parte i lol

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Llovía en París. Dos peatones se alejaban por la acera izquierda de la avenida Bosquet. La figura más alta cubría a su acompañante con un enorme paraguas con estampados dorados. A pesar de sus esfuerzos, la precipitación cada vez era más fuerte y el hombre, ante la insistencia de la mujer, cerró el paraguas. En menos de un segundo sus ropas estaban caladas, el pelo pegado al rostro y sus ojos casi enteramente cerrados porque el diluvio no les permitía hacer otra cosa. Las gafas de montura redonda metálica de ella se empañaron y, por mucho que intentara limpiarlas, la tormenta se lo impedía.

Aunque la reacción más obvia ante el agua habría sido buscar refugio hasta que amainara, la pareja comenzó a reírse sin importar la incomodidad del impacto de las gotas heladas contra su piel. Se salpicaban con el agua acumulada en el suelo y saltaban en los charcos. Inclinaban la cabeza hacia atrás para ver quién llenaba su boca antes y se escupían lo conseguido. Parecía que únicamente existían ellos dos en el mundo, y que la lluvia, que al principio había supuesto una faena, ahora era un ingrediente más en su felicidad vespertina.

Como si hubiera sonado una alarma de la que solo ellos eran partícipes, se dirigieron el uno hacia el otro, abandonando sus jueguecitos pero no las sonrisas. Ella colocó sus brazos encima de los hombros de él, creando el espacio perfecto para que él rodeara su cintura y la atrajera hacia sí. Se miraron a los ojos durante lo que pareció una eternidad antes de comenzar a besarse lentamente. Era un beso tímido, algo raro frente a su evidente complicidad. Se conocían, sabían lo que el otro quería y, sin embargo, aparentaban tener miedo de algo.

Un rayo les sacó de su ensimismamiento. Antes de poder oír el trueno ya habían abandonado cualquier temor a ser observados y se entregaban con delicadeza el uno al otro. Él trataba de acercarla más a pesar de que no hubiera ni un milímetro de espacio entre ellos; ella deslizaba sus manos por su cuello y las enredaba en su pelo queriendo juntar sus bocas lo máximo posible.

Unos minutos más tarde se separaron respirando con dificultad. Ella bajó los brazos, que le debían pesar por la ropa empapada, hasta la cintura del hombre, y él la rodeó con los suyos cuidadosamente. Se susurraron un sincero "te quiero" y se dieron un último beso antes de continuar caminando hacia su destino, un portal adornado con filigranas metálicas a unos metros de distancia. Ambos parecían completamente felices, como si acabaran de realizar uno de sus mayores sueños en vez de haber sido completamente mojados por la lluvia parisina.

Unos minutos más tarde se encendió la luz en el primer piso del edificio. Las sombras de la pareja se diferenciaban claramente a través de las cortinas. Se reían, se abrazaban, se besaban, sus contornos se fundían en uno solo y vuelta a empezar una y otra vez. Hasta que de repente sus ropas caían al suelo con pesadez formando charquitos a su alrededor, los besos ya no eran exclusivamente en los labios y sus respiraciones se aceleraban cada vez más.

La luz de la habitación se apagó, y lo único que quedó visible de la pareja que tanto había disfrutado de la lluvia aquella tarde fue la creciente condensación en la ventana del baño.

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⏰ Last updated: Sep 02, 2022 ⏰

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