Experimento inmortal (One shot)

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El veneno corría por mis venas, ardiente, doloroso y poderoso. Cada parte de mi cuerpo se estremecía ante su pasar. Muerta; desearía estar muerta, pero por más fuerte que el veneno fuese o aunque me dispararan con mil armas, mi cuerpo se niega a morir.

Tengo quinientos años, sólo los primeros cien los pasé fuera de estas paredes grises y sucias, que incitan al suicidio cada vez que te das cuenta de que estás atrapado entre ellas.

Mis recuerdos sobre el mundo exterior son vagos, creo que vivía en un callejón, oculta, con la intención de no ser capturada por los soldados que hacían retumbar sus coordinados pasos en las almas de las personas inocentes e ingenuas, pensando que la paz llegaría en algún momento, pero eso no ha sucedido ni pasará. Quinta guerra mundial, el mundo se encuentra escaso de agua y comida que no estuviese alterada por químicos, la gente no vivía más allá de los 30 años, esa fue una de las razones por la que me capturaron. Lo que mejor recuerdo es el dolor que sentí cuando dispararon sus armas contra mí, pero a pesar de ello mi cuerpo se mantuvo vivo, respirando, latiendo, pensando, sintiendo. Fue cuando se dieron cuenta de que soy especial. Comenzaron a utilizarme para probar las armas que utilizarían contra las demás naciones.

La tecnología se convirtió en el pilar de la existencia humana, pero no era usada de forma correcta. El poder y la corrupción se adueñaron de todo, los derechos humanos ya no tenían ningún valor e importancia. El amor y la amistad fueron borrados, cada persona se preocupa de sí misma.

—¡Baja de ahí maldito enfermo! —escuché gritar a uno de los guardias, seguramente se lo decía a Jim, un chico que llegó hace unos días, podía caminar por las paredes como una araña. Un segundo después escuché un grito, le habían dado una descarga eléctrica.

El veneno comenzó a detener su efecto y pronto pude respirar con un poco de tranquilidad.

—El efecto decae ¿Cuánto duró?

—49 horas, grado de envenenamiento —la aprendiz tomó una herramienta extraña, parecida a una pistola, la apuntó a mi cabeza y una luz me cegó por unos segundos — ...87, creo

—¿Crees? ¡Despedida!

—P-Pero... -y así se iba su décimo aprendiz de este año.

—¡Guardias! Lleven a la prisionera a su celda

Los guardias comenzaron a arrastrarme a través de los pasillos. Todavía sentía a mi cuerpo arder por dentro, el roce de mis manos y piernas contra el suelo quemaba mi piel, a pesar de haber pasado por esto cientos de veces, mi cuerpo y mente no lograban acostumbrarse al sufrimiento al que eran sometidos día tras día.

De nuevo rodeada por esas horribles paredes comencé a recordar la primera vez que intentaron averiguar la razón por la que mi apariencia seguía siendo la de alguien con 19 años o cómo lograba sanar más rápido de lo normal, para mí nunca a sido lo suficientemente rápido.

Miré mis manos heridas, el veneno había vuelto mi piel extremadamente sensible, pronto las heridas comenzaron a desaparecer de una forma dolorosa, y no sólo esas heridas, todo mi cuerpo se contrajo en un espasmo de dolor. Después de una hora, me encontraba completamente sana.

Mi estómago gritaba por algo de comida, hace 400 años que no comía ni un bocado. No es como si necesitara comer, no puedo morir; pero la sensación de vacío y fatiga que sentía a cada hora era insoportable.

Una pequeña ventana se encontraba en lo alto de la pared donde apoyaba mi maltratado y delgado cuerpo. Un rayo de luz iluminó un sector de la habitación, jugué con ella, utilizando mi mano para generar sombra. Sería hermoso poder salir, ver la luna otra vez grande y hermosa, una de las pocas cosas que el hombre no ha destruido.

Immortal experiment (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora