Capítulo XV

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Alexandra

El miércoles por la noche, luego de un lindo día en la playa con mis amigas, una extenuante sesión de entrenamiento aeróbico y una barra de cereal después, finalmente estaba bañada y lista para hacer algo, pero Katt estaba con Ashley terminando su tarea para literatura y el resto del equipo se había ido a embriagar a un bar local con el equipo de lacrosse.

Por mi parte, había mentido y había dicho que me sentía enferma, pero lo cierto era que no agregaría más calorías vacías. Si engordaba unos gramos, mamá se pondría furiosa y alegaría que no era capaz de controlarme estando sola, y vetaría mis viajes escolares de una u otra forma.

Caminé a través de la hacienda Santa Rosa, buscando algo que hacer. La piscina estaba llena de chicos y chicas del sur, así que no sería bienvenida. Incluso el jacuzzi apartado tenía una pareja que se la estaba montando cuando entré a ver de dónde venían esos ruidos.

Luego de eso llamé a Katt, para ver si estaba próxima a terminar, pero nunca cogió el celular, así que asumí que seguía ocupada.

Cuando llegué a la pequeña cancha de fútbol que estaba a un costado de la hacienda, me encontré con que Aiden y algunos Raiders la estaban abandonando entre risas y alboroto. Me escabullí detrás de unos arbustos para evitar que me vieran, y no salí de entre ellos hasta que ya no pude escuchar nada.

Cuando finalmente me aseguré de que no había nadie alrededor, me dirigí hacia el interior de la ahora vacía cancha y pateé una pelota de soccer que parecía abandonada hace días. Recordé brevemente a mi hermano, con quien solía jugar al soccer cada domingo en la tarde, hasta hace algunos años, cuando yo aún significaba algo en su vida, antes de que mamá se obsesionara con All Stars, papá se convirtiera en alcalde y Tammy estuviera demasiado ocupada como para ponerme atención. Entonces había buscado la atención entre mis pares, y la había conseguido. Se sentía maravillosa, pero ahora que el último año estaba aquí y la universidad acechaba, ya no estaba segura de que eso fuera suficiente.

Me había sentado en el pasto cuando mi celular sonó con un mensaje. Era Aiden.

Sabes que te vi, no?


De qué hablas???


En la cancha.


Cómo fue que me viste? Ni siquiera estabas mirando!


Cómo sabes que no estaba mirando?  Acosándome, princesa?


Mis mejillas se sonrojaron y sabía que no podía verme, pero aun así me sentí  completamente cohibida y avergonzada.


Para nada.


Pues no lo parece. Sigues apareciéndote en todos lados.


Solo estaba buscando un lugar tranquilo, es todo.


Sabes que tus amigos están en el bar emborrachándose?


Sí.


Y por qué no estás con ellos?


The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora