—Si te sigues moviendo voy a acabar por pincharte —comentó Mitsuya mientras colocaba un alfiler en la chaqueta que le estaba confeccionando a Hakkai.

Este bostezó a la vez que se frotaba los ojos, para luego mirar el grisáceo pelo con mechas oscuras de Mitsuya, algo largo y desordenado, las gafas de pasta y tres alfileres entre sus labios. Estaba concentrado en su trabajo, como siempre.

Mucho de los recuerdos que tenía de él, aparte de pelear mano a mano en la Toman, siempre lo veía diseñando modelos nuevos.

—Lo siento...

Mitsuya levantó la mirada y se percató de las dos medias lunas oscuras bajo los ojos de Hakkai y se incorporó.

—No estás durmiendo bien —afirmó más que preguntó.

Hakkai sonrió levemente mientras se rascaba la nuca bajo su melena. Esa sonrisa que volvía locas a las chicas que seguían su carrera de modelo de cerca.

—Mucho trabajo, ya sabes...

Mitsuya enarcó una ceja. Sabía que no podía mentirle porque conocía muy bien su agenda y estaba libre, como mínimo, hasta la semana siguiente.

Lo vio levantar las manos dándole a entender que no iba a preguntar más por lo que volvió a concentrarse en su trabajo. A veces, era demasiado reservado.

Hakkai se mordió el labio inferior porque lo que le estaba quitando el sueño era esas malditas pesadillas que lo invadían desde hacía unos días.

—Taka-chan... ¿alguna vez...?

Este levantó la mirada hacia él que apartó el rostro algo sonrojado.

—¿Sí?

—Sé que Takemichi ya no puede volver al pasado porque todo se ha arreglado con Mikey, pero... He visto a Taijuu y he pensado... no sé... ¿qué hubiera pasado si lo ocurrido aquella Navidad hubiera sido diferente?

—¿A qué te refieres?

Hakkai se miró las manos unos segundos recordando la última pesadilla en la que él realmente mataba a Taijuu y tenía las manos llenas de su sangre, la sangre de su hermano mayor.

Cerró los ojos para quitarse la imagen de la cabeza y se bajó de la tarima en la que estaba para dar un par de vueltas bajo la atenta mirada de Mitsuya que dejó los alfileres en el alfiletero para luego meter las manos en los bolsillos de su pantalón gris.

—No deberías pensar en algo semejante, Hakkai, gracias a Takemichi aquella noche no llegó a más.

La tranquilidad en su voz era relajante y Hakkai se detuvo para mirarlo.

—Lo sé, mierda, pero las pesadillas no me abandonan y cada vez parecen más reales.

—Quizás necesitas ver a alguien que te pueda ayudar con eso.

Hakkai se detuvo y lo miró.

—¿Un psicólogo?

Mitsuya asintió.

—Podría ayudarte bastan...

No pudo acabar la frase porque tras Hakkai vio a Taijuu apuntando a su hermano con una pistola y cara de desquiciado.

Mitsuya sacó las manos de los bolsillos y sin dudarlo ni un solo instante, corrió hacia donde estaba Hakkai para empujarlo justo en el momento en el que Taijuu disparaba.

—¡Mierda! —exclamó el hermano de Hakkai que miró con confusión a su alrededor.

La camisa blanca que Mitsuya llevaba empezó a teñirse de rojo. Este se miró antes de dirigir la mirada a Taijuu que salió corriendo de allí. Las piernas comenzaron a fallarle y cayó de rodillas al suelo sin poder articular nada.

Hakkai al verlo gateó hasta él para agarrarlo entre sus brazos.

—¡Taka-chan! ¡Taka-chan! Dime algo, vamos...

Mitsuya trató de enfocar su mirada grisácea en la azul de Hakkai.

—Tu hermano...

—¿Qué pasa con mi hermano? Por favor, Mitsuya, no mueras, no ahora, joder —dijo apartándole los mechones de la frente a la vez que este sonreía levemente.

—No tienes manos de modelo... —susurró Mitsuya posando la suya sobre la de Hakkai.

—¡Claro que no! Fuimos pandilleros ¿qué esperabas? —preguntó sintiendo que lo perdía a pasos agigantados—. Tengo que llamar a una ambulancia.

Mitsuya negó.

—Es tarde...

—¡No! Voy a salvarte ¿me oyes? No puedes dejarme —respondió mientras las lágrimas corrían sin control por sus mejillas—. No puedes hacerlo... yo... tengo que salvarte...

Apoyó la mejilla sobre la frente de Mitsuya dejando escapar las lágrimas de dolor al ver que estaba perdiendo a la única persona que ha hecho que su corazón lata con fuerza con solo tenerlo cerca.

—Quizás... —empezó Mitsuya a hablar, pero empezó a toser y un hilo de sangre escapó de sus labios—. Volver al pasado... Takemichi... tu hermano...

Hakkai levantó la mirada.

—¿Volver al pasado? Pero... Takemichi ya no puede hacerlo.

—Inténtalo... sálvame...

Mitsuya estiró la mano hacia Hakkai y se la tomó con fuerza durante aquellos últimos instantes. El modelo sintió que tiraban de él mientras una ráfaga de diferentes colores lo envolvía mareándolo durante unos instantes.

Cerró los ojos hasta que sintió que todo dejaba de dar vueltas a su alrededor. El cuerpo, pesado al principio, fue perdiendo esa pesadez para volver a sentirse como siempre, así que abrió los ojos poco a poco.

Al hacerlo, vio a Mitsuya delante de él, con el uniforme de la Toman y las manos metidas en los bolsillos. Lo vio girar el rostro antes de decirle:

—Hakkai, no importa lo difícil que se pongan las cosas... solo usa tu fuerza para proteger.

Aquellos ojos grises lo observaron y algo se resquebrajó en ese momento. Recordaba ese instante como si fuese ayer.

Ese momento era justo en el que Mitsuya pidió un intercambio a Taijuu. Entregarle a los Blacks Dragons a cambio de Yuzuha para evitar que él siguiera maltratándola.

Se derrumbó, estaba vivo, aunque fuera en el pasado, pero estaba vivo.

—No odies la situación en la que naciste, Hakkai.

El joven se cubrió los ojos con las manos mientras rememoraba ese momento junto a lo ocurrido en su presente.

Voy a salvarte (Fanfic Tokyo Revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora