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Hace dos años Ochako se había graduado como arquitecta.

Hace dos semanas sus padres le habían otorgado oficialmente y legalmente toda la empresa.

Y decir que en ese tiempo dormía más de cuarenta minutos diarios y que pasaba más de quince minutos con sus parejas, era alardear.

Sus patrullas eran largas y a altas horas de la noche, salía a media mañana y de allí se iba a la constructora con la central en la ciudad, regresaba a la noche al departamento y se la pasaba entre papeles y organizando reuniones hasta su próximo turno de patrullaje.

No eran buenos días para la chica, empeoraba cuando regresaba y solo la recibían los perros, los cuales luego se iba a dormir sin prestarle atención, Eijiro y Katsuki trabajaban a esas horas.

A los diecinueve había entrado a la universidad, a los ventitres se recibió y a sus venticinco años quería arrancarse los pelos de la cabeza.

Trabajaba para Mirko, y afortunadamente pudo obtener una reunión con ella para el día siguiente, le pediría si podía cambiar y establecer un horario fijo para sus patrullas, lo cuál no era ideal porque algún villano se podría aprender sus horarios, pero cambiaría la ruta lo más seguido posible.

Eran las dos de la mañana, estaba firmando papeles de contratos y permisos legales aún, debía leer todo y se le mezclaban las letras, bostezando y asegurándose que no le hayan mandado mensajes fue a hacerse un café.

Se había vuelto una adicta a esa deliciosa sustancia, lo cuál Eijiro y Katsuki siempre la retaban por tomar descuidadamente en exceso, sonrió al pensar en como la regañarian.

Volvió a su lugar con café en manos, estaba con una lámpara de luz amarilla escuchando música ruidosa mientras intentaba no dormir y prestar atención a lo que firmaba.

No sabía en qué momento de había quedado dormida, pero se despertó bruscamente por un ladrido en su oído.

-QUE SUCEDE? QUIEN ES? VILLANO?- estaba desorientada y acostada en la cama, ella no había ido al cuarto, estaba todo oscuro, por lo que fue hasta la ventana, frunció el ceño al momento que el sol le golpeó la cara.

Tardó unos segundos en reaccionar cuando comenzó a correr directo a la salida del cuarto, corrió por el pasillo como si su vida dependiera de ello en dirección a la puerta, sin notar a las personas que habían allí.

-donde mierda se supone que vas?- frenando en seco se volteo para ver a Katsuki y Eijiro, fue hasta ellos y les dió un rápido beso a cada uno, los cuales aceptaron gustosos.

-voy tarde a la agencia, debo entregar veinte permisos, cinco cheques e ir a ver dos construcciones, es probable que vuelva más temprano, nos vemos en la cena?- antes de poder darse vuelta y agarrar las llaves del auto, Eijiro la agarró por los hombros y la llevo hasta la sala, donde estaba Mirko.

-te multare yo misma si conduces en tu estado, por qué no me dijiste que no estás durmiendo bien?- la castaña se sonrojo ante su jefa.

-se lo diría hoy Mirko-san- la mujer asintió y Ochako se sentó en un sillón frente a ella.

-bien, estás libre por un mes, tus novios fueron lo suficientemente amables para decirme tu situación, a qué hora debes estar en la constructora?- la castaña creía que estaba soñando, donde estaba la trampa?

-uh, de diez treinta a diecisiete- la coneja asintió.

-y te quedas hasta que hora haciendo cosas?- Ochako cada vez sospechaba más y la cara de los hombres no le daba pistas.

-dos o tres de la mañana- la mujer le frunció el ceño y pudo ver cómo la regañaba con la mirada.

-tienes un mes para conseguir a alguien que te ayude Uravity, ellos me dijeron que manejas todo mayormente sola, tienes que aprender a confiar más en las personas, no todas son malas, algunas tienen buenas intenciones- la castaña se sonrojo y asintió con la cabeza.

𝒔𝒕𝒂𝒓𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora