Capítulo XLIII

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El frijolito se limpió los oídos de anda saber dónde los tenía, pero luego de ello me regañó diciéndome —Este no es un lugar para andar gritando, (...), recuerda que en un momento más se iniciaran las votaciones.

—Oh, sí sí, las votaciones, sí eso —respondí desinteresada, —. En ese lugar habrá más ruido que opacara el mío, pero bueno, tú pides que me calle y eso haré —estuve a punto de hacerlo de no ser por que me acordé de algo de último momento, —¡Aguanta vara! Antes de hacer mi cometido, ¿Qué tú no deberías de estar ayudando en eso de las votaciones?.

—Sí, es mi deber como secret…

—Pss yo te veo aquí perdiendo el tiempo conmigo —le interrumpí emanando un semblante divertido.

Beansito suspiró y como todos los demás en este edificio, me ignoró y se fue por la puerta, aunque no sin antes decirme con un tono de voz molesto —Has lo que quieras, pero preséntate en las elecciones.

En seguida la puerta se cerró de un portazo e hice un sonido como si estuviese enchilada, acompañado a ello dije —Creo que al frijolito se le acabó la paciencia conmigo… en fin, debo irme o me perderé de la fiesta que recién está comenzando —aplaudí con emoción, dando un saltito para continuamente irme por la puerta. Pero para antes de cometer esa acción, me aseguré de que mi disfraz estuviera donde debía.

Feliz de la vida combinada con la tristeza, cansancio, emoción y problemas que he ido forjando a lo largo de ella, me encontraba caminando por un pasillo bien bonito hasta que vi a lo lejos al Gon original, digo, Ging, entonces apresuré mi paso para darle una linda y cálida bienvenida por el tiempo en que no nos habíamos visto.

Ya cuando por fin iba a darle mi tacleada de voltios… si fuera Ging desde su perspectiva, ver a un monigote con cara de momia corriendo hacia mí sin saber que intenciones tiene, ¡claro que me adentraría a la primera puerta más cercana para que esa cosa no me tocará! Dicho así, por el vuelo que tenía me fui de largo y estampe contra el suelo, rodando pocas vueltas sobre de este.

—Su tingada mamáis. El chingadazo que me di me dolió un puñetero, ayayayyy —quejé de dolor levantando la cabeza y sintiendo mi frente arder, —Ya me imagino como se me a deber puesto de roja —hice un gesto de niña chiquita a punto de llorar, pero con todo y ovarios que tenía, me las aguante y me levanté del suelo.

A quejas y sobaderas en la frente, llegué hasta la puerta por donde había entrado Ging anteriormente, tomé de la perilla pero antes de girarla, se me cruzaron los cables y eso me hizo soltarla, pues lo que había cruzado por esta pequeña cabecita era hacer mi grandiosa entrada dándole una patada voladora a la puerta y decir la frase que sale en la película de “El Resplandor”, que luego dice el padre del niño que ve todo lo chocarrero del hotelito ese, la cual es: “Jhony está aquí”.

¡Adiós al factor sorpresa! Digo ¡de incógnito!… uno diría que las cosas le salieron como las planeó, sin embargo, a pesar de no poseer mi maravilloso Nen, nunca me esperé que la puerta saliera volando y le cayera encima a alguien.

Uyy, esa persona ¡de seguro me demanda!.

Dejando de lado el asunto de la puerta, ¡vaya que me gané toda la atención de la sala! Peeeero, en lo que a mí respecta sólo se encontraba la mitad de personas que deberían de estar aquí presentes, aunque no faltó más que apareciera el personaje de relleno…¡ejem! Cof cof, quise decir, una persona del montón que hiciera la típica pregunta de “¿Quién eres?”.

Por lo que tuve el descaro de responder —Tu mamá en tanga —okey sí, he de admitir que mi respuesta fue muy majadera, ¡pero vamos! El preguntó y yo sólo respondí.

¿Estoy Soñando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora