallo y seguidor del Lord yokai del oeste, profundamente dormido junto a una fogata, y aunque está bien abrigado y su respiración es relajada, en su verde rostro se denota una mueca de enojo. Cerca de él, un enorme dragón de dos cabezas olfatea el viento con sus cuatro narices, cerciorándose de la ubicación no tan lejana de sus amos. Ah Uhn se encuentra tranquilo. Sabe que hay luna llena y que su luz es especial. Estarán bien.

El olor de la noche es embriagante y nos invita a adentrarnos en la espesura perfumada del bosque, desde donde el viento es un soplido casi imperceptible, sin embargo, canta, acompañando a los grillos. Se siente el calor de las aguas termales ocultas, en las que nos encontramos por obra del destino, recinto cálido y secreto, rodeado de árboles. El vapor envuelve el ambiente con su blanquecina y fantasmagórica esencia, que absorbe la luz de las luciérnagas del verano en pequeños puntos. Se refleja aún mas su luz. La canción natural de la noche es interrumpida con el inusual pero muy discreto chapoteo en el agua caliente, una risa divertida, segunda de un suspiro de satisfacción. Otro chapoteo. Una pareja disfruta de las bondades de la naturaleza, tomando un baño en la gran pila de rocas, después de un largo, largo viaje. La luz de una pequeña fogata y un par de antorchas, junto con la luz de luna, ayudaban a que la penumbra no los devore y se ha generado un pesado ambiente cargado de romance, aunque quizá la chica es muy ingenua para haberlo notado. Mientras ella nada un poco de un lado a otro, de repente la calidez del agua le llena el pecho y suelta un largo y aterciopelado suspiro.

--Quieta Rin. Podrías marearte por nadar así. -- Al igual que con las antorchas, no tiene la menor idea de que esta estimulando a su señor visual y auditivamente. El gran Sesshoumaru yace quieto, recargado en el borde de la pila, denotando apenas sus clavículas desnudas y sus hombros. Su largo cabello plateado y hermoso esta atado en una coleta alta que cae hasta perderse en la turbiedad del agua, como el resto de su cuerpo. Su rostro en completa paz apenas se perturba al abrir sus salvajes ojos para ver a su mujer cada vez que suelta algún ruido delicioso desde su pecho o agita el agua.
Rin es hermosa, hermosa de una manera que parecía brotarle como el rocío brota de las hojas o el sudor de los poros de la piel que arde. Ella no lo intenta. Su señor siempre lo ha sabido. Para él no existe algo más hermoso que la existencia de esa humana, y si lo encontrara en algún momento de su eternidad, en algún lugar de los confines del mundo, alguna flor, alguna melodía, algún atardecer tan grato para su corazón, lo compararía inmediatamente con Rin, y lo pondría a la altura de sus pies. Nosotros sabemos esto porque somos el viento y el alma, pero en el exterior Sesshoumaru no tiene que decir estas cosas, y Rin no tiene que escucharlas. Ambos solo son y se viven, y eso es suficiente para sus corazones.

Tan solo un mes atrás había dejado la aldea con Rin como su mujer. No más visitas. Se han unido y están viajando hacia el sur, a una hermosa isla que el demonio quiere que Rin conozca, pues se dan unos frutos ahí que seguramente le encantarían. Sesshoumaru volvió a la aldea después de un par de años de no presentarse, y , si ya sabía que seguramente sería el momento de preguntarle si quería vivir con él como su mujer, le bastó con mirarla, escucharla saludarle con toda la emoción que su corazón daba al estallar como lo hacía desde que era una niña, percibir el jubilo de su alma, y claro, también la curva de sus caderas lo hicieron volcarse por completo en el sentimiento que ya percibía pero que, ese día le derrotó en el golpe más bestial que hubiese recibido jamás. La adoraba.