Lo primero que pensó aquella mañana Artys era que iba a un lugar llamado Desembarco del Rey, pero él no iba a bajar de ningún barco, ni era rey, por la tanto ese primer pensamiento no era más que otra absurda tontería que se le ocurría mientras miraba el techo de su habitación. En momentos como aquel se preguntaba si todo lo que decía en voz alta sonaba tan extraño como en su cabeza.
Dejó a un lado sus demenciales pensamientos, en el fondo sabía sus locuras no eran más que una manera de distraerse para no estar nervioso, porque aunque no lo admitiera marcharse del Norte le generaba cierta intranquilidad. Llegar a Invernalia años atrás había marcado un antes y un después en su vida. ¿Un hecho similar haría lo mismo?
No tenía tiempo para pensar en ello, ya que debía despedirse de varias personas, así que cuando vio a una de ellas escabullirse hacia el bosque no dudo en ir detrás, más aún si seguir a esa persona le llevaba a uno de los lugares del Norte que más importancia tenían para él.
Artys estaba a punto de llegar a aquel claro en el que lanzó su primera flecha. Tanto en aquella ocasión como en esta el objetivo era el mismo: seguir a Theon. Ojalá alguien le hubiera advertido que seguir a ese kraken siempre traía sus consecuencias.
La primera vez que lo hizo, usó un arco por primera vez. En la segunda ocasión, acabó a las puertas de un burdel. La tercera vez que se le pasó por la cabeza seguirlo dio media vuelta a mitad de camino, ya esperaba cualquier cosa. Esta era la cuarta vez que lo hacía, y aunque no le gustara pensarlo tal vez sería la última.
Theon estaba sentado, apoyado sobre un árbol, uno de esos que en varias ocasiones el halcón había usado como diana, en su mano sostenía una bota de vino.
— ¿No deberías estar empacando las plumas y los nidos de tu halcón, Arryn? —le preguntó al darse cuenta de que estaba siendo observado.
—Ahora soy Lord, se supone que otros lo hacen por mí. —se sentó al lado de su amigo, le quitó el recipiente y echó un largo trago. —Recuerdo la primera vez que estuve aquí.
—Bien, porque era mi lugar de tranquilidad hasta que tu presencia se hizo costumbre. — Artys solo rio.
—Sí, también recuerdo ese árbol. —señaló aquel que tenía al frente, el cual le pareció tan relevante en su momento por las extrañas marcas que tenía a causa de los golpes que Theon ejercía contra él. El motivo era la frustración que el Greyjoy sentía al estar tan alejado de su familia, de su tierra, de aquellas islas a las que tenía esperanza de regresar algún día.
Tal vez por ese motivo congeniaron tan bien ambos, en aquellos días los dos sentían que debían estar en otro lado, con otra gente. Con el tiempo esa sensación se disipó en Artys, por momentos parecía que lo mismo había sucedido en Theon, pero quien lo conocía bien sabía que la nostalgia muchas veces lo invadía.
— ¿Sabes una cosa? Dentro de no mucho estarás camino a las Islas del Hierro.
— ¿Eso te lo han dicho tus estrellas? —le quitó la bota y bebió de ella.
—Ríete lo que quieras, pero te aseguro que sucederá.
La mirada de Theon se volvió algo triste.
— ¿Tú crees? Se sincero. ¿Crees que algún día seré Lord de las Islas del Hierro?
—Sí, estoy seguro. Si no fuera así, no lo diría. —Theon miró sonriente a su amigo. Artys creyó convencerlo de algo que él creía que sucedería. El kraken, aun algo más seguro, seguía teniendo una vocecilla dentro de su cabeza que le decía que tal sueño nunca se haría realidad. —Cuando seas Lord de las Islas del Hierro tienes que enseñármelas, a cambio yo mandaré hacer una gran estatua de un kraken con un halcón sobre la cabeza.
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El Halcón Dorado |GoT|
FanfictionArtys Arryn, nacido de un halcón, criado por lobos, obligado a madurar por leones y ciervos, testigo de como rosas y krakens buscan día a día obtener más poder y de como en la lejanía los rugidos de los dragones se oyen cada vez más cerca...En concl...