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— ¿Entendieron el plan? — Pregunté, observando a los héroes presentes, incluso habían algunos internos.
— Si.
— Cuando de la señal, ustedes se mueven, si dan un paso en falso podrían matar al niño o incluso matarme.
— Procura salir ilesa de aquello. — Murmuró Aizawa.
Asentí.
— Bien, todos a sus posiciones. — Dijo Nezu.
— Masami... — Habló Ichiro.
— ¿si?
— ¿Puedo ir? — Preguntó.
—No puedes Ichiro, ya hablamos de esto.
Bajó la mirada.
— Lo siento. — susurré antes de irme.
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— Hey, ya estoy aquí.
Varios hombres me rodearon, apuntándome con armas, me quedé en mi lugar en eso el líder de aquella banda me disparó, no era una bala real, sino, una bala que anulaba el Don temporalmente.
— Has cumplido, estoy sorprendido. — sonrió.
— Soy héroe, ¿qué esperabas? ¿Qué fuera cobarde? No te equivoques.
— Silencio. — Me proporcionó un golpe en el estomago, provocando que escupiera sangre.
Fui llevada dentro del escondite mientras observaba a mi alrededor, nos detuvimos en un cuarto espacioso, allí me senté en una silla.
— ¿Y bien? ¿qué quieres negociar? — Pregunté sin interés.
— Tu lealtad por la vida del niño.
— ¿Perdón? ¿Quieres qué traicione a los héroes y te ayude? — Pregunté.
— Solo que nos des información. — Aclaró.
— Oh.
— Sabemos que fuiste parte de la liga de villanos luego te uniste a los héroes, no es difícil para ti cambiar de rumbo ¿no? — sonrió ampliamente.
— Antes de responder eso, ¿Dónde está el niño?
El líder realizó una señal y sus compañeros trajeron al niño, tenía una mirada asustada, tenía algunos rasguños y lágrimas en los ojos.
— ¿Entonces?
— Como dijiste antes. — sonreí de lado. — No es tan difícil cambiar el rumbo.
Presioné un botón que llevaba en mi bolsillo, seguido se escuchó una fuerte explosión fuera.
— ¡¿Trajiste a los malditos héroes?! ¡Maldita héroe, el niño morirá!
Esta vez sacó otra arma, claramente con balas reales, rápidamente me lancé contra Kyo recibiendo la bala en mi costilla, no podía ocupar mi Quirk ya que continuaba el efecto de la bala anterior, cuando creó que todo estaría bien, recibí un disparo más.
— ¡Masami!
Logré escuchar la voz de Aizawa antes de quedar inconsciente.
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AÑOS ANTES
— Shigaraki... — Murmuré, sentada en la azotea de un edificio.
— ¿Qué?
— Hagamos una promesa.
Shigaraki se mantuvo en silencio, sin miedo tomé una sus manos y la entrelacé con la mía, mi corazón latía rápido.
— Sin importar en el bando que yo esté, siempre contarás conmigo y yo contigo, nos cuidaremos mutuamente. — Fijé la mirada en el oscuro cielo.
— ¿Aunque seas héroe? ¿Aunque algún día nos enfrentemos? — Preguntó.
— Si. — Asentí levemente.
— Es una promesa.
Sonreí levemente mientras cargaba mi cabeza sobre el hombro de él, sintiendo su calidez, presioné levemente su mano.
— Promesa. — Susurré por lo bajo.
Esa era la clave, la clave que desenreda mis sentimientos, la clave que me hace entender lo que realmente quiero para mi, para el futuro. Cerré los ojos por un momento, meditando.
— Si te quedas dormida, te dejaré aquí. — Murmuró él.
— Amargado.
— Gorda.
— Pesado.
— Fea.
— Tonto.
— Idiota.
— Inútil.
— Ruidosa.
— Te odio.
— Yo también.
Sentía la emoción recorrer mi cuerpo, insultarnos de broma se había vuelto rutinario sin embargo, era divertido
