El otro día estaba trabajando como de costumbre, y miré mi muñeca, para ser precisa, fijé mi atención en el reloj que portaba, debo decir que este no es el mejor momento de mi reloj, hace unas semanas, estaba algo apurada arreglando mis cosas, este calló y cuarteo. ¿Por qué no compro uno nuevo?, me pregunté. Lo seguí observando mientras meditaba en ello.
Luego recordé el primer día que lo vi, la ilusión que me hizo el comprarle y portarlo. El reloj aún funciona, talvez no tiene la mejor presentación en este momento, pero puede repararse.
¿A qué voy con todo esto?, a veces las relaciones, ya sea de pareja, familia o amistad, son como este reloj, de inicio todo es lindo, te hace ilusión, te funciona, pero luego llega algo y esta se fractura. Nos enfocamos tanto en como luce, pero no ponemos atención en lo que realmente importa. Tratamos de renovarlo sin antes intentar repáralo.