Hiyo

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Con el pasar del tiempo aquel castaño parecía fastidiarse, Hiyo se sentía cansada de esperar afuera de la casa de pie, ya había echado un vistazo al pequeño jardín del frente, pero la persona que esperaban aún no regresaba de donde quiera que fué, el chico que les recibió se le hizo conocido, de la escuela tal vez pero dado que era nueva en el lugar no podría reconocer todos los rostros de sus compañeros aún si se los encontraba en la calle, él se hallaba sentado en uno de los sillones, revisaba su teléfono celular y, en un momento dado ingreso a una de las habitaciones volviendo poco después con varios libros y cuadernos, parecía disponerse a realizar las tareas escolares, si ella se quedaba allí sin hacer nada no le daría tiempo a terminar, por lo que descolgó la mochila de su hombro y entró al domicilio aún antes de que que Kirishima pudiera hacer algo para evitarlo, ella también sacó sus libros y cuadernos de la mochila y los colocó sobre la mesita de la sala, junto a Yuudai, él la miró y sonrió un poco, volviendo después a realizar su tarea.

Hiyo también lo observó un momento y se sorprendió con la rapidez con la que el chico realizaba cada ejercicio, parecía... Tan sencillo... Para ella sin en cambio resultaba algo realmente complicado, no podía pasar del primer ejercicio cuando el chico ya casi terminaba, era frustrante, giró la vista buscando a su padre para pedir ayuda, sin embargo él no la miraba, parecía concentrado en otra cosa, así que no le llamó, entonces se le hizo extraño, ella no recordaba ser buena en matemáticas pero... Por alguna extraña razón sentía que podía pedirle ayuda a alguien, había intentado inútilmente realizar aquel ejercicio escrito en su cuaderno, sin embargo no lo comprendía, no eran simples matemáticas, eran ecuaciones y ella no las conocía, así que, realizar aquella tarea no sería fácil y probablemente lo tendría todo mal, se esforzaba, lo hacía, pero no lo conseguía, levantaba el rostro como buscando a alguien, ¿a quién le pedía ayuda? ¿A quién buscaba?, intentó recordar, sin embargo a su mente solo acudían sombras... Nada que pudiera identificar, su vista se detuvo en el chico que tenía a un lado, dudó en pedirle ayuda, si lo hacía... ¿Él la ayudaría? ¿Se burlaría de ella por no poder hacerlo? aunque no lo hiciera... Mejor... Mejor no dijo nada, su vista quedó fija en el cuaderno, observando lo que en él estaba escrito, de repente levantó el rostro con dirección a la cocina, y aquella palabra resbaló de sus labios con facilidad, una palabra muy familiar...

---...oniichan...

Yuudai volteó a verla, se sorprendió de escucharla decir algo, y ella, no sabía ni porqué había pronunciado aquello, miró al chico y quedó avergonzada, bajó la vista pero Yuudai ya no la veía, sino a Yokozawa, quien acababa de llegar a la casa con un par de bolsas de compras, de inmediato el chico se puso de pie para ayudarle a cargar, llevando todas las bolsas a la cocina.

---¡mamá! Has demorado mucho y tenemos visitas.--- el chico habló a Yokozawa, el cual permanecía sorprendido, no esperaba la visita de los castaños, pues ya tenía tiempo que  acordaron ir, o más bien, que Kirishima dijo que irían.
Hiyo se sorprendió al verle, sabía que iría con su padre a ver su nueva casa... O eso esperaban, no sabía que se encontraría con aquel hombre de nuevo, se sintió feliz, ¿vivirían juntos? ¿O es que acaso ellos iban a irse? Esperaba que no fuera así, para poder estar cerca de él, estaba emocionada.

---si, lo siento--- se volvió a ver a su hijo, el cual ya había regresado de dejar las cosas en la cocina, Yokozawa se acercó a él y tomó su rostro con ambas manos--- dime, ¿te has portado bien?

---Claro que me he portado bien mamá--- respondió con calma, Yokozawa sonrió y abrazó al chico.

"mamá" ¿porqué lo llama así? ¡Es obvio que él es un hombre!
Hiyo también se había puesto de pie y observaba aquella escena con molestia, sus manos las había juntado cerca de su pecho, jugaba con ellas y mordía su labio inferior, quería decir algo y al mismo tiempo se negaba a hacerlo. Ella también quería ser abrazada por él, confortada por él, ella quería... De nuevo sentirse amada por él... Lo que sentía en ese momento... Era muy  probable... Que fueran celos hacia el chico, Yuudai...
Estaba celosa de él...
Se recriminó aquello a sí misma, ¿con que derecho podría reclamarle? En definitiva no podía hacerlo, así que, calló.

En cambio Yokozawa la vió, supo que no estaba bien con sólo mirarla un segundo, en el pasado toda su atención se centraba en ella, pero ahora no era más así, su atención estaba dividida, pero su amor no había cambiado, cuando dejó a Yuudai se acercó a ella, levantó su rostro para mirarla a los ojos.
Hiyo le devolvió la vista, aquella mirada que siempre tenía, no estaba ahí, la expresión de aquel hombre era severa, pero en ese momento... no, su mirada cálida y llena de amor la confortó una vez más. Entonces ella le abrazó y él le correspondió.

---¿qué ocurre princesa?--- preguntó, pero ella sólo negó con la cabeza, y siguió aferrada a él.--- lo que sea que pase puedes decírmelo, ¿de acuerdo?

---... --- Hiyo se separó un poco de él, lo miró un instante, su labio inferior nuevamente temblaba, ella quería decir algo pero no se lo permitía, Yokozawa la observó con calma y acarició su mejilla, entonces ella suspiró, se armó de valor y le miró, con sus ojos aguados por querer romper en llanto--- m-mamá... ¡Mamá! ¡Te extrañé mucho!

Ella lloró, Yokozawa la abrazó para consolarla, no quería verla llorar, Kirishima se sobresaltó, ¿cómo había podido su hija hacer algo así? ¿A él? ¡El oso gruñón de Marukawa! Pero a Yokozawa no pareció molestarle, abrazó a Hiyo con fuerza, como temiendo perderla en cualquier momento, observó la mesita de aquella sala, los deberes de Yuudai estaban casi por terminar, su cuaderno estaba lleno de cifras, en cambio los de Hiyori permanecían casi en blanco, observó los borrones y tachones, se dió cuenta entonces que ella no había podido hacerlos, ¿porqué? ¿Acaso no se los habían enseñado? ¿Había estado ausente todos estos años? Su cuerpo había crecido pero por dentro... Tal vez aún era una niña pequeña...

Miró a Kirishima recargado en el marco de la puerta, observándolos.
¿Había ocurrido lo mismo con él?

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