"Claro que eran humanos, pero cualquiera que mirase sus ojos podría notar la oscuridad que se encontraba en ellos".
Cuando era pequeña jamás le temí a los monstruos, pero siendo adulta, conocí a tantos que estaba segura de que jamás volvería a dormir sin la luz encendida. Almas en pena que entraban a tu cuerpo, gente muerta con seres malignos en su interior, doctores excéntricos que jugaban con tu cuerpo y mente, psicópatas con máscaras de payasos, y ahora, agentes vestidos completamente de negro, con cascos oscuros cubriendo sus rostros y sus manos repletas de armas. ¿Cómo podías identificar el mal si podía aparecer tanto como un pequeño ángel de grandes ojos opacos como en mujeres instruidas con lindas y brillantes sonrisas? ¿Cómo identificar el bien cuando podía verse tan impotente, y lleno de oscuridad como impulsivos, sagaces y tercos?
¿Era acaso necesario detenerse a pensar en ello? ¿El bien y el mal servían de algo si ninguno iba a desaparecer? ¿Acaso alguno importaba más que el otro cuando el destino jugaba con tu vida como quería?
De todo lo que había vivido, de lo poco que sabía, de lo que jamás contaría, aprendí una valiosa lección. El pasado te construía, el presente te preparaba, ¿el futuro?, no importaba una mierda.
La persona, la primera persona en la que confiaríamos en mucho tiempo y que tal vez no nos traicionaría en el futuro, se presentó ante nosotros como un hombre de no más de treinta y cinco años, alto, moreno, calvo, pequeños ojos marrones y quijada cuadrada. Fue el primero en vernos, en presenciar aquella escena tan particular en una habitación pequeña.
El único que no llevaba su identidad oculta.Al instante en que nos dimos cuenta de la llegada de aquellos por lo que los demás habían estado esperando, Azael empujó a Zoe a la habitación, y él, se interpuso frente a lo nuevo desconocido, protegiéndonos. En ese momento, mientras Race se adelantaba para cubrirlo y las chicas me ayudaban, mejor dicho, intentaban levantarme con tanto temor a que pudiera romperme, solo pude ver los bolsegos negros y las piernas cubiertas por unos pantalones militares del hombre, quien parecía ser el que había hablado con Azael y Zoe la primera vez desde que despertaron.
<<¿Realmente estaba sucediendo?>>
−Brown. No tenemos tiempo, hemos reducido el personal al mínimo porque aún no identificamos a los enemigos en su totalidad-sin rudeza, el hombre se dirigió a Azael con calma y rapidez−Según lo concordado: 387648 AC. Irán conmigo, si hay heridos poseemos un vehículo de intervención rápida, irá con mi compañera de...
−No.
−¿No?
No había sido Azael quien había hablado, al contrario, la persona que ahora estaba a su lado, y presionaba su mano contra el bolsillo de sus pantalones donde aún se encontraba la memoria, habló.
−No. No volverán a separarnos. Tampoco les daremos la memoria hasta que estar seguros.
Hubo una pequeña pausa que me preocupó. Sin pensarlo demasiado, conté hasta tres mentalmente mientras las chicas empujaban mi cuerpo y me erguí, flaqueando al instante en que mis piernas lograron colocarse de forma recta por un segundo. Apoyada completamente en ellas, con las rodillas dobladas, levanté la mirada en dirección del hombre, nerviosa, exhausta, tan adolorida que lo único que podía hacer era cerrar la boca para no gritar e interrumpirlos. Ann cortó con rapidez parte de aquella fina sábana amarilla con la que dormía y vendó torpemente mis manos, y entre tantos quejidos de mi parte, un alivio me generó el hecho de que podía mover los dedos con dificultad, pero podía hacerlo.
−Dimos el código. Vinimos a buscarlos, ¿no debería ser una muestra de confianza?
Mi pecho subía y bajaba sin parar, sin creer lo que estaba sucediendo. La desdibujada forma de Race se movió junto a su compañero hacia delante.
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El infierno de Lilith| 2 | Completa
Mystery / ThrillerPorque el infierno no se encuentra en nuestras mentes, es real. Copyright © 2021 Spin off