Amor Extraño (Rulexby)

Cap. 7: Arrepentimiento

Narra Alex.

- He dicho que me dejes. Suéltame, no quiero volver a verte. Haré yo solo el trabajo con tal de que te alejes de mí. ¡Te odio! - enseguida me arrepentí de lo que dije pero ya era tarde. Vi cómo a Rubén se le humedecían los ojos y se marchó. En seguida volvió a mi mente el día en que me dijo "Te quiero" y yo me marché corriendo mientras él veía cómo me alejaba. Ahora yo estaba igual, observando a Rubén alejarse de mí y un vacío se formó en mi corazón. ¿Así se sintió él?

Probablemente no, porque en esas dos ocasiones, yo fui el que hizo daño a Rubén. Él sólo había respondido a mi pregunta, y su respuesta era lo que más quería oír. Entonces... ¿Por qué me fui? ¿Por qué corrí? ¿Por qué... huí? Fui un idiota al no decirle a Rubius lo que sentía, al rechazarlo tantas veces. Pero eso se acabó, ya lleva tres días sin ir al instituto, ni siquiera vino a entrenar con los Warriors. Mañana iré a verle y se lo diré todo.

Viernes, 15 de octubre.

Me desperté bastante bien, algo extraño ya que a mí no me gustaba levantarme pronto. Desayuné, me arreglé y todo eso bastante animado. Me puse los auriculares y salí de casa escuchando música. Un poco antes de llegar al instituto empezó a sonar mi móvil. Lo miré y era una alarma. "Hablar con Rubén". ¡Me había olvidado! Menos mal que me había puesto la alarma... Di media vuelta para irme a su casa, suponía que no vendría al insti, llevaba ya cuatro días sin asistir y nadie sabía nada de él, ni siquiera Guille o Samuel.

Llegué a su edificio y llamé al telefonillo. Sabía cuál era porque Vegetta me lo dijo pero no sabía casi nada de él, y aún así me gustaba, sin apenas conocerlo. Me di cuenta de que aún no me había contestado al telefonillo así que volví a llamar y esperé. Nada. Me di la vuelta, dispuesto a marcharme pero oí su voz.

- ¿Sí? - dijo - ¿Quién es?

- Soy yo, Alex. Vengo a verte, tengo algo que decirte.

- Dilo entonces.

- Rubén por favor ábreme, no puedo decírtelo aquí - le supliqué.

- ¿Y por qué no?

- No puedo. - soné algo cortante.

- Ah, bueno qué pena. Adiós. - oí cómo colgaba. Volví a llamar.

- Rubén, por favor. Estoy preocupado por ti.

Escuché un suspiro de su parte. Después de unos segundos decidió abrirme. Entré y subí rápidamente las escaleras. Toqué el timbre y él abrió pero se quedó en la puerta sin dejarme pasar. Yo tomé aire, hinchando el pecho para darme confianza.

- Rubén, yo...

- Lo siento mucho, no quise hacerlo - me interrumpió con voz aguda, como imitando lo que yo diría - Pues ya está hecho y me has hecho mucho daño, Alex. - esto último lo dijo con voz normal.

- Pero, Rubén, yo... Yo no sé por qué lo hice. Yo a ti también te quiero. No, no te quiero, te amo. Quiero verte todos los días, saber que estás bien. No hace falta que me hables, me vale con ver tu sonrisa, tus ojos, esa nariz tan perfecta, tu alocado pelo... Quiero ver esa sonrisa sincera que ilumina mis pensamientos cada mañana, quiero que vuelva el verdadero Rubén, el que ríe y bromea entre sus amigos, ese al que merece la pena recordar, y no al Rubén que no va al instituto y está deprimido al que es mejor olvidar. Tus amigos están ahí, siempre para ti. - vaya discursito le había echado, me había quedado a gusto.

- Yo no soy necesario. - dijo simplemente.

- ¿Cómo que no? ¡Te necesitamos! Yo te necesito.

- Tú, o eso dices, ¿y quién más? Alex, me hiciste mucho daño, ¿sabes? Ya no puedo confiar en ti, porque lo hice y salió mal. No una si no dos veces - abrí la boca para hablar pero Rubén siguió - Sí, volveré al instituto pero no creas que recuperarás mi confíanza. Te la ganaste a la primera pero de esa forma la perdiste también. Haré el proyecto ese contigo, pero no creas que soy tu amigo otra vez - vi sus ojos humedecerse - Vete Alex, por favor.

Yo obedecí, no quería que siguiera pasándolo mal. Me dirigí a mi casa, ya que ya no había tiempo para llegar a clase pronto.

"La confíanza se gana, no se compra y cuando la ganas de verdad, cuesta mucho perderla"