Talking to the moon

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La luna se encontraba en su face más redonda. Tan brillante y blanca comparada con el cielo nocturno. Siempre tan elegante y etérea. Emil se preguntaba qué secretos guardaba.
Él apoyó las manos en el barandal de su balcón . —Hoy fue un día...complicado —comenzó, casi como un susurró. Una pequeña risa incrédula se escapó de sus labios. —¿Qué más te puedo decir? —cuestionó mientras se atrevía a mirarla directamente.
El fantasma de lo que pudo haber sido una sonrisa cruzó por su rostro. Por un instante se sintió un tonto por dejar que la luna fuera su confidente, pero él sabía muy bien con quien en realidad pensaba que estaba hablando.
—Todo es un completo caos, por más que el Consejo no lo quiera admitir. —Bajó la cabeza para ver a sus dedos jugueteando con su anillo. —Hay tantas cosas que no puedo arreglar.
A veces se sorprendía intentando imitar a su madre. Su postura, su tono de voz, su mirada compasiva. Había veces que deseaba ser una calca de ella, y otras en las que simplemente siguiera viva. Solo quería estar a la altura de ser el rey que todos esperaban.
Se le formó un nudo en la garganta. Recordarla todavía dolía mucho, y a pesar de lo que hizo, aún la seguía admirando; buscando su consejo. ¿Por qué no fue capaz de prevenir esto? ¿Por qué no fue capaz de evitar que lo peor pasara? ¿Por qué no fue capaz de salvarlos a todos?
Los sentimientos de impotencia y frustración que llevaba oprimidos en su pecho se dejaron ver. Sus manos apretaron la barandilla con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. Sentía que se quemaba por dentro.
—¡Estoy harto de no poder hacer nada! —gritó, con su voz quebrándose en la última palabra. —Ahora que puedo marcar una diferencia, que puedo prevenir un desastre...—No sabía lo que estaba haciendo.
Recargó su frente contra sus manos, esperando ilógicamente que así quizás el dolor fuera un poco más tolerable. —Todo está mal —susurró —. Gavril está cada día más diferente, la presión que Marietta pone sobre Gianna es injusta, Alariel está peor de como mi madre lo dejó y tu...
La punzada de nostalgia en su corazón fue tan rápida que lo tomó desprevenido. Un sollozo incontenible escapó de su garganta. Las lágrimas no dejaban de caer por más que él quisiera detenerlas. Por Helios, dolía tanto.
Él quería tantas cosas. Quería que todo volviera a la normalidad, que el sol saliera, que Gianna fuera libre. Pero lo que más quería en ese momento, era que Elyon estuviera ahí, secando sus lágrimas y sosteniendo su mano diciéndole que todo estaría bien. Pero por más que miraba a la luna en busca de alguna clase de consuelo, esta le devolvía la mirada con una clase de frialdad que le helaba la sangre.

—Espero que les haya gustado :)

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—Espero que les haya gustado :)

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