Destino alcanzado

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Mi madre llora desconsoladamente mientras me abraza por milésima vez, me da sus típicos consejos y me recuerda que me ama. Mi padre es todo lo contrario solo me da un breve abrazo y se retira para darle mas espacio a mi mamá, Juliette esta mas animada esta mañana, le promete a mi madre que me cuidara y que estare a salvo con ella le dice que no se preocupe por mi.

Cuando avisan en el altavoz nuestro vuelo Juliette me toma de la mano y nos dirigimos a nuestro vuelo. No puedo borrar esta estúpida sonrisa que tengo en mi rostro gracias a la emoción,  desde que ella se fue la he extrañado a muerte y ahora ella me da el mejor regalo que se puede dar.

El vuelo dura bastante para que puedo tomar una siesta y hablar de un sin fin de cosas, me cuenta de sus amigos, como es donde vive además de su trabajo en el cual le dio uno de sus mejores amigos para que no se muriera de hambre.

Al aterrizar buscamos nuestras maletas por mas de hora y media, al encontrarlas pedimos un taxi para dirigirnos a su casa al ser invierno Vancouver es un refrigerador gigante, pedimos que pongan la calefacción del auto para no morirnos de frío, Juliette vive en un pequeño departamento de solo 2 recámaras, las paredes están pintadas de un verde olivo lo cual resalta los muebles que don pocos la verdad, ella solo tiene lo necesario para sobrevivir, un comedor, la cocina y un televisor en ves de sala ella tiene camas inflables (las cuales son muy cómodas). Al llegar ordenamos comida china y nos recostamos en las camas.

- Dime hermanita, algún chico que no conozca?
- Tu  sabes que no, para mi todos los chicos son iguales.
- Mi niña una de las razones por la cual te traje aquí es esa, tienes 17 años y nada de nada.

Julie siempre se preocupaba por mi en ese aspecto, al cumplir 15 intento una cita doble pero fue un desastre entonces lo dejo pero ahora ha vuelto.

Lo que ninguna de las dos nos imaginábamos es que el amor estaba cerca pero seria algo bello y mortal.

Promesas de SangreWhere stories live. Discover now